miércoles, 4 de mayo de 2022

NOVENA EN HONOR A SAN PEDRO REGALADO

Novena dispuesta por el Padre Fray Pedro de Zubero OFM, y publicada en Valladolid por la Imprenta y Librería Religiosa de Andrés Martín en 1908.
  
INTRODUCCIÓN
¡Qué triste es la vida sin religión! Muchas necesidades nos agobian, nos rodean mil peligros, fieros enemigos nos combaten y tantas tribulaciones nos cercan ¡Ah! ¡Con cuánta propiedad se llama este mundo valle de lágrimas! ¿Pero qué? ¿No habrá remedio para tantos males? Sí, lo hay. ¿Dónde está? Dios es nuestro Padre y Padre amantísimo, y nos ama sin límites, con amor infinito. Pues bien: la oración es la llave de oro que abre las puertas del Cielo y hace descender al corazón atribulado el rocío de las consolaciones celestiales y bondades divinas. Mas una oración tan humilde como la nuestra, nacida muchas veces de labios impuros, aunque ya contritos, ¿llegará hasta el trono del Altísimo y le moverá a misericordia? Sí, no lo dudes, oh caro lector, ni te desanimes. En el Cielo, junto al trono del Señor, están nuestros amigos, nuestros hermanos, y ellos ven nuestras necesidades y presentan a Dios nuestras súplicas y su intercesión es poderosísima; estos son los Santos.
  
Y entre todos, después de la Virgen Santísima, Reina de Cielos y Tierra, descuella por su poder ante Dios y su amor al hombre San Pedro Regalado, preclarísimo hijo de Valladolid. ¡Cuántos favores ha dispensado a los hombres! ¡Cuántos milagros y qué estupendos prodigios ha obrado a favor de sus devotos! Por eso ante su sepulcro, que se conserva en el Santuario de su nombre en la villa de la Aguilera, se han postrado reyes como Carlos I, II, III, Felipe II, III, IV, V; reinas como Isabel la Católica; prelados como Cisneros, Portocarrero, Cascajares, Aguirre y otros, príncipes y princesas y grandes de España y aun extranjeros; y pueblos enteros en numerosas peregrinaciones le han visitado y le visitan aún hoy día, experimentando todos los maravillosos efectos de su protección.
   
Oh caro lector, cualquiera que tú seas, rico o pobre, sano o enfermo, joven o anciano, eclesiástico o secular, prelado o súbdito, ¿padeces? ¿Sufres? ¿Tienes necesidades que remediar? ¿Quieres conseguir algo de la misericordia infinita de Dios? Pues he aquí un medio eficaz, sé devoto de San Pedro Regalado.
  
Por su intercesión, los ciegos han recibido la vista, los sordos el oído, los paralíticos el movimiento, muchos muertos han recuperado la vida y enfermos de toda clase de enfermedades la salud del cuerpo. Su intercesión poderosa confiesan haber experimentado muchos prelados en la dirección de sus pueblos, muchos jóvenes en la elección de estado, muchas madres en los apuros del parto, muchos pecadores para salir de sus vicios y mala vida. Por su intercesión los labradores han conseguido benéficas lluvias para sus campos y además ahuyentar de ellos los nublados, los pedriscos, los hielos y animales dañinos.
    
Anímate, pues, oh caro lector, y para que puedas conseguir del Santo Regalado lo que solicitas te presento esta novena recogida de acá y acullá, e indulgenciada añadiéndola los versos que se acostumbran cantar en este Santuario suyo.
   
ADVERTENCIA
Esta Novena puede hacerse en cualquier tiempo del año, pero el mejor es desde el 4 de Mayo hasta el 12, víspera de la fiesta del Santo. Para conseguir de Dios por la intercesión del Santo la gracia que se solicita, son medio eficaz una buena confesión y fervorosa comunión, oír el santo sacrificio de la Misa durante los nueve días, y hacer algunas obras de misericordia.
   
