viernes, 6 de enero de 2023

LA EPIFANÍA EN LAS VÍSPERAS AMBROSIANAS

La Epifanía en el rito ambrosiano tiene una importancia casi igual, si no mayor que la Navidad. De hecho, en este rito no se pone el acento tanto en el misterio de Dios hecho hombre, sino en la divinidad de Jesucristo, contrastando la herejía arriana (es de advertir que en Milán había mucha presencia de arrianos, y la elección de San Ambrosio como obispo fue para evitar que un hereje asumiera la sede después de la muerte del obispo arriano Auxencio), por lo que se resaltan los episodios en que se atestiguan el origen divino de Jesús: la Epifanía recuerda pues tres manifestaciones que acaecieron el mismo día: Adoración de los Reyes Magos (año 2 de Nuestro Señor), el Bautismo en el Jordán (año 30) y el milagro en las bodas de Caná (año 31).
    
A tal fin, en las segundas Vísperas de la Epifanía se sigue un rito muy particular. Luego del lucernario, en el cual se canta la antífona Quóniam tu illúminas lucérnam meam, Dómine; Deus meus, illúmina tenébras meas. Quóniam in te erípiar a tentatióne. Deus meus, illúmina tenébras meas, proveniente del salmo XVIII, es cantada la antífona de origen oriental “Omnes Patriarchæ”, que dice así:
  
LATÍN
Omnes Patriárchæ præclamavérunt Te, et omnes Prophétæ annunciavérunt Te, Pastóribus Ángeli ostendérunt Te, cœli per stellam declaravérunt Te et omnes Justi cum gáudio suscepérunt Te.
V. Glória Patri et Fílio, et Spirítui Sancto.
R. Sicut erat in princípio, et nunc et semper, et in sǽcula sæculórum. Amen.
  
TRADUCCIÓN
Todos los Patriarcas Te proclamararon, y todos los Profetas Te anunciaron, los Ángeles te presentaron a los pastores, el Cielo por la estrella Te declaró, y todos los Justos Te recibieron con gozo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, y ahora y siempre, y en los siglos de los siglos. Amén.
 
La antífona es repetida cuatro veces, simbolizando el anuncio del Nacimiento del Salvador a las cuatro partes del mundo. Después de la segunda repetición, se dice la primera parte del Gloria Patri; al concluir la tercera repetición, se dice la conclusión de esta; y a la cuarta, se dice tres veces el Kýrie, Eléison. A lo cual se sigue el himno “Illúminans, Altíssime” compuesto por San Ambrosio y entonado en las Vísperas y Laudes de la Epifanía en el rito ambrosiano, y en las Vísperas de la Liturgia Hispánica*.
  
LATÍN (Breviario Ambrosiano de 1830)
Illúminans, Altíssime,
Poli niténtis sídera,
Pax, vita, lumen, véritas,
Jesu, fave precántibus.
  
Seu stella partum Vírginis
Cælo micans signáverit,
Et hoc adorátum die,
Præsépe Magos duxérit.
  
Sed mýstico baptísmate
Fluénta Jordánis, retro
Convérsa quóndam tértio
Præsénte sacráris die.
  
Vel hýdriis plenis aqua
Vini sapórem infúderis;
Háusit miníster cónscius
Quod ipse non impléverat.
  
Aquas colorári videns,
Inebriáre flúmina,
Transíre mutátas stupet
Undas in usus álteros.
  
Sic quínque míllibus virum
Dum quínque panes divídunt,
Edéntium sub déntibus
In ore crescébat cibus.
  
Multiplicabátur magis
Dispéndio panis suo;
Quis hæc videns mirabátur
Juges meátus fóntium?
  
Inter manus frangéntium
Panis rigátur prófluus:
Intácta, quæ non frégerant,
Fragménta subrépunt viris.
  
Jesu, tibi sit glória,
Qui apparuísti géntibus,
Cum Patre et Almo Spíritu
In sempitérna sǽcula. Amen.
  
TRADUCCIÓN
Oh Jesús, que altísimo iluminas
Los globos de los fulgentes astros,
Paz, vida, luz, verdad,
Escucha benigno a quien te invoca;
  
Con la brillante estrella
Del cielo indicaste el lugar
Del parto de la Virgen y hoy
A los Magos guiaste para adorarte;
  
También en el hodierno día consagras
Con místico bautismo las fluidas aguas
Del Jordán un tiempo dirigidas
En reversa por tres veces;
  
O que infundiste en las hidrias
Llenas de agua el sabor del vino;
Bebiéndola el siervo sabiendo
Que él la había ido a llenar.
  
Viendo que color el agua toma
Y que sus sorbos embriagan,
Maravíllase que los elementos mudados
A otros usos pasen.
  
