En un pomposo comunicado, el Gobernadorato de Bergoglio (próximamente dirigido por Sor Raffaela Petrini FSE, según este anunciara antier 19 en el programa “Che tempo che fa” de Fabio Agostino Francesco Fazio en el canal 9 de Italia), anunció que las reformas del edificio eran necesarias «para ofrecer un mejor servicio a todos los empleados del Estado de la Ciudad del Vaticano y de la Santa Sede».
La Asociación de Empleados Laicos del Vaticano (ADLV) había emitido un comunicado frente a esta situación:
EL MISTERIO DEL ANNÓNA DEL VATICANO: LOS EMPLEADOS, TENIDOS FUERA DE TODA DECISIÓNEl Gobernadorato de la Ciudad del Vaticano anuncia Urbi et Orbi, a través de la Dirección de Economía, que a partir del lunes 13 de enero la Annona, es decir el supermercado del Vaticano, permanecerá cerrado por obras de «renovación y remodelación». El anuncio tiene un tono brillante y solemne: la mencionada reorganización, que se produce cien años después de la creación de la tienda, no traicionará la «misión» de «ofrecer un servicio fundamental a los empleados del Gobernadorato y de la Santa Sede, permitiéndoles hacer las compras en un punto de venta cercano a ellos». No olvidemos que la misión también incluye el acceso a extranjeros con carnet de miembro, capaces de contribuir, con su pequeña medida, a aumentar los ingresos de un Vaticano que, según los organismos económicos internos, apenas se las arregla, mientras (desde 2014) se medita sobre posibles medidas para recortar aquí y allá. Restos de economía para un mosaico desordenado. Máxima solidaridad de los empleados que conocen bien el sacrificio diario de llegar a fin de mes.¿Renovación en beneficio de quién?Se desconoce en qué consiste esta renovación. Desde finales del año pasado se rumorea sobre una licitación en la que algunos supermercados italianos, entre las marcas más conocidas [como Pewex, Conad, Esselunga, Gruppo Gross, Carrefour, Tigre, N. del T.], se propondrían como operadores económicos interesados en gestionar el punto de venta, con vistas a la subcontratación de servicios. Algunos directivos (actualmente nos parece el término más apropiado) sonreirán con picardía ante la ingenua petición de la ADLV de entrar en los méritos de las «elecciones superiores». Además, ¿quiénes son esos mosquitos que ponen la boca en todo y a los que se ha decidido no dar respuesta alguna? La asociación no tiene nada que decir –dicen los organismos económicos– y los empleados «existen» sólo como individuos. Es una pena que nuestro Estatuto diga lo contrario. Sería curioso poderescuchar la opinión deSanJuan Pablo II, por cuya voluntad fuimos constituidos. Si las consecuencias de algunas decisiones estratégicas recaen sobre los empleados, nos sentimos obligados a intervenir en nombre de los principios de la doctrina social de la Iglesia que representan uno de los fundamentos de nuestra actividad.Confusión e incertidumbre entre los empleados de AnnónaEl aspecto más grave de esta operación estratégica es la exclusión total de los empleados deestas opciones operativas. Y no estamos hablando de los empleados del Vaticano en general, sino de los de Annóna. Las visitas genéricas realizadas por funcionarios del Goberadorato el año pasado, lejos de haber garantizado una información exhaustiva, sólo crearon pánico y alarmismo por falta de claridad. Lo que es más grave es que, pocos días después del cierre del establecimiento de alimentación, ninguno de los empleados de Annóna sabe qué tipo de muerte va a sufrir. ¿Serán trasladados a otras oficinas de la Gobernación o de los Dicasterios de la Santa Sede? ¿Qué tareas realizarán? ¿Estarán directamente involucrados en la fase de reubicación? ¿Serán convocados y escuchados? Algunos de ellos ya se han ocupado de identificar puestos vacantes dentro del Vaticano, logrando obtener el traslado. La rescisión del contrato con las empresas externas que gestionaban desde hacía décadas los departamentos de carnicería y frutas y hortalizas ha agravado el estado de desánimo y confusión. Esperemos a ver qué pasa con el departamento de panadería.¿Cuáles son las políticas de personal en el Vaticano?Lo que más irrita a los empleados de Annóna es la ausencia total de diálogo y comunicación entre las partes, ante una situación precaria que sólo puede despertar preocupación entre los padres y madres que trabajan en ese sector. Si los avances que estamos viviendo van de la mano de la falta de sensibilidad y atención hacia las personas, quizás sea el momento de dar unos pasos atrás. Sin embargo, hay anuncios que circulan por correo electrónico, con gráficos atractivos, de grandes ventas y oportunidades, p.e. 20% de descuento en el resto de productos en el supermercado. El escenario de guerra al que nos enfrentamos, con estantes vacíos y ofertas que ya no se aplican a los pocos productos que quedan, es la imagen perfecta del estado de ánimo de los propios empleados: desolación, desaliento y amargura. Alguien dice: «No hay palabras para comentar». Se desvanece también el mito de Annóna, aquel que, hace algún tiempo, ofrecía oportunidades interesantes a los empleados, verdaderamente competitivas respecto al exterior, lo que reflejaba un trato preferencial y un cuidado particular hacia los trabajadores vaticanos. Señales pequeñas pero importantes.Abramos una comparación real.Esperamos sinceramente, como Asociación que protege los derechos de los trabajadores laicos en el Vaticano, que los jefes de la Gobernación organicen en breve una reunión con todo el personal de la tienda de racionamiento para definir claramente los términos de la cuestión, aclarar todas sus dudas y presentan sus disculpas por el estado de inquietud y agitación en el que dejaron a sus empleados durante las vacaciones de Navidad, descuidando la humanidad, la caridad y el derecho a la información.
Mientras tanto, el 11 de enero de 2025, Francisco Bergoglio, el “maestro” de la duplicidad, recibió a una delegación de la cadena española de supermercados Cooperativa Virgen de las Angustias (Covirán), con ocasión de los 65 años de su fundación en la ciudad de Granada.
Hablando del trabajo para lograr unos estándares de alta calidad, subrayó [burlándose de sus propios empleados de Annóna]:
«Lo primero es cooperar, trabajar juntos, aunar fuerzas, conformar un mosaico, donde todos son importantes, pero al mismo tiempo conscientes de que es en el conjunto donde se puede percibir la belleza de la obra».
Luego, tomando como referencia a la Virgen de las Angustias (patrona de Granada y epónima de la cadena de supermercados Covirán), dijo:
«¿Qué mejor eslogan para una institución como la de ustedes que la gente pudiese decir que les han tratado “como lo hubiera hecho una madre”?».
¿La misma Virgen habría aprobado que Bergoglio se muestre como tirano (porque ni como madrastra –que igual, no todas son como las pintan–) con los empleados de Annóna (que en el aparato religioso de la propaganda imperial de la Antigua Roma personificaba el papel del emperador como garante de la provisión de grano para su pueblo)? Piense el lector.
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