sábado, 16 de marzo de 2024

DEPRECACIÓN DE SAN GELASIO

En los primeros tiempos del Rito Romano, antes del Ofertorio se hacían las Intercesiones Generales (cuyo texto es el que actualmemte se conserva en la liturgia del Viernes Santo), que fueron sustituidas por una serie de deprecaciones establecidas por el Papa San Gelasio (reinó entre 492-496). Estas deprecaciones serían después suprimidas en la reforma de San Gregorio Magno (590-604), pasando directamente del Dóminus vobíscum a la antífona del Ofertorio, y la invocación Kýrie, eléison pasó al comienzo de la misma.

LATÍN (Tomado de Migne, Patrología Latína CI, cols. 560-561).
DEPRECÁTIO QUAM PAPA GELÁSIUS PRO UNIVERSÁLI ECCLÉSIA CONSTÍTUIT CANÉMDAM ESSE.

Dicámus omnes: Dómine, exáudi et miserére.

Patrem Unigéniti, et Dei Fílium Genitóris ingéniti, et Sanctum Deum Spíritum fidélibus ánimis invocámus. Kýrie, eléison.

I — Pro immaculáta Dei vivi Ecclésia, per totum orbem constitúta, sacerdótibus ac minístris, divínæ bonitátis opuléntiam deprecámur. Kýrie, eléison.

II — Pro sanctis Dei magni sacerdótibus et minístris sacri altáris, cúnctisque Deum verum coléntibus pópulis, Christum Dóminum supplicámus. Kýrie, eléison.

III — Pro univérsis recte tractántibus verbum veritátis, multifórmem Verbi Dei sapién­tiam peculiáriter obsecrámus. Kýrie, eléison.

IV — Pro his, qui se mente et córpore propter cœlórum regna castíficant, et spirituálium labore desúdant, largitórem spiritálium múnerum obsecrámus. Kýrie, eléison.

V — Pro religiósis princípibus, ómnique milítia eórum, qui judícium et justítiam díligunt, Dómini poténtiam obsecrámus. Kýrie, eléison.

VI — Pro jucunditáte et serenitáte plúviæ, átque aurárum vitálium blandiméntis, ac próspero diversórum óperum cursu, rectórem mundi Dóminum deprecámur. Kýrie, eléison.

VII — Pro his, quos prima Christiáni nóminis initiávit agnítio, quos jam desidérium grátiæ cœléstis accéndit, omnipoténtis Dei misericórdiam obsecrámus. Kýrie, eléison.

VIII — Pro his, quos humánæ infirmitátis fragílitas, et quos nequítiæ spiritális invídia, vel várius sǽculi error invólvit, Redemptóris nostri misericórdiam implorámus. Kýrie, eléison.

IX — Pro his, quos peregrinatiónis necéssitas, aut iníquæ potestátis ímpietas, vel hostílis vexat ærúmna, Salvatórem Dóminum supplicámus. Kýrie, eléison.

X — Pro judáica falsitáte, aut hærética pravitáte deceptis, vel gentílium superstitióne perfúsis, veritátis Dóminum deprecámur. Kýrie, eléison.

XI — Pro operáriis pietátis, et his qui necessitátibus laborántum fratérna charitáte subvéniunt, misericórdiam Dóminum deprecámur. Kýrie, eléison.

XII — Pro  ómnibus intrántibus in hæc sanctæ domus Dei átria religióso corde, et súpplici devotióne conveniénter Dóminum glóeiæ deprecámur. Kýrie, eléison.

XIII — Pro emundatióne animárum corpórumque nostrórum ómnium, ac vénia peccatorum, clementíssimum Dóminum supplicámus. Kýrie, eléison.

XIV — Pro refrigério fidélium animárum, præcípue sanctórum Dómini sacerdótum, qui huic Ecclésiæ præfúerunt cathólicæ, Dóminum spirítuum, et univérsæ carnis júdicem deprecámur. Kýrie, eléison.

XV — Mortificátam vítiis carnem, et vivéntem fide ánimam. Præsta, Dómine, præsta.

XVI — Castum timórem, et veram dilectiónem. Præsta, Dómine, præsta.

XVII — Gratum vitæ ordinem, et probábilem éxitum. Præsta, Dómine, præsta.

XVIII — Ángelum pacis, et solátia sanctórum. Præsta, Dómine, præsta.