NOVENA DE SAN PEDRO REGALADO, GLORIOSO PATRONO DE VALLADOLID Y DE LA AGUILERA
    
     
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
     
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Criador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa, Señor, de todo corazón de haberos ofendido, y propongo firmemente de nunca más pecar, y de apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, y de confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta, y restituir y satisfacer si algo debiere; y por vuestro amor perdono a mis enemigos, y ofrezco vuestra santísima Pasión y muerte, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados. Y como os lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita que me los perdonaréis, por los merecimientos de vuestra preciosísima Sangre, y me daréis gracia para enmendarme y perseverar hasta la muerte. Amén.
   
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Altísimo Dios y soberano Señor, postrado me pongo ante vuestro divino acatamiento yo el más vil gusano de la tierra, y la menor de vuestras criaturas, y os doy infinitas gracias y alabanzas, porque os habéis dignado elevar a vuestro fiel siervo San Pedro Regalado con tantas virtudes y perfecciones para ejemplo y provecho de los fieles, para esplendor de la Iglesia, y para vuestra mayor gloria, comunicándole tantos dones de naturaleza, a que respondió con exacta vigilancia, empleando sus potencias y sentidos en vuestro adorable beneplácito, tantos dones de gracia que aumentó abrasado en un amor ardentísimo a vuestra soberana majestad, y tantos dones de gloria en que posee un trono elevadísimo, correspondiente a su santidad admirable. Suplícoos, omnipotente Señor mío, me concedáis lo que os pido en esta novena, si es para gloria vuestra y provecho de mi alma, y sino enderezad mis súplicas para lo que fuere vuestra santísima voluntad. Amén. 
   
DÍA PRIMERO – 4 DE MAYO
LA FE DE SAN PEDRO REGALADO
Sin fe es imposible agradar a Dios, dice San Pablo; y el divino Salvador asegura que el que no cree está juzgado, esto es, está condenado. Por esta santa virtud conocemos las verdades reveladas por Dios, por ella caminamos hacia la salvación y nos ponemos en comunicación con Dios. Mas la fe que produce estos efectos es una fe viva, íntegra, pura y operativa.
   
Así fue la fe del Santo Regalado; viva, evitando los pecados mortales, y aún los veniales con sumo cuidado; íntegra, admitiendo todas las verdades contenidas en la Sagrada Escritura, y todo lo que ordena la Iglesia; pura, excluyendo toda superstición y mezcla de error; operativa, sujetándose y poniendo por obra no solo los preceptos, sino también los consejos evangélicos. Por eso subió a la cima de la perfección y santidad.
   
¿Es así nuestra fe? ¿Hay verdadera correspondencia entre nuestras obras y las verdades sublimes que confesamos con la boca? ¿Evitamos el pecado y sus ocasiones, como lo son ciertas compañías, ciertas lecturas de libros y periódicos que apagan los sentimientos religiosos? Si no es así, levantémonos pronto de ese estado, pidamos a Dios perdón de nuestra tibieza e indiferencia religiosa.
   
Medítese un poco sobre lo dicho, y pida cada uno la gracia que desea conseguir.
  
ORACIÓN
Fidelísimo San Pedro Regalado, dulcísimo protector mío, en quien la fe vivísima de los misterios y verdades divinas era como la columna del desierto que llevaba al pueblo de Dios a la tierra prometida, siguiendo la luz de esta virtud soberana vuestros afectos y obras, y siendo su perfección el blanco de vuestro aprecio, ya enseñándola en los campos y en las selvas a la rusticidad humilde de los pastores, ya llorando con lágrimas inconsolables al verla perseguida, y en tan copioso llanto, que eran menester nuevos lienzos para recogerle, explicando vuestra devoción tiernísima los misterios de la Iglesia, e ilustrando el Señor la fe con que enriqueció vuestra alma, no solo con la corona de muchas gracias y prerogativas admirables, sino haciéndoos obrador de innumerables milagros. Suplícoos amorosísimo Padre y protector mío, que me alcancéis una fe viva con que crea y confiese lo que me enseña nuestra santa madre Iglesia, y que correspondan a ella mis obras, y juntamente la gracia que os pido en esta novena, si es para gloria de Dios y provecho de mi alma. Amén.
   
