Traducción del Comentario de Petrus Románus, corresponsal de TRADITIO en Roma.
Ahora Francisco Bergoglio ha tomado el control del próximo pseudopapa al nombrar el 80% de ellos: El 67% eligen.
Las esperanzas de los neoconservadores conciliares están irreparablemente destrozadas.
El 15 de Septiembre de 2024, el cardenal Mauro Piacenza celebró su octogésimo cumpleaños, perdiendo así su voto en el Colegio Cardenalicio. Él fue considerado ser uno de los cardenales más neoconservadores (léase protestante, no pagano). En el 2007, Benedicto Ratzinger lo nombró Secretario de la influyente Congregación para el Clero, y luego fue promovido a Prefecto en 2010 remplazando al cardenal Cláudio Hummes OFM. Normalmente habría durado cinco años en el cargo.
Sin embargo, Ratzinger renunció y Bergoglio lo remplazó como antipapa en 2013, y uno de sus primeros actos de gobierno fue retirar a Piacenza, nombrándolo Penitenciario Apostólico, un cargo mayormente honorífico. Piacenza sirvió como Penitenciario Apostólico por dos períodos completos, retirándose a comienzos de este año. Probablemente habría votado contra el partido pagano en un futuro cónclave.
Otro designado por Ratzinger al Colegio Cardenalicio pasará el 25 de Septiembre de 2024, cuando el cardenal Jean-Pierre Ricard cumpla sus 80 años. Arzobispón que fue de Burdeos (Francia), fue retirado por Bergoglio pocos días después de cumplir los 75 en el 2019, sin designar sucesor inmediato. En el lenguaje de la diplomacia, este fue un insulto claro, toda vez que era cardenal y arzobispón.
Mientras tanto, Bergoglio bien puede anunciar un nuevo consistorio este otoño. Eso podría hacer que sus nombrados superen el 80% de los cardenales. Para una elección, solo se necesita el 67%. Las esperanzas de los neoconservadores conciliares están irreparablemente destrozadas. Los días de la Iglesia Protestante del Anticoncilio Vaticano II están desapareciendo rápidamente, para ser remplazadas por una nueva Pseudoiglesia sincretista y pagana, porque Bergoglio es un robusto nominador, mientras que Ratzinger estaba demasiado ocupado escribiendo sus arcanos libros modernistas para dirigir la barca de la Iglesia Conciliar, la cual ahora es un barco naufragado, mayormente como resultado de su incompetencia moral y modernista. ¡Él no era “tradicionalista”!
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