domingo, 11 de julio de 2021

BEATO OLIVERIO PLUNKETT, ARZOBISPO DE ARMAGH Y MÁRTIR DE LA FE

«La piedad es útil para todo, tiene la promesa de la vida presente y de la futura» (1 Timoteo 4, 8).
   
Beato Oliverio Plunkett
   
Oliverio Plunkett Dillon, irlandés, fue ordenado sacerdote en Roma y allí enseñó las ciencias eclesiásticas. Nombrado arzobispo de Armagh en 1669, se dedicó con el mayor celo a sostener la Iglesia, debilitada por los esfuerzos de los protestantes. En 1673, la persecución cobró nueva virulencia, obligándolo a ocultarse para continuar su difícil ministerio. Traicionado por el sacerdote suspendido Edmund Murphy y los frailes apóstatas John McMoyer y Hugh Duffy, fue encarcelado en Dublín y acusado de conspirar contra el Estado. No obstante haber sido declarado inocente por el jurado, por dos veces, finalmente fue condenado, en Londres, por un tribunal completamente irregular, y ahorcado y descuartizado como traidor, en 1861.

MEDITACIÓN SOBRE LA PIEDAD
La piedad te obliga a honrar a DIOS, porque es el Ser perfecto que te ha creado  y conserva la vida. He aquí el primer deber que te impone esta virtud. La cumplirás teniendo respeto por todo lo que toca al culto de Dios, los templos, los sacerdotes, las ceremonias y las oraciones de la Iglesia. Todo es grande en los palacios de los reyes; todo es santo en la casa de Dios. «Las pequeñas cosas no deben ser descuidadas, pues sin ellas no existirían las grandes» (San Jerónimo).
   
II. Esta virtud te impone el deber de honrar a tus padres, amarlos y socorrerlos en sus necesidades. ¿Cómo cumples este deber? ¿No les das ningún motivo de descontento? ¿Haces todo lo que puedes para serles agradable? Dios lo manda y la razón te lo enseña. Si tus padres ya no están en este mundo, reza a Dios por el descanso de sus almas; es el último y mayor servicio que puedes prestarles. El amor que tienes por tus padres, ¿no es demasiado terrenal? ¿No les deseas los bienes de la tierra sin hacer nada por la salvación de sus almas?
   
III. También exige la piedad que ames a tu patria. Tu amor no le será útil sino en la medida en que des buen ejemplo a los que te rodean. Honra a tu patria dándole un santo, y no temas abandonarla cuando se trate del servicio del Señor, porque el mundo entero es la casa de Dios y la patria del cristiano. «No temo el exilio, el mundo es la casa de todos los hombres» (Prudencio).
   
La piedad. Orad por los protestantes de Irlanda.

ORACIÓN
Dios omnipotente, mirad nuestra flaqueza; ved cómo el peso de nuestras faltas nos abruma, y dadnos por la gloriosa intercesión del bienaventurado Oliverio, vuestro pontífice mártir. por J. C. N. S. Amén.

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