Como mientras dividen cinco panes
Entre cinco mil hombres,
Crecíase el pan
En la boca bajo los dientes de cuantos comían.
  
Multiplicábase la comida
Más de cuanto consumido era:
Quién podrá, viendo este prodigio,
Sorprenderse del perenne manar de las fuentes.
 
El pan pasa profuso
Entre las manos de los que lo parte,
Y los fragmentos aún no consumidos
Vuelan intactos entre los dedos de los hombres.
 
A ti, Jesús, que entre las gentes apareciste,
Sea toda la gloria,
Con el Padre y el Santo Espíritu,
Por sempiternos siglos. Amén.
 
* En el Breviario Mixto, la versión de este himno es más cercana al original ambrosiano recogido en 1582:

LATÍN
Inlúminans Altíssimum
Micántium astrórum globum,
Pax, vita, lumen, véritas,
Jesu, fave precántibus:
  
Sed mýstico baptísmate
Fluénta Jordánis, retro
Convérsa quóndam témpore,
Præsénti sacrávit die.
  
Seu stella partum Vírginis
Cælo micans signáverit,
Et hic adorátus die,
Præsépe Magos dúxerit.
  
Vel hýdriis plenis áquæ
Vini sapórem infúderit,
Háusit miníster cónscius,
Quod ipse non impléverat.
 
Áquas colorári videns
Inebriári flúmina
Mutáta eleménta stupent
Transíre usus álteros:
 
Sic quínque míllibus viris
Dum quínque panes divídunt,
Edéntium sub déntibus
In ore crescébat cibus.
  
Multiplicábatur magis
Dispéndio panis suo,
Qui hæc videns mirábatur
Juges meátus fóntium.
  
Inter manus frangéntium
Panis rigátur prófluus,
Intácta, quæ non frégerant
Fragméntis subrépunt viri.
  
Meménto salútis Áuctor,
Quod nostri quóndam córporis
Ex illibáta Vírgine
Nascéndo formam súmpseris.
 
Glória tibi, Dómine,
Qui natus es de Vírgine,
Cum Patre, et Sancto Spíritu
In sempitérna sǽcula. Amen.
  
TRADUCCIÓN
Jesús Altísimo, que iluminas
Los rutilantes astros del globo,
Paz, vida, luz y verdad,
Muéstrate a cuantos te invocamos.
 
Con grandiosos misterios
Consagraste este día:
Por tu mano las aguas milagrosamente contenidas
Del Jordán recuerdan el bautismo.

Brillando en el cielo solitaria estrella
Señala el parto de la Virgen Madre,
En cuyos brazos hallarán este día los Magoss
Al Niño que buscaban.

O de las tinajas de agua llenas,
A que se infundió el sabor del vino,
Sabiendo el afanado siervo
Que de él no las había llenado.
  
Ve en las aguas de color,
La fuente embriagante,
Asombrando el mutado elemento
Pasar a uso distinto.
   
Cual entre cinco mil hombres
Cinco solos panes ver repartir,
Multiplicándose bajo sus dientes
El alimento en sus bocas.
 
Cuanto más el pan repartía,
Más y más se multiplicaba,
Admirándose todos
De su misteriosa fuente.

Abundante fluye el pan
Entre las manos de quienes lo reparten:
E intactos, los pedazos no partidos,
Fluyen a las manos de los hombres.
   
Acuérdate, ¡oh Autor de salvación!,
Que naciendo de la Inmaculada Virgen
Asumiste la forma,
De nuestros cuerpos.

Gloria a ti, Señor,
Que de la Virgen naciste,
Con el Padre y el Espíritu Santo,
Por los siglos sempiternos. Amén.
  
En la catedral de Milán, había un episodio particular: El arzobispo, presidiendo las Vísperas en ornamentos de Misa (salvo el palio y el manípulo), se sentaba en la cátedra, y el arcipreste (en otras ocasiones el primer canónigo capitular después del arcediano), en hábito coral y capa pluvial blanca, con la férula en mano, se sentaba frente al arzobispo. La primera entonación de la antífona “Omnes Patriarchæ” era realizada por los cantores, la segunda por los monaguillos, la tercera por el arcipreste y la última por todos los presentes. Acabada la antífona, mientras el arzobispo presidía las Vísperas, el arcipreste se dirigía al trono, besaba el anillo pastoral del arzobispo y recibía de él el abrazo de paz, intercambiando un regalo simbólico. La práctica recuerda el “exilio de Génova”, cuando en el 568, el arzobispo San Honorato trasladó la sede a Génova para evitar la masacre por los invasores longobardos (que profesaban la herejía arriana), y en el 649 su sucesor San Juan el Bueno regresó a la sede ambrosiana y se reconcilió el capítulo catedralicio con él.

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