Tres Padre nuestros, Ave María y Gloria.
 
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh Dios de bondad y de misericordia!, luz inaccesible que ilumináis a todo hombre que viene a este mundo, iluminad con un destello de vuestra luz la ceguedad de nuestro entendimiento, y abrasad nuestro helado corazón en las llamas de vuestro amor; para que contemplando los méritos y virtudes de vuestro siervo Pedro Regalado, nos resolvamos desde ahora a imitarle en la tierra, como él imitó a vuestro Unigénito, y logremos la dicha de ir a gozar, después de este destierro, las inefables delicias de la gloria, y alabaros con él por toda la eternidad en el Cielo. Amén.
   
GOZOS
   
Gloria de Valladolid eres,
Pedro Regalado;
Para imitar tus virtudes,
Tu patrocinio imploramos.
    
Admiróte niño el pueblo,
Y al tiempo que niño, santo.
Pero después de Francisco
Fuiste serafín alado.
Para imitar tus virtudes,
Tu patrocinio imploramos.
   
No pudo tu corazón
Contenerse allí encerrado,
Y te fuiste al Abrojo
A fundar nido y descanso.
Para imitar tus virtudes,
Tu patrocinio imploramos.
   
Desde allí a la Aguilera
Los ángeles te llevaron
Porque el capítulo fuese
Con tu ayuda celebrado.
Para imitar tus virtudes,
Tu patrocinio imploramos.
   
Sanaste una infinidad
De enfermos de mil estados
Mancos, cojos y tullidos
A todos hicistes sanos.
Para imitar tus virtudes,
Tu patrocinio imploramos.
   
Fuiste tan caritativo
Que ya en el sepulcro estando
Para dar un pan a un pobre
Sacaste de tierra el brazo.
Para imitar tus virtudes,
Tu patrocinio imploramos.
      
℣. Ruega por nosotros, bienaventurado San Pedro Regalado.
℟. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
   
ORACIÓN
Oh Dios, que te dignaste llevar a las delicias de tu gloria a tu amado siervo Pedro, mortificado en la carne: haz propicio que, por sus méritos e intercesión, podamos llegar a las delicias sin fin que existen a tu diestra. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
   
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
   
DÍA SEGUNDO – 5 DE MAYO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
  
LA ESPERANZA DE SAN PEDRO REGALADO
La esperanza, aun en lo humano, es el gran motor de las acciones del hombre. Y si la esperanza de un bien terreno y caduco puede tanto sobre el corazón humano, ¿qué será cuando, persuadido el hombre de que en este mundo solo está de paso, no aspire más que a la conquista del Cielo, nuestra patria, y a obtener las gracias a este objeto necesarias, las cuales, por la promesa de Dios, no le pueden faltar? ¡Oh!, entonces no habrá cosa alguna que le detenga. Ni la pobreza y miseria, ni las tentaciones y aflicciones de espíritu, ni las calumnias y persecuciones, ni todas las calamidades de esta vida juntas podrán hacer desfallecer al que tiene la esperanza cristiana, basada en estos motivos; promesa de Dios, gracia de Jesucristo y sus propios méritos.
    
¡Qué ejemplo nos da el Santo de esta virtud! Por el Cielo abandonó los bienes de la tierra, viviendo pobre y paciente por conseguir el Reino eterno. No queráis, decía a sus religiosos, poner vuestro corazón en la tierra pues hemos sido criados para amar y poseer a un Dios infinito.
   
¿Qué tal es nuestra esperanza? En las tribulaciones que Dios permite para nuestro bien, ¿blasfemamos y nos quejamos de su Providencia amorosa y desconfiamos de su misericordia, o somos de aquellos presuntuosos y vanos, que a pesar de vivir una vida relajada esperan conseguir su eterna salvación?
   
