INSTRUCCIÓN
Antiguamente estaba prohibido que se celebrase la Misa el Sábado Santo y se administrase la Sagrada Comunión a los fieles; y para expresar su dolor y el luto en el cual estaba inmersa por la muerte y la sepultura de su Señor, ordenaba que no se hiciese públicamente oficio alguno. El Papa San Inocencio I prescribió que en el Viernes y Sábado Santo no se ofreciese el Santo Sacrificio; sin embargo, era antiquísimo el uso de celebrar la Misa de Presantificados en el Viernes Santo, y fue mantenido: en el Sábado Santo no se realizaba ni siquiera esta ceremonia; si bien los fieles pasaban la jornada ejercitándose en obras piadosas para honrar la sepultura de Jesucristo, hasta caer el sol se recogían en las iglesias y asistían a la bendición del fuego, del cirio, y de la fuente
bautismal: después, dichos los Maitines de la solemnidad de la Pascua, se celebraba la Misa, que tenía principio hacia la medianoche. Esta
costumbre, quenes de tradición apostólica, fue tenida hasta 1280;
después de aquella época se comenzó a anticipar la hora de la Misa, y se celebró al anochecer. En el presente, la Misa se canta al mediodía, pero tanto las oraciones como el prefacio, en los cuales se hace mención de la noche, no fueron cambiados, a fin que quedase algún vestigio de la disciplina antigua.
DE LA BENDICIÓN DEL CIRIO PASCUAL
En los tiempos del Pontífice San Zósimo, que ascendió a la cátedra romana en el año 417, era ya común en todas las iglesias la costumbre de bendecir el Cirio Pascual por el Sábado Santo, y muchos eruditos demuestran con los monumentos de la antigüedad eclesiastica que ya un siglo antes del pontificado de San Zósimo se realizaba esta ceremonia, y que aquel pontífice concedió el uso a todas las parroquias, mientras que antes se solía observar el rito solamente en las iglesias principales que eran llamadas basílicas (a). La bendición del cirio pascual es hecha por el diácono, que junto al altar canta el Præcónium, esto es Anuncio, el cuale comienza con la palabra Exsúltet, y es un himno atribuido a San Agustín, en el cual la Iglesia expresa su gozo por la resurrección de Jesucristo, e invita a todas las criaturas a celebrar, porque ha llegado aquella noche, de la cual, rotas y destruidas las cadenas de la muerte, Nuestro Señor Jesucristo ha resurgido, y por Él solo los creyentes son rescatados de los vicios de este mundo y de la densa caligine de los pecados. Llegado a ciertos puntos del himno, el diácono clava en el cirio, en forma de cruz, cinco granos de incienso, y poco después enciende el mismo cirio con una de las tres velas puestas en una caña antes de terminar el himno, con la luz del cirio, se encienden todas las lámparas de la iglesia.
Roberto abad (a) hace la exposición espiritual de esta ceremonia en modo piadoso y doctísimo:
« Nei giorni destinati, dice egli, a ricordare la a passione del nostro Salvatore si estinguono a foltone uno solo, tutti i lumi per rappresen. a tare la morte dei tanti giusti e dei Profeti a che furono un tipo di Gesù Cristo: in fine si « spegne anche l'ultimo lume, perchè da ultimo « gli Ebrei uccisero anche Gesù Cristo, che ave« vano chiamato Profela, e più che profeta , e « gli diedero morte perchè evangelizzava , ossia « perchè diffondeva la luce della verità. Ma quea gli che iosultalo, ed oppresso » fu messo morte,
ed
appeso ad un legno, Dio lo ha resuscitato, e lo ha esaltato colla sua destra , e lo ha fatto Principe e Salvatore per dare ad Israele la penitenza, e la remissione dei peccati (Hechos V, 31). Il cereo perciò rappresenta Gesù risorto che collo splendore e colla grandezza del suo lume ha įrradiata tutta la terra. Prima però che venga acceso, si canta una parte dell'indo, quel rimanere spento per qualche tempo rappresenta la umanità di Cristo giacente nel sepolcro; l'infiggere in esso i grani d'incenso sigoifica i profumi coi quali fu imbalsamato prima di essere posto nel sepolcro, e il distribuirsi questi gradi in modo di croce indica la specie della sua moşte e le sue adorabili piaghe. Infine si accende il cereo, perchè la umanità di Gesù Cristo, che giaceva estinta nel sepolcro, fu per la onnipoienza della divinità di nuovo animata e apparve splendente di gloria; e la Chiesa, che era contristata dal dolore, perchè fu estinto Cristo che è la luce vera, esulla di gioia quando vede riaccendersi questo lume che è Cristo istesso. Con questo lume poi si accendono le altre lampadi, che figurano gli Apostoli e i predicatori dell' Evangelo, per insegnarci che Gesù Cristo è il sole che illumina tutti gli uomini, che vengono in questo mondo: che gli Apostoli e. i predicatori
5. non erano la luce, ma erano gli inviati a rendere testimonianza a lui luce vera, affinché tutti gli uomioi credano nel suo nome, ed abbiano podestà di diventare figliuoli di Dio.
