En ceremonia presidida por el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, fueron “beatificados” el sábado 30 de Abril Armida Barelli y el sacerdote Mario Ciceri Vimercati en la catedral de la Natividad de Santa María en Milán (Italia).
Armida Barelli Candiani nació en Milán el 1 de Diciembre de 1882, hija de Napoleón Barelli y Savina Candiani. Su hogar no era precisamente religioso, sino que ella misma descubrió la fe y la vocación cuando estudió con las Ursulinas de Milán y las Hermanas de la Santa Cruz en Menzingen (Suiza). Habiendo rechazado varias propuestas de matrimonio, ingresó a la Orden Franciscana Seglar, y fue presidenta de la Juventud Femenina de la Acción Católica Italiana, cofundadora –adelantándose por 30 años al Motu próprio “Próvida Ecclésia Mater” de Pío XII– del Instituto Secular de los Misioneros del Reinado de Cristo con el controvertido Agostino –en el siglo Edoardo– Gemelli Bertani OFM (médico convertido del agnosticismo, fundador de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán, impulsor de la eugenesia y las “Leyes Raciales” en la Italia fascista, enemigo del Padre Pío –sin analizarlos personalmente, tachó de fraude los estigmas que tenía y logró varias sanciones vaticanas contra él, incluyendo la suspensión– y, según alguna literatura, vinculado con Marcello Pellegrino Ernetti OSB en la invención del cronovisor). Abrió un hogar para pobres en el norte de China, fue vicepresidente de la Acción Católica y apoyó a la Democracia Cristiana en las elecciones de 1948 (“Ida” constituye un referente para el denominado “feminismo católico”, visto que ella batalló por que las mujeres tuvieran plena libertad de movimiento y acción, incluyendo el derecho al voto). Murió el 15 de Agosto de 1952 en Varese por complicaciones de la parálisis bulbar progresiva (variedad del ELA) que le había sido detectada tres años antes. Su fiesta quedó fijada al 19 de Noviembre, fecha en que se consagró en las Misioneras de la Realeza de Cristo.
Mario Ciceri Vimercati nació el 8 de Septiembre de 1900 en Veduggio con Colzano (provincia de Monza), cuarto de los seis hijos de los campesinos Luigi Ciceri y Colomba Vimercati, quienes desde la infancia le inculcaron la fe. Fue ordenado sacerdote el 14 de Junio de 1924 (fecha en que se estableció su memoria litúrgica) en la catedral de Milán por el cardenal Eugenio Tosi, siendo nombrado vicario parroquial de San Antonino Mártir en la localidad de Brentana, Sulbiate. Predicó el catecismo, fundó una “Schola cantórum” e impulsó la Acción Católica. Restauró el oratorio y construyó una réplica de la gruta de Lourdes. Atendía siempre a los enfermos en una forma casi legendaria, participaba siempre en los Ejercicios Espirituales. Durante la guerra, creó el boletín Voce Amica para informar los acontecimientos de su pueblo a los jóvenes que eran enviados al frente, y mostró infatigable caridad con los desvalidos, soldados, perseguidos políticos y judíos, arriesgando su vida en el proceso (por ayudar a escapar a los partisanos o a prisioneros de guerra fugados, las autoridades fascistas lo tenían en la lista de fusilamiento). Falleció el 4 de Abril de 1945, por las secuelas de haber sido atropellado por un coche cuando regresaba en bicicleta de confesar a los fieles de Verderio Inferiore el 9 de Febrero de ese año.
Ambos fueron “beatificados” por el “heroico ofrecimiento de vida”, esto es, la aceptación libre y voluntaria de la muerte ofreciéndola por alguna causa. Vía que fue añadida a las tradicionales (martirio, virtudes heroicas y culto inmemorial) por Francisco Bergoglio con el motu próprio “Majórem hac Dilectiónem” el 11 de Julio de 2017. Armida ofreció su enfermedad por la construcción de la Facultad de Medicina y del Policlínico “Agostino Gemelli” de Roma (que se llevó a cabo en 1958 y 1964 respectivamente). Mario ofreció las secuelas de su accidente por el fin de la II Guerra Mundial y por el regreso a salvo de los soldados que combatían en ella (Italia, Alemania y Japón se rindieron a los Aliados el 25 de Abril, el 7 de Mayo y el 15 de Agosto respectivamente).
Nuevamente, como Católicos tradicionales, reafirmamos que las “beatificaciones” y “canonizaciones” conciliares NO TIENEN NINGUNA VALIDEZ,
tanto por la ilegitimidad
de los “papas” del Vaticano II como porque el “proceso
de beatificación y canonización” fue severamente mutilado por Wojtyła el 25 de Enero de 1983 con la constitución “Divínus Perfectiónis Magíster”. Por tal razón, no se les puede rendir culto.
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