Ejercicio reimpreso en México por la Tipografía de Antonio Vanegas Arroyo en 1902, con aprobación eclesiástica. Mons. Dr. Don Francisco Pablo Vázquez y Sánchez Vizcaíno, Obispo de la Puebla de los Ángeles, se dignó conceder 200 días de Indulgencia a cuantos rezaren devotamente esta oración.
DÍA SIETE DE MES A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO: VISITA A NUESTRA SEÑORA LA SACRATÍSIMA VIRGEN DEL ROSARIO
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO
¡Oh Inmaculada Virgen del Rosario, Purísima Madre de Jesucristo! ¡Espíritu sublime, el más santo y elevado de los cielos! Permite que hoy, aunque indigno por todas razones me llegue hasta tu Divino altar, implorando la gracia y el bienestar que me falta. Soy un pecador muy grande, mis ingratitudes para contigo no tienen comparación; he delinquido, he quebrantado las santas leyes de Dios haciendo abstracción casi completa de la vida espiritual y solo teniendo en cuenta mi existencia corpórea; no he procurado más que deleitar a mis sentidos materiales y he olvidado enteramente el perfeccionamiento de mi alma, la cual llevo oscurecida y llena de impurezas. Yo me arrepiento sinceramente, Madre mía, poseído de la más íntima contrición; perdóname Señora, Virgen Purísima del Rosario. Soy indigno de ello, lo repito; pero tu misericordia es infinita y por eso no he vacilado un solo punto en venir a hacerte esta visita y oración, presa mi alma del más profundo dolor, acatamiento y reverencia. ¡Sí, Virgen Divinísima! ¡Esplendor eterno de la Gloria! Dirige a mi atribulado espíritu un solo rayo de esa tu bendita luz y alumbra con ella sus negruras espantosas. Purifícala Virgen Sacratísima: regenérala, haciendo válido mi arrepentimiento. Aquí me tienes a tus plantas, mira mi espíritu rendido; intercede por mí con tu Santísimo Hijo, ruégale conceda el perdón a mis innumerables culpas. Yo te prometo sublime y Sacratísima María, enmendarme por completo, dominar las tentaciones malignas y honrar como se merece a Jesús mi Dios y Redentor; así como a Ti también por ser mi bendita intercesora. Yo te ofrezco cumplir estrictamente hasta donde me sea posible todos los mandamientos de la Santa Madre Iglesia y encender en mi pecho el ardoroso fuego de caridad y amor para mis semejantes. Yo procuraré, Santísima Madre mía, con tu poderoso auxilio desterrar de mi alma el egoísmo, el odio, la envidia y todas esas malas pasiones que la llevan a eterna perdición, y obstruyen para mí el camino de los cielos. Te lo ruego, Virgen Sacratísima por la dolorosa pasión y amarga muerte de tu divino Hijo, por los crueles tormentos que sufriste al pie de la Santa Cruz. Sí amorosa Madre mía, yo cuento y confío en que me auxiliarás para que pueda cumplir los buenos fines que me propongo, infundiéndome tu divina gracia, fortaleza y perseverancia para ya no infringir jamás los santos mandamientos del Creador, y de este modo poder cuando yo muera, elevar mi espíritu hasta la celestial morada de Jesucristo, Dios y Salvador nuestro, para allí disfrutar por todos los siglos de la perfecta bienaventuranza de los escogidos. Amén.
Seis Ave Marías y tres Padre Nuestros, intercalados con los siguientes versos:
Santísimo Sacramento,
Por tu grande institución,
Te ruego con toda mi alma,
Mejores mi situación.
Por tu corazón amante,
Por tu sagrada pasión,
Remedia todos mis males
De alma, vida y corazón.
Y aplacando tu justicia,
Y dándonos contrición,
Nos conceda tu clemencia
Una eterna salvación. Amén.
ALABANZAS A LA SACRATÍSIMA VIRGEN DEL ROSARIO
Virgen pura del Rosario,
Inmaculada María,
Con tu manto protector
Ampáranos este día.
Bendita madre del Verbo
De rayos de luz formada:
Recibe mi prez humilde
Mis sinceras alabanzas.
De ti mana la bondad
El santo y dulce consuelo,
Y tu rosario bendito
Nos libra del mar eterno.
Tus miradas compasivas
Llegan al fondo del alma,
Como los rayos del sol
Que vivifican las plantas.
Todo el que tu nombre invoca
Triunfa siempre del demonio,
Y el peligro desaparece
En caminos sospechosos.
Tu bendito escapulario
Nos libra de todo mal,
Y a nada temer debemos
Con tu auxilio celestial.
Mi voz es muy indigna
Porque es voz de pecador,
Pero alabarte hoy desea
Con sincera devoción.
Todos los ángeles puros
Y criaturas de la tierra,
Ensalcen tu nombre santo
Y te bendigan sin tregua.
Tú eres el más admirable
De los seres que crió Dios,
Y todas las perfecciones
En ti puso con amor.
Tu espíritu es la alegría
Del mundo y también del cielo,
Fragante rosa purísima,
Nacida en divino huerto.
Toda mi fe yo coloco
En ti con gran devoción;
Alumbra mi senda obscura
Y dame tu bendición.
Tres Padre Nuestros y tres Ave Marías.
ORACIÓN
¡Oh divina María, mi queridísima Madre!, mi consuelo, mi alegría, mi defensa y amparo; después de mi adorado Jesús, en vos tengo puesta toda mi confianza.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
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