Medítese un poco sobre lo dicho, y pida cada uno la gracia que desea conseguir.
  
ORACIÓN
Gloriosísimo San Pedro Regalado, dulcísimo protector mío, en quien fue tan maravillosa la actividad sagrada y ardiente de la felicísima esperanza que hermoseaba la esfera de vuestro espíritu, sirviendo de consuelo a tantos náufragos, enseñándoles a confiar siempre en aquel Señor Omnipotente, y sumamente fiel en sus promesas, pronto para los que le invocan y rico en misericordias que derramó en vuestra alma avivando más y más vuestra esperanza, y recurriendo vos a su infinita clemencia como a puerto en que esperabais con humilde y segura confianza quedar como quedabais superior a los peligros, y encontrar como encontrasteis el remedio en lo sumo de la aflicción, y cuando estaban al parecer cerradas todas las puertas al consuelo y al alivio. Suplícoos, benignísimo protector mío, que desconfiando de mis fuerzas ponga en nuestro Dios y Señor una firme y verdadera esperanza; y os pido juntamente la gracia que espero conseguir por vuestra intercesión en esta novena, si es para gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.
   
Tres Padre nuestros, Ave María y Gloria. La Oración y los Gozos se dirán todos los días.
    
DÍA TERCERO – 6 DE MAYO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
  
AMOR ARDENTÍSIMO DE SAN PEDRO REGALADO A DIOS
El primero y principal precepto, que Dios intimó en la ley antigua y confirmó en la nueva, fue este: Amarás a tu Dios y Señor con todo tu corazón, con toda tu mente y con todastus fuerzas; esto es, dice San Agustín, con todo ti mismo, de manera que no haya en ti parte alguna que no tienda con toda su fuerza a amar a Dios.
    
Admirable ejemplo nos da el Santo Regalado del amor ardentísimo de Dios, pues este fuego sagrado consumió en su corazón todos los demás afectos y amores; él fue el único móvil de todos los pasos de su vida, la única aspiración de su alma; deseaba ardientemente derramar su sangre por Jesucristo, y muchas veces no pudiendo contener dentro de sí los ímpetus del divino fuego, despedía llamas de su amoroso pecho.
   
¿Es así nuestro amor hacia Dios? Hay en Él un poder infinito, una sabiduría infinita, una bondad inmensa, una belleza incomprensible, una santidad, una grandeza, una providencia que superan todo concepto humano. Él es nuestro Creador, nuestro Conservador, nuestro Glorificador y nuestro galardón eterno, nuestro todo. Todas las criaturas que nos rodean, con su mudo lenguaje, nos predican siempre las grandezas de Dios y sus inmensos beneficios, y sin embargo nuestra alma vive lejos de Dios; y nuestro corazón está lleno de afecto a las vanidades mundanas, y por una bagatela, por una fruslería perdemos a Dios sumo bien.
   
Medítese un poco sobre lo dicho, y pida cada uno la gracia que desea conseguir.
  
ORACIÓN
Amantísimo San Pedro Regalado, dulcísimo protector mío, sagrado fénix abrasado en las llamas de la mayor caridad, en que ardíais como humano serafín deshaciéndoos de un vivísimo y penetrante dolor al ver ofendido a Dios, por cuya gloria padecisteis inexplicables fatigas, a cuyo obsequio a todos llamabais con toda la eficacia de vuestro inflamado celo, aumentando de innumerables modos el tesoro preciosísimo del amor santo, en tantas y tan maravillosas obras como ejecutateis en la meditación ardiente y continuada, en que se levantaba este incendio, trayendo presente a aquel Señor infinito que os elevó tanto, absorto siempre y pendiente de la hermosura incomprensible del Sumo Bien, centro de vuestras ansias, juntándose con la caridad inefable a vuestros prójimos, a quienes supiste y pudiste socorrer aun en el sepulcro, donde encontró la necesidad el sustento, dándosele vos mismo por vuestra mano. Suplícoos, amorosísimo Padre mío, me alcancéis que ame a Dios con un amor ardentísimo, y a mis prójimos, y la gracia que os pido en esta novena, si es para gloria de Dios y provecho de de mi alma. Amén.
   
