En un artículo titulado El Exorcista, ¿libreto de la CIA? publicado en el n.º 1 de la revista estadounidense CounterSpy de 1973, y reproducida en el quincenal Ann Arbor Sun del 28 de Junio de 1974, se destaca el siguiente fragmento:
TRADUCCIÓN
«Uno de los filmes más ampliamente publicitados y populares, pero menos entendidos para llegar a las grandes audiencias en varios años es El Exorcista, basado en una novela de William Blatty. Algo de contexto sobre el autor y sus técnicas en el libro y el filme tienden a explicar el efecto de la obra de Blatty en una audiencia masiva.Después de graduarse de la Universidad de Georgetown (donde se filmaron las escenas del campus en la película), Blatty trabajó para la Agencia Central de Inteligencia en el Líbano durante los años 1950, bajo la fachada de la Agencia de Información Estadounidense. Después, regresó a Washington para convertirse en jefe de la Rama Policial de la División de Guerra Psicológica de la Fuerza Aérea estadounidense. como tal, su trabajo involucró la promoción en los militares del sentimiento popular anticomunista alrededor del macartismo en casa y la política exterior de la Guerra Fría en el extranjero.Un ejemplo de la labor realizada por el equipo de guerra psicológica en la política exterior estadounidense es el éxodo orquestado de católicos de Vietnam del Norte al Sur a mediados de los cincuenta. En colaboración con el doctor Tom Dooley (a quien Blatty cita en su libro), se llevó a cabo una campaña extensiva por el Servicio de Socorro Católico [la Cáritas estadounidense], líderes católicos locales y un equipo de guerra psicológica estadounidense combinado para conducir a los aldeanos al sur de la Zona desmilitarizada diciéndoles: “La Virgen María ha salido del Norte” y “Cristo ha entrado en el Sur”. Amateur como puede parecer ahora, “la huída masiva fue deliberadamente el resultado de una operación de guerra psicológica estadounidense extensiva, bien conducida y, en función de su objetivo, muy exitosa” (de The Indochina Story, Bantam, 1970).En esta era post-60, cuando una mayoría de jóvenes dentro y fuera de las facultades muestran una frustración o un abandono de las actividades de “protesta” política tradicional, la asistencia al cine ha gozado de un agudo aumento. Esta atmósfera ha creado una audiencia masiva, una sin dirección política o espiritual específica y blanco de las sugestiones que carga El Exorcista.Las técnicas usadas por Blatty en su Exorcista fueron perfeccionadas por años de práctica en los asuntos de gobierno. Mientras en los años cincuenta, la guerra psicológica cruda pudo ser endilgada a grupos ingenuos, los sofisticados talentos del Sr. Blatty tienen varios mensajes a mediados de los 70.*La consciencia social y la fe en nuestra propia identidad está eclipsada por la amenaza de infestación por fuerzas demoníacas (el diablo). O, citando al Padre Merrin en su personaje central como el sacerdote-exorcizador: “…Yo creo que el objetivo del demonio no es el poseso, sino nosotros… los observadores… cada persona de esta casa. Y creo… creo que lo que quiere es que nos desesperemos, que rechacemos nuestra propia humanidad… a la larga como bestias; como esencialmente viles y putrescentes; sin dignidad, horribles e indignos. Y tal vez ahí esté el centro de todo: en la indignidad: Porque yo pienso que el creer en Dios no tiene nada que ver con la razón, sino que, en última instancia, es una cuestión de amor, de aceptar la posibilidad de que Dios puede amarnos…”.*El activismo político es atacado por uno de los personajes principales, Chris MacNeil, que condena una manifestación en el campus: “¡Es estúpido! ¡Esta escena es absolutamente estúpida!”. Su mente, aunque no cultivada, no confundió nunca los eslóganes con la verdad, y, con la curiosidad de un pajarito ignorante, picoteaba incansablemente entre la palabrería para encontrar la reluciente verdad escondida. Y, de este modo, para ella la causa revolucionaria era estúpida. No tenía sentido. “¿Cómo es eso?”, se preguntaba. “¿Brecha de generaciones? Absurdo. Yo tengo treinta y dos. ¡Es una pura y simple estupidez!”.Entonces, el mensaje de Blatty es que la fijación religiosa y la ortodoxia religiosa están, en últimas, al servicio de la reacción política. Porque la religión, activada como una respuesta de masas a una amenaza concebida exteriormente, puede ser una poderosa unión ideológica para mantener cautivadas a las masas en una crisis social profunda. Para Blatty, las lecciones de la campaña de Vietnam de 1955 no han sido olvidadas. Solo cambiaron el lugar y el momento. (De Counterspy, Periódico del Comité organizador para un Quinto Estado)Quincenal Ann Arbor Sun, 28 de Junio de 1974».