Den saltos de júbilo las tropas celestiales de los ángeles: celébrense con gozo los divinos misterios y resuene la trompeta saludable por la victoria de tan grande Rey. Regocijese la tierra ilustrada de tanta luz: é iluminada por los rayos del Rey eterno conozca haberse disipado las tinieblas de todo el orbe. Alégrese tambien nuestra Madre la Iglesia adornada de los resplandores de tan grande luz, y resuenen en este templo las voces de todo el pueblo. Por esto, hermanos carísimos, que asistis á tan admirable claridad de esta santa luz, ruégoos que
invoqueis conmigo la piedad de Dios omnipotente. Para que ya que se dignó admitirme sin algun mérito mio en el número de los Levitas, derrame los rayos de su luz, y me conceda publicar las alabanzas de este cirio. Por nuestro Señor Jesucristo su Hiio, que siendo Dios vive y reina con él en unidad del Espíritu Santo. Por todos los siglos de los siglos.
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y. El Señor sea con vosotros. Y con tu espíritu.
R.
.
R.
.
Elevad los corazones.
Los tenemos hacia el Señor.
Demos gracias á Dios nuestro Señor. R. Digno y justo es.
Verdaderamente es digno y justo juntar todo el afecto del corazon con el sonido de la voz para alabar al Dios invisible, Padre omnipotente, y á su Unigénito Hijo nuestro Señor Jesucristo, que pagó por nosotros al Padre Eterno la deuda de Adan: y con su piadosa sangre borró la caucion del primer pecado. Estas son, pues, las fiestas de la Páscuà, en que es inmolado aquel verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles. Esta es la noche, Señor, en que en otro tiempo sacando de Egipto á los hijos de Israel, nuestros padres, los hiciste pasar el mar Rojo á pie enjuto. Esta pues, es la noche que disipó las tinieblas de los pecados por la luz de una columna. Esta es la noche que hoy por todo el mundo, á los que creen en Jesucristo, apartados de los vicios del siglo, y de las tinieblas del pecado, los vuelve á la gracia, y junta con los Santos. Esta es la noche en que rotas las cadenas de la muerte, subió Jesucristo victorioso de los infiernos. Pues de nada nos serviria haber nacido, si Jesucristo no nos hubiese redimido. ¡Oh admirable efusion de tu piedad sobre nosotros! ¡Oh inestimable esceso de caridad! Para redimir al esclavo, entregaste tu Hijo. ¡Oh pecado de Adan, ciertamente necesario, que con la muerte de Cristo fué borrado! ¡Oh culpa feliz que mereció tener tal y tan grande Redentor! ¡Oh noche, en verdad dichosa, que sola mereció saber el tiempo y la hora en que Cristo resucitó del sepulcro! De esta noche está escrito: y la noche será tan clara como el dia: y la noche resplandecerá para alumbrarme en mis delicias. La santidad pues, de esta noche ahuyenta los pecados, lava las culpas, vuelve la inocencia á los pecadores, y á los tristes la alegría. Apaga los odios, da la paz, y sujeta los imperios.
Aquí el Diácono pone los cinco granos de incienso bendito en el cirio en forma de cruz.