Tres Padre nuestros, Ave María y Gloria. La Oración y los Gozos se dirán todos los días.
   
DÍA CUARTO – 7 DE MAYO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
  
LA POBREZA DE SAN PEDRO REGALADO
Sentado un día el Salvador sobre aquel famoso monte comenzó a enseñar a los hombres cen estas palabras: Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Los pobres de espíritu, dice San Basilio son los que no por necesidad, sino por voluntad inspirada de lo alto, se han hecho pobres por amor de Dios y perseveran en su resolución. Son también pobres de espíritu los que poseyendo riquezas terrenas, no ponen en ellas su corazón, y estarían prontos a abandonarlas, si fuese necesario para su salvación eterna.
   
Pedro Regalado fue pobre no solo de bienes, sino también de espíritu; pobre en el vestido, pues usaba el hábito más viejo; pobre en el comer, sustentándose con solo pan y agua; pobre en su celda, pues todas sus alhajas se reducían a la tarima que le servía de lecho, a una mesita, a un tosco banquillo para asiento, y a una Cruz de palo rudamente labrada.
    
¡Y cómo reprueba la conducta del Santo ese afán de riquezas, ese lujo refinado que provoca la ira de Dios, esos banquetes donde tanto se falta a la templanza, ese afeminado mundo de la época actual!
   
Medítese un poco sobre lo dicho, y pida cada uno la gracia que desea conseguir.
  
ORACIÓN
Dulcísimo protector mío San Pedro Regalado, espejo de la pobreza seráfica, en que fuistes perfectísimo retrato de vuestro incomparable Patriarca San Francisco, poniendo vuestro corazón y tesoro en esta celestial virtud, atrayendo a vuestros súbditos a un amor el más encendido de ella, para que apartados de los bienes terrenos y perecederos, pusiesen su confianza y riqueza en aquel Señor que, siendo tan rico, se hizo pobre por nosotros, no solo huyendo de lo superfluo, como verdadero pobre evangélico, sino también negándoos a lo preciso y practicando siempre la suma perfección de vuestra Regla. Suplícoos, amoroso Padre y protector mío, que me alcancéis de Dios un amor verdadero a esta virtud, y un perfecto desasimiento de las cosas transitorias, y juntamente la gracia que os pido en esta novena, si es para mayor gloria suya y provecho de mi alma. Amén.
   
Tres Padre nuestros, Ave María y Gloria. La Oración y los Gozos se dirán todos los días.
    
DÍA QUINTO – 8 DE MAYO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
  
PUREZA ANGELICAL DE SAN PEDRO REGALADO
La castidad, que tomada en un sentido riguroso, es una absoluta renuncia de todo goce de la carne para servir a Dios con más libertad de corazón y llegar más fácilmente a la eterna bienaventuranza, es una virtud del todo celestial, traída á la tierra por el Lirio de los valles, por el Cordero sin mancha. Es una virtud tan agradable a Jesucristo que para su Precursor eligió a un virgen, para Padre putativo a un virgen, para Madre a una Virgen y entre los apóstoles amó más a Juan porque era virgen. Es una virtud que nos hace semejantes a los Ángeles, y nos restituye en cierta manera al primitivo estado de inocencia paradisiaca.
    
Una de las almas más puras y angélicas fue la del Santo Regalado, y él no descuidó, para conservar la santa pureza, ninguna de aquellas precauciones que podían hacerle purísimo: Vigilancia y mortificación de los sentidos, oración continua y fervorosa, continua recepción de los santos sacramentos, fuga del mundo; he aquí de que se valió para tan santos fines.
    
¿Qué hago yo para conservar esta excelsa virtud? Vivo en un siglo tan fementido y sensual que doquiera encuentro escollos contra la pureza; lecturas, pinturas, escándalos, todo. ¿Imito yo al Santo en la mortificación de la vista y en la huída de las ocasiones?
   
