Refiere el Corriere del Véneto que Micol, ex responsable de gestión de clientes en un hotel de 35 años, natural de Stra (Provincia de Venecia, Italia), conoció a su futuro esposo de Fiesso D’Artico en 2018 y dos meses después se casó por civil con él. La ceremonia religiosa se llevó a cabo mucho después, en junio de 2019, en la iglesia de la Asunción de Santa María en Vigonovo (diócesis de Padua).
Según los medios locales, el esposo no le dijo que padecía una forma severa de artritis reumatoide desde que era un niño, por temor a que ella no se casara con él.
Poco después de la boda, el novio comenzó a tener problemas físicos después de suspender la medicación para controlar su enfermedad, razón por la cual que tuvo que quedarse en cama y luego se vio obligado a confesar todo.
Micol no lo tomó bien: «Para mí fue un choque. Me sentí traicionada y finalmente entendí por qué tenía tanta prisa por casarse conmigo. Siempre he pensado que estaría con él frente a cualquier adversidad que la vida pusiera en frente, pero el hecho que me tuviese engañada es inacceptable». Pocos meses después, ella se divorció de él y pidió la nulidad, que concedió rápidamente Claudio Cipolla, obispón de Padua: «Siempre fui muy devota y luego, después de haberle dicho adiós ante el estado italiano, quise la anulación de las nupcias ante los ojos de Dios», añadió.
La razón: Según el ordinario patavino (famoso por haber pedido no montar los belenes en las escuelas, solicitado más espacio para entierros islámicos en los cementerios italianos y el 16 de Mayo próximo pasado, dar inicio al Camino Sinodal en su diócesis), la novia fue “engañada”. Ella lo explicó de esta manera: «Este proceso se aceleró gracias a una novedad introducida por Francisco que permite, en casos particulares, como éste, evitar los largos trámites de la Sacra Rota», refiriéndose a la Carta Apostólica «Mitis Judex Dóminus Jesus» (reformatorio del Código wojtyliano de Derecho Canónico), que estableció un proceso de nulidad más abreviado e introdujo la «falta de fe que puede generar la simulación del consenso o el error que determina la voluntad» como causal.
En la sentencia, que otorgó la nulidad según el canon wojtyliano 1098 (dolo en ocultar una cualidad objetiva de la persona), Cipolla ha prohibido a ambos volver a casarse en la iglesia sin antes tener el visto bueno de la diócesis, que les será dado solo si «acogen el matrimonio con todos los fines (...) y manifestando abiertamente al futuro cónyuge el propio estado de salud».
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