Pues en reverencia de esta noche, recibe Padre Santo el sacrificio vespertino de este incienso que la sacrosanta Iglesia te ofrece por manos de sus ministros, en la solemne oblacion de este cirio, cuya materia labraron las abejas. Mas ya conocimos las glorias de esta columna, que á honra de Dios va á encender un fuego brillante.
Aquí el Dacono enciende el cirio con una de las tres velas que están en la caña.
El cual, aunque dividido en partes nada pierde en la comunicacion de su luz. Pues se alimenta de la cera derretida, que sacó la madre abeja para sustancia de esta preciosa llama.
Aqui se encienden las lámparas.
Oh noche ciertamante feliz, que despojó a los Egipcios, y enriqueció a los Hebreos. Noche en que el cielo se unió con la tierra, y Dios con los hombres. Suplicámoste, pues, Señor, que este cirio consagrado en honor de tu nombre, persevere ardiendo, para disipar las tinieblas de esta noche. Y recibido en olor de suavidad, se incorpore con las celestiales lumbreras. El lucero de la mañana lo halle encendido. Aquel Jucero que no tiene ocaso. Aquel que volviendo de los infiernos, derramó una clara luz sobre el género humano. Rogámoste, pues, Señor, que á nosotros tus siervos, á todo el clero, y al devotísimo pueblo, con nuestro Santísimo Padre el Papa N. y nuestro Prelado N. dándonos la paz en nuestros dias, te dignes en los gozos de esta Pascua regirnos, gobernarnos y conservarnos con tu continua proteccion. Mira, oh Dios con benignidad á nuestro católico Rey N.; y pues conoces sus votos y deseos, concédele por un don inefable de tu piedad y misericordia la tranquilidad de una perpétua paz, y una victoria celestial con todo su pueblo. Por el mismo nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que siendo Dios vive y reina contigo en unidad del Espiritu Santo, por todos los siglos de los siglos.
R. Amen.
Esulti ormai ch’è tempo, l’angelica Turba de’ Cieli: esultino i divini Misteri: e per la vittoria di un tanto Re, risuoni la tromba salutare. Gioisca anche la terra rischiarata da tanta Luce, e dallo splendore dell’eterno Re illuminata, comprenda di aver perduta la oscurità che teneva ingombrato il mondo tutto. Si rallegri anche la Madre Chiesa ornata dagli splendori di tanto Lume: e delle festose acclamazioni dei popoli questa Reggia risuoni. Per la qual cosa voi circostanti, fratelli carissimi, alla meravigliosa chiarezza di un sì santo Lume, uniti con me, vi prego, dell’onnipotente Iddio la misericordia invocate. Affinchè quel Dio, che me, non pe’ miei meriti, tra il numero dei Leviti si è degnato di annoverare, del suo lume la chiarezza infondendo, alla lode di questo reo, concorra a dar compimento. Per i meriti del Signor nostro Gesù Cristo Figliuol suo, che con Lui vive e regna nell’unità dello Spirito Santo vero Dio.
ANNUNCIO PASQUALE
Veramente degno e giusto Egli è, che lo invisibile Dio Padre onnipotente, e il Figlio di Lui Unigenito, Signor nostro Gesù Cristo, con tutto l’affetto del cuore e della mente, e col ministero della voce abbia a
risuonare. Quegli che per noi all’Eterno Padre soddisfece il debito di Adamo, e dell’antico delitto la macchia col pio Sangue cancellò. Imperocchè queste sono le Feste Pasquali, nelle quali quel vero Agnello è ucciso, col cui Sangue le porte dei fedeli son consacrate. Questa è quella notte, nella
quale anticamente i padri nostri, i figliuoli d’Israele cavati dall’Egitto, facesti passare pel Mar Rosso con piede asciutto. Questa dunque è quella notte, che le tenebre dei peccati colla illuminazione della colonna dissipò. Questa è quella notte, che oggi per tutto il mondo i credenti in Cristo, segregati dai vizii del secolo e dalla caligine dei peccati, restituisce alla grazia, associa alla santità. Questa è quella notte, nella quale, spezzati i vincoli cieila morte, Cristo dal sepolcro, vincitore risuscitò. Imperocchè, niente ci avrebbe giovato il nascere, se non avesse avuto da giovarci la Redenzione. O mirabile degnazione della vostra pietà verso di noi! O inestimabile benevolenza di carità, che, per riscattare il servo, avete donato ii Figlio! O peccato di Adamo, in certa maniera necessario, che colla morte di Cristo fu cancellato! O felice colpa, che meritò di avere un tale e tanto Redentore! O veramente beata notte, che sola meritò di sapere il tempo e l’ora in cui Cristo dal sepolcro risuscitò! Questa è quella notte di cui sta scritto: E la notte come il giorno sarà illuminata: e la notte diverrà luce deliziosa intorno a me. La santificazione dunque di questa notte mette in fuga le scelleraggini, lava le colpe, e restituisce l’innocenza ai caduti e ai malinconici l’allegrezza. Caccia gli odii, la concordia prepara, e umilia gl’imperi.