Medítese un poco sobre lo dicho, y pida cada uno la gracia que desea conseguir.
  
ORACIÓN
Purísimo y dulcísimo protector mío, San Pedro Regalado, hermosa azucena de la mayor castidad, que sobresalió tanto en vuestras estupendas virtudes, adornándoos la divina bondad de una virginal pureza que os hizo tan semejante a los Ángeles disponiendo que de la boca de los niños inocentes fuese aclamada vuestra purísima alma como más pura, más santa, más agradable al Señor, y juntando vos una suma y continua guarda de potencias y sentidos, en que como en espejo hermosísimo se componían los que miraban vuestra indecible modestia, trayéndolos al aprecio de esta inestimable virtud, cuyo aumento solicitaste con las más ardientes ansias, y con los ejercicios de rigurosa abstinencia, de perpetua mortificación y de la más sangrienta aspereza. Suplícoos, suavísimo padre mío, que intercedáis con Dios para que me conceda una castidad perfecta en palabras, pensamientos y acciones, y juntamente me alcancéis la gracia que os pido en esta novena, si es para mayor gloria suya y provecho de mi alma. Amén.
   
Tres Padre nuestros, Ave María y Gloria. La Oración y los Gozos se dirán todos los días.
   
DÍA SEXTO – 9 DE MAYO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
  
OBEDIENCIA PERFECTÍSIMA DE SAN PEDRO REGALADO
Renunciar para siempre, por amor de Dios, a la propia voluntad sometiéndola a la de los Superiores, por medio del voto de la obediencia, es realmente el sacrificio mayor, el máximo que el hombre puede hacer y por lo mismo el más agradable a Dios. Toda la perfección de la Religión, dice San Buenaventura, consiste en la renuncia de la voluntad propia; por eso el mismo Jesucristo la inculcó a los suyos de palabra y de obra con todo empeño; pues aunque era Rey supremo del Cielo y de la tierra, el Señor de todos, no solo hizo siempre la voluntad del Padre Celestial, sino que (y esto nos debe llenar de admiración y confusión), fue siempre obediente a María y a José.
    
Ejemplo admirable nos dio nuestro Santo Regalado. Él obedeció a Dios y a todas sus inspiraciones; su obediencia para con los Superiores fue universal, pronta, humilde y sobrenatural, sujetándose a todas las criaturas, por amor de Dios.
   
¿Es así nuestra obediencia? ¿Obedecemos a Dios observando todos los mandamientos, a la Iglesia sometiéndonos a las disposiciones del Papa, de los Obispos, de los Superiores y de los Mayores? Aprende, oh hombre, a obedecer, aprende puñado de tierra a sujetarte, aprende vil polvo a someterte a la voluntad ajena, ante los ejempos de Jesucristo y los Santos.
   
Medítese un poco sobre lo dicho, y pida cada uno la gracia que desea conseguir.
  
ORACIÓN
Dulcísimo protector mío, San Pedro Regalado, ejemplar de la más perfecta obediencia, en cuyas aras os consagrasteis a la Suprema Majestad como víctima amorosa obedeciendo con entero rendimiento a cualquiera insinuación de vuestros Prelados, y sujetándoos a vuestros iguales e inferiores, en quienes mirabais a Dios como en su imagen, explicando todas las perfecciones de una obediencia ciega, universal, pronta y voluntaria, e ilustrada con prodigiosas obras de la mano del Señor, que os hizo pisar sobre el elemento del agua para que no faltaseis a su exacto cumplimiento. Suplícoos, benignísimo abogado mío, que interpongáis vuestros poderosos ruegos con Dios, para que me consiga una puntualísima obediencia a sus divinos preceptos, sujetándome a todos por su amor, y también os suplico me consigáis la gracia que os pido en esta novena, si es para gloria suya y bien de mi alma. Amén.
   