Acontece que, entre los años 1954 y 1955, el ejército estadounidense apoyando a un Ejército francés en retirada ejecutó la operación “Paso a la libertad”, consistente en trasladar alrededor de un millón de vietnamitas desde el norte controlado por los comunistas al sur. A tal fin, el general Edward Landsdale, director de Guerra Psicológica de la Fuerza Aérea, diseñó todo tipo de estrategias, como volantes describiendo las acciones brutales que realizaría el gobierno comunista del norte y su aliado en el sur el Vietminh.
«Id al Sur para evitar el comunismo. El pueblo survietnamita recibe al pueblo norvietnamita con los brazos abiertos» (Propaganda creada por el gobierno de Vietnam del Sur, 6 de Agosto de 1954).
«Donde quiera que hay comunismo, hay terrorismo y asesinato» (Propaganda creada por la Agencia de Información Estadounidense, Septiembre de 1954)
Pero tal propaganda no funcionó del todo, por lo que apelaron a las creencias religiosas: se usaron carteles y volantes que decían «La Virgen María ha salido del Norte» (Đức Mẹ đồng trinh đã rời miền Bắc) y «Cristo ha entrado en el Sur» (Chúa đã vào miền Nam), se contrataron astrólogos para compilar un calendario augurando el destino catastrófico del gobierno comunista y sus subordinados, y se recurrió a la influencia de los sacerdotes católicos y los monjes budistas.
El propio Landsdale reconoció años después:
«Si en los años 1949-1953 los sacerdotes convirtieron a los gentiles laicos en soldados apasionados con la consigna “Destruir a los comunistas”, entonces no tuvieron dificultad en crear el “Gran Éxodo” en los años 1954-1955. Es obvio que los agricultores vietnamitas están mucho más apegados a la tierra de sus antepasados, al techo, al jardín, a la iglesia y al pueblo que a los agricultores de otros países. Pero se atreven a dejarlo todo para defender su fe, sobre todo cuando sus pastores les aseguran que en el sur hay un primer ministro católico (Jean Baptiste Ngô Đình Diệm) esperándolos y les dará tierras fértiles para trabajar. Y una vez que las masas se han ido, nada puede detenerlos».La campaña esta vez funcionó. Pero por contra, generó división en el Sur, como quiera que los emigrados no se integraron en la sociedad sino que mantuvieron sus vínculos. Y el resto, sobra decir cómo terminó: el Norte comunista reunificó a Vietnam en 1975, y Estados Unidos se dio a vergonzosa fuga en la primera guerra que perdieron en su historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Preferiblemente, los comentarios (y sus respuestas) deben guardar relación al contenido del artículo. De otro modo, su publicación dependerá de la pertinencia del contenido. La blasfemia está estrictamente prohibida. La administración del blog se reserva el derecho de publicación (sin que necesariamente signifique adhesión a su contenido), y renuncia expresa e irrevocablemente a TODA responsabilidad (civil, penal, administrativa, canónica, etc.) por comentarios que no sean de su autoría.