In grazia dunque di una tal notte, ricevete, o Santo Padre, di questo incenso il Sacrifizio vespertino, che a Voi in questa oblazione solenne del Cero, lavoro delle api, la sacrosanta Chiesa presenta per mano de’ vostri Ministri. Ma già di questa Colonna i pregi conosciamo, che in onore di Dio un risplendente fuoco accende.
Il qual (fuoco) benchè sia diviso in parti, pure nell’essersi ad altrui comunicato non soffri detrimento. Imperocchè egli si pasce di liquide cere, che in nutrimento di questa preziosa lampada la madre ape produsse. L'ape è superiore a tutti gli altri esseri viventi che sono soggetti all'uomo.
Pur molto piccola di corpo, rivolge tuttavia nell'angusto petto alti propositi; debole di forze ma forte d'ingegno.
Essa, dopo aver esplorato l'alternare delle stagioni, allorché il gelido inverno depose la canizie e poi il clima moderato della primavera spazzò via il torpore glaciale, subito sente la preoccupazione di uscire al lavoro; e le api sparse per i campi, librando leggermente le ali, si posano appena con le agili zampe per cogliere con la bocca i piccoli fiori del prato, cariche del loro vitto rientrano negli alveari e qui alcune con arte inestimabile costruiscono cellette con tenace glutine, altre stipano il fluido miele, altre tramutano in cera i fiori, altre danno forma ai loro piccoli lambendoli con la bocca, altre incamerano il nettare delle foglie raccolte. O ape veramente beata e mirabile, di cui i maschi non violano il sesso, né lo turbano i feti, né i figli distruggono la castità; così come, nella sua santità, Maria concepì vergine, partorì vergine e vergine rimase.
O veramente beata notte, che spogliò gli Egizii, arricchì gli Ebrei: Notte, in cui alle terrene cose le celesti, alle umane le divine si uniscono. Preghiamo dunque Voi, o Signore, affinchè questo Cero, in onore del vostra Nome consacrato, a dissipare la caligine di questa, immancabilmente perseveri. E in odore di soavità ricevuto, coi supremi luminari si confonda. Alle sue fiamme la Stella mattutina s’unisca: quella Stella, dico, che mai tramonta. Cioè, Quegli che uscito dal sepolcro, all’uman genere sereno risplende. Vi supplichiamo adunque, o Signore, acciocchè noi, vostri servi, e tutto il Clero, e il divotissimo popolo, insieme col beatissimo Papa nostro N…. e il Pastore nostro N…. concedendoci la tranquillità dei tempi in queste allegrezze Pasquali, colla continua vostra protezione vi degniate di reggere, governare e conservare. Rimirate anche al de votissimo (se non è coronato si aggiunge eletto) re nostro N…, i voti dei cui desiderii Voi, o Dio, conoscendo, per ineffabil dono della vostra pietà e misericordia, donate a lui la tranquillità di una perpetua pace, e la celeste vittoria unitamente a tutti i suoi popoli. Pel medesimo
Signor nostro Gesù Cristo Figlio vostro, che con Voi vive, e regna nell’unità dello Spirito Santo vero ma Dio, per tutti i secoli dei secoli. Così sia.