Nosmetipsos, et ómnia nostra, quæ orta, quæ acta, per Dóminum ipso auctóre suscŕpimus, ipso custóde retinémus, ipsíusque misericórdiæ et arbítrio providéntiæ commendámus. Dómine, miserére.
  
TRADUCCIÓN
DEPRECACIÓN QUE EL PAPA GELASIO DECRETÓ DEBE SER CANTADA POR LA IGLESIA UNIVERSAL
  
Digamos todos: Oh Señor, escucha y ten piedad.

Invoquemos con las almas fieles al Padre del Unigénito, y al Hijo de Dios unigénito, y al Dios Espíritu Santo. Señor, ten piedad de nosotros.

I — Por la Iglesia inmaculada del Dios vivo constituida en todo el mundo, por los sacerdotes y ministros, imploremos la abundancia de la bondad divina. Señor, ten piedad de nosotros.

II — Por los santos sumos sacerdotes y ministros del sagrado altar de Dios, y por todos los pueblos que adoran al Dios verdadero, roguemos a Cristo Señor. Señor, ten piedad de nosotros.

III — Por todos los que manejan correctamente la palabra de verdad, oremos especialmente por la multiforme sabiduría de la Palabra de Dios. Señor, ten piedad de nosotros.

IV — Por aquellos que se castigan en mente y cuerpo por causa del Reino de los cielos, y se desgastan con el trabajo de las cosas espirituales, roguemos al dador de dones espirituales. Señor, ten piedad de nosotros.

V — En nombre de los líderes religiosos y de todo el ejército de los que aman el juicio y la justicia, invoquemos el poder del Señor. Señor, ten piedad de nosotros.

VI — Por el gozo y la serenidad de la lluvia, por las caricias de las brisas vitales y por el buen desarrollo de diversas obras, roguemos al Señor, gobernante del mundo. Señor, ten piedad de nosotros.

VII — Para aquellos a quienes inició el primer reconocimiento del nombre cristiano, que ya están encendidos por el deseo de la gracia celestial, imploremos la misericordia de Dios Todopoderoso. Señor, ten piedad de nosotros.

VIII — Para aquellos a quienes envuelve la fragilidad de la debilidad humana, y a quienes envuelve la envidia de la maldad espiritual, o el terror de la época, imploremos la misericordia de nuestro Redentor. Señor, ten piedad de nosotros.

IX — Por aquellos a quienes acosa la necesidad de una peregrinación, o la impiedad de un poder injusto, o las penalidades de los enemigos, imploremos al Señor nuestro Salvador. Señor, ten piedad de nosotros.

X — Por aquellos que han sido engañados por la falsedad judía, o la perversidad herética, o impregnados de la superstición de los gentiles, roguemos al Señor de la verdad. Señor, ten piedad de nosotros.

XI — Por los trabajadores de la piedad y por los que acuden en ayuda de los necesitados con caridad fraterna, roguemos al Señor misericordia. Señor, ten piedad de nosotros.

XII — En nombre de todos los que entran a los salones de esta santa casa de Dios con un corazón religioso y con una devoción adecuada, roguemos al Señor de la gloria. Señor, ten piedad de nosotros.

XIII — Por la limpieza de nuestras almas y de nuestros cuerpos todos, y el perdón de los pecados, pidamos al Señor misericordioso. Señor, ten piedad de nosotros.

XIV — Por refrigerio de las almas de los fieles, especialmente de los santos sacerdotes del Señor, que han presidido esta Iglesia católica, roguemos al Señor de los espíritus y juez de toda carne. Señor, ten piedad de nosotros.

XV — Concede, oh Señor, la carne mortificada por los vicios y el alma viva por la fe. Concédelo, Señor, concédelo.

XVI — Danos temor casto y amor verdadero. Concédelo, Señor, concédelo.

XVII — Concede un orden de vida favorable y una muerte admirable. Concédelo, Señor, concédelo.

XVIII — Concede el ángel de la paz y el consuelo de los santos. Concédelo, Señor, concédelo.

Nosotros mismos, y todas nuestras cosas que han surgido, que han sido hechas, las recibimos por medio del mismo Señor como autor, las conservamos como su guardián, y las encomendamos a su misericordia y decisión providencial. Señor, ten piedad de nosotros.

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