Tres Padre nuestros, Ave María y Gloria. La Oración y los Gozos se dirán todos los días.
     
DÍA SÉPTIMO – 10 DE MAYO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
  
HUMILDAD PROFUNDÍSIMA DE SAN PEDRO REGALADO
La humildad cristiana puede definirse: El verdadero conocimiento de sí propio, viviendo conforme al mismo. Si a la luz de la fe y de la razón damos una rápida ojeada a nuestro ser, claramente comprenderemos cuán racional y necesaria es esta virtud. ¿Qué somos en cuanto a nuestro cuerpo? Un puñado de tierra; luego ¿de qué te engríes, polvo y ceniza? ¿Qué somos en cuanto al alma? Es cierto que poseemos dones naturales y sobrenaturales; ¿pero son nuestros? ¿Qué tienes, dice el Apóstol, que no hayas recibido de Dios? ¿Y si todo lo has recibido, de qué te glorias?
   
Admirable fue la humildad del Santo Regalado. Sentía tan bajamente de sí mismo, que se consideraba como la criatura más despreciable; y no satisfecho con esto, buscaba todas las ocasiones de humillarse a todos por amor de Dios.
    
¡Qué confusión para nosotros, que buscamos siempre lo que más halaga a nuestro amor propio y satisface nuestra vanidad, y que procuramos por todos los medios las honras y dignidades, y sobresalir en todo, y nos causa confusión todo desprecio por mínimo que sea!
   
Medítese un poco sobre lo dicho, y pida cada uno la gracia que desea conseguir.
  
ORACIÓN
Amantísimo protector mío, San Pedro Regalado, en quien resplandeció una humildad profundísima, fundamento de vuestra gran santidad, explicada no solo en palabras, sino en repetidos ejemplos, sujetándoos a vuestros súbditos y mirándolos como a Superiores, desvaneciendo con nuevas trazas las honras que os hacían por vuestras heróicas virtudes, teniéndoos por el menor de todos, y siendo en vuestros ojos nada, cuando érais tan grande en los de los otros, buscando continuamente los mayores ultrajes y desprecios para ejercicio y aumento de esta divina virtud. Suplícoos, poderoso Santo mío, que yo sea verdaderamente humilde de corazón, solicitando a ejemplo vuestro el desprecio de mí mismo, y que me alcancéis lo que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios y y provecho de mi alma. Amén.
   
Tres Padre nuestros, Ave María y Gloria. La Oración y los Gozos se dirán todos los días.
    
DÍA OCTAVO – 11 DE MAYO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
  
PACIENCIA DE SAN PEDRO REGALADO
La cosa más necesaria y útil a nuestra alma, que el Señor nos enseñó á pedir al Padre, es esta: Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo… ¡La paciencia cristiana consiste en esto, en conformar nuestra voluntad con la divina, tanto en las prosperidades como en las adversidades, besando humildes y resignados aquella mano benéfica aunque nos castigue! ¡Oh, cuántos méritos se adquieren con la paciencia!
    
El Santo Regalado fue un perfecto modelo de Cristo crucificado. En sus enfermedades continuas y crueles, en los dolores y en las persecuciones que sus émulos le levantaban, en la penuria y escasez, en las tentaciones y apuros de la vida, levantaba su mirada al Cielo y repetía: «Hágase en mí tu voluntad».
   
¡Oh, cuántos motivos tenemos nosotros para reprendernos sobre el particular! Una palabrilla, una mala cara, un descuido, una pequeña persecución, un pequeño contratiempo nos inquieta, nos pone fuera de sí y llenamos la casa de lamentos e inprecaciones; y ¿cómo cristianos soldados de Cristo crucificado?
   
Medítese un poco sobre lo dicho, y pida cada uno la gracia que desea conseguir.
  
