jueves, 26 de septiembre de 2024

SEMILLA DE 1000 AÑOS PODRÍA ESTAR RELACIONADA CON BÁLSAMO MENCIONADO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

Noticia tomada de THE INDEPENDENT.
   

La resina de un árbol cultivado a partir de una antigua semilla hallada en una cueva cerca de Jericó podría ser la fuente de un bálsamo medicinal mencionado en la Biblia, según descubrieron los autores de un nuevo estudio.
   
La inusual semilla, de alrededor de 2 cm de largo, fue hallada por el profesor Giuseppe Patrizio en la Cueva 1 en la ribera sur de Uadi el Makkuh en el desierto de Judea a finales de la década de 1980, y data de entre los años 993 d. C. y 1.202 d. C. Tras años de intentar cultivar la planta por el Centro de agricultura sostenible del Instituto Arava de Ciencias Ambientales en el kibutz Cetura, en el sur de Israel, los investigadores obtuvieron un retoño de árbol que denominaron “Sheba”.
    
Un análisis de ADN reveló que el árbol pertenece a una especie única de la familia Commíphora, distribuida por África, Madagascar y la península arábiga, y famosa por sus resinas de goma aromáticas.
   
Los científicos sospecharon que el árbol “Sheba” podría ser el origen del “bálsamo de Judea”, un ungüento extraído exclusivamente en la región desértica del sur de Levante en tiempos bíblicos [Génesis 37:25, 44:11; Jeremías 8:22, 46:11, 51:8; Ezequiel 27:17].
   
El bálsamo de Judea fue mencionado en múltiples ocasiones entre el siglo IV a. C. y el siglo VIII d. C, en la literatura de la época helenística, del imperio bizantino, y de los periodos posclásicos.
   
La resina del árbol, denominada “tsori” en los textos bíblicos, tenía un gran valor en la antigüedad y se exportaba a todo el imperio romano. Investigaciones previas sugirieron que podría haber sido utilizada para elaborar perfumes, incienso, medicina para las cataratas, para embalsamar, y como antídoto para venenos.
     
A pesar de su valor, el bálsamo parece haber desaparecido de la región de Levante a partir del siglo IX d. C.
   
El nuevo estudio de ADN reveló que el árbol “Sheba” probablemente se utilizó durante los tiempos bíblicos como portainjerto en el que se cultivaba el árbol del bálsamo de Judea.
   
«Los injertos podrían explicar por qué las semillas de Commíphora no han sido identificadas en otros sitios de excavación», dijeron los investigadores. También descubrieron que las hojas del retoño tienen compuestos biológicamente activos con propiedades antiinflamatorias.
   
«“Sheba”, una especie desconocida de la familia Commíphora con una huella genética única, podría representar un grupo taxonómico extinto, antaño nativo de esta región. Su resina, “tsori” (צֳרִי), se menciona en textos bíblicos y era valiosa por sus propiedades curativas, aunque no se consideraba fragante», explicaron los investigadores.
   
El árbol aún no ha producido flores ni frutos. Los investigadores esperan utilizarlos para hacer una mejor comparación entre la planta antigua y las especies emparentadas actuales.
   
Sin embargo, sospechan que el entorno en el que crece ahora podría no ser propicio para su floración y reproducción.
   
«A pesar de estas limitaciones, la germinación de una antigua semilla de Commíphora procedente del desierto de Judea prueba que este árbol estaba presente en la región hace alrededor de 1.000 años. Asimismo, es posible identificarlo con un árbol o arbusto cuya valiosa resina, “tsori”, estaba asociada con un uso medicinal en la Biblia», añadieron los científicos.
   
Además, expresaron que las últimas investigaciones también habían arrojado luz sobre la importancia de resucitar especies de plantas que podrían haber sido significativas para culturas antiguas.

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