ORACIÓN
Pacientísimo San Pedro Regalado, a quien enriqueció Dios con una conformidad perfectísima con su voluntad sacrosanta, a cuyo divino norte mirabais continuamente entre los furiosos embates y turbulentas olas de este mundo, alegre en los dolores y enfermedades, angustias y tantas persecuciones, como sufristeis en el prolijo espacio de tantos años, recibiendo todas las adversidades con imponderable resignación y gozo, como venidas de la mano de aquel Señor infinito con quien estabais unido tan estrechamente, y a quien ofrecíais la práctica de toda esta sublime perfección entre las luces y ardores de vuestra elevadísima contemplación, en que fortalecida vuestra alma quedaba convertida en templo de aquella admirable paz que vence todo sentido. Ruégoos, amorosísimo Padre mío, me alcancéis de Dios parte de esta conformidad, y la gracia que os pido en esta novena, si es para gloría suya y bien de mí alma. Amén.
   
Tres Padre nuestros, Ave María y Gloria. La Oración y los Gozos se dirán todos los días.   
    
DÍA NOVENO – 12 DE MAYO
Por la señal…
Acto de contrición y Oración para todos los días.
  
PENITENCIA Y MORTIFICACIÓN DE SAN PEDRO REGALADO
Estas dos virtudes se completan una a otra, la mortificación sirve para impedir el pecado, y la penitencia para castigarlo; y ambas son necesarias y muy recomendadas por la Sagrada Escritura. Si no hacéis penitencia, dice Jesucristo, todos pereceréis del mismo modo. ¿Porqué esta amenaza? Dos solos son los caminos que conducen á la salvación: la inocencia y la penitencia. A l que perdió la primera, solo le queda la segunda.
 
¿Qué diremos de la penitencia y mortificación del Santo Regalado? Él sujetó todas sus pasiones desde su niñez, ayunaba a pan y agua, y constantemente castigaba su cuerpo con disciplinas y cilicios, dormía en duro suelo, caminaba a pie y descalzo, llegando a ser el asombro de la penitencia.
   
¿Cómo imito yo al Santo? ¿Puede compararse nuestra conducta con la suya? ¿Dónde están nuestros ayunos, dónde los castigos corporales? Y sin embargo, ¿cuántos pecados no hemos cometido? Pecados de pensamiento, palabra y obra, ¿y no temeremos el juicio terrible que nos espera? Escuchemos, pues, ahora la voz de Dios que nos dice: Haced penitencia y seréis salvos.
   
¿Qué tal es nuestra esperanza? En las tribulaciones que Dios permite para nuestro bien, ¿blasfemamos y nos quejamos de su Providencia amorosa y desconfiamos de su misericordia, o somos de aquellos presuntuosos y vanos, que a pesar de vivir una vida relajada esperan conseguir su eterna salvación?
   
Medítese un poco sobre lo dicho, y pida cada uno la gracia que desea conseguir.
  
ORACIÓN
Dulcísimo protector mío, San Pedro Regalado, retrato de la más rigurosa y formidable penitencia, con que por satisfacer y agradecer a la Majestad soberana del Señor, os ensangrentabais contra el candor inculpable de una vida inocentísima, como si castigárais graves y enormes excesos, enseñándonos a nosotros a llorar amargamente los nuestros, juntando al penoso martirio de vuestra interior mortificación, y de las asperezas que encierra vuestra apostólica y seráfica Regla, otras innumerables que pudo idear vuestro fervorosísimo espíritu, revestido de superior fortaleza entre penetrantes espinas, golpes, prisiones y cruz, entre arroyos de sangre que derramabais, despedazando con cruelísimas cadenas de hierro vuestro exhausto y virginal cuerpo, renovando las llagas con nuevas heridas y mezcladas las lágrimas con la sangre, como en la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, que teníais muy presente. Suplícoos, amantísimo Padre mío, me alcancéis de la bondad de Dios un aprecio grande de esta virtud, y que la practique en castigo y aborrecimiento de mis pecados, y me alcancéis también la gracia que os pido en esta novena, si es para gloria de Dios y provecho de mi alma. Amén.
   
Tres Padre nuestros, Ave María y Gloria. La Oración y los Gozos se dirán todos los días.

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