jueves, 5 de enero de 2023

LA “PAZ TOTAL” ES LA “CLAUDICACIÓN TOTAL” ANTE LOS ENEMIGOS DE COLOMBIA

Por Eugenio Trujillo Villegas, director de la Sociedad Colombiana Tradición y Acción.
  
  
Una de las banderas más publicitadas de este gobierno es la llamada “paz total”. Para entender lo que esto significa, debemos preguntarnos: ¿qué es la paz? Este concepto se manipula de tal forma en el mundo actual, que se ha convertido en una abstracción filosófica, que cada persona interpreta a su manera de acuerdo con sus intereses.
    
Santo Tomás de Aquino, tal vez el más fulgurante pensador del mundo cristiano, la definió así: “la paz es la tranquilidad dentro del orden”. Lo cual se complementa con un principio milenario, que es el fundamento de la Civilización Cristiana, que afirma que la verdadera paz, es “la paz de Cristo en el Reino de Cristo”. Y esto solo se consigue cuando la filosofía del Evangelio gobierna a las naciones, a la sociedad y a los hombres.
   
Esto quiere decir que ahora y en todas las épocas, la verdadera paz depende de la práctica de las virtudes cristianas. Depende del respeto a los derechos fundamentales; del triunfo de los valores morales y éticos sobre las pasiones desordenadas, pecaminosas y criminales. Para que haya verdadera paz, es necesario castigar a los que irrespetan esos valores y matan, secuestran y roban a diestra y siniestra, sin respeto alguno por cualquier principio de moral y de ética. La falsa paz que nos ofrecen es la paz del crimen, del pecado, de la traición, del engaño, de la corrupción, y de todos los demás males vigentes en Colombia y en el mundo.
    
Hablan de paz, pero esa no es la paz
Podrán hablar de paz todo lo que quieran, pero sin esos presupuestos nunca habrá paz. Y peor aún, la falsa paz que se construye en el mundo de la mentira y del crimen, servirá para alimentar las más bajas intenciones de quienes la proponen. Así, para los comunistas, la “paz” es la absoluta imposición de su sistema de gobierno; para los dictadores, la “paz” es que nadie se les oponga en sus perversas intenciones totalitarias; para los terroristas, la paz es que nadie les impida perpetrar sus actos criminales; y para los idiotas y los cobardes, la “paz” es que nadie los moleste en lo más mínimo, mientras que los enemigos destruyen el orden social.
   
El Gobierno nos anuncia que estamos en un proceso de “paz total”, como si los colombianos no lleváramos más de 40 años escuchando esa mentira, pues durante todo este tiempo cada uno de nuestros gobernantes hizo su propio proceso de paz y todos ellos fueron un fracaso.
   
Han comenzado unas “negociaciones secretas” con cinco de los grupos terroristas que están empeñados en destruir a Colombia. Entre ellos están el ELN, que ejecuta el terrorismo más cruel y despiadado, con miles de personas asesinadas y secuestradas.
   
Le siguen la Segunda Marquetalia, de Iván Márquez, y el Estado Mayor Central, dos organizaciones disidentes de las FARC que se la pasaron ocho años en diálogos de paz con Juan Manuel Santos. Exigieron la capitulación del Estado ante todos sus crímenes, y cuando la obtuvieron, volvieron a la clandestinidad y a la lucha armada, pues según ellos, lo negociado no fue suficiente.
   
Las otras dos son las Autodefensas Gaitanistas y las Autodefensas de la Sierra Nevada. El denominador común de todas ellas es que viven del crimen organizado, de asesinar policías, soldados, empresarios y campesinos, y de financiarse con los dineros del narcotráfico. Son carteles narcoterroristas que producen cocaína y la exportan al primer mundo, donde están los consumidores.
   
Petro anuncia un acuerdo que no existe
Como todo en esta novela de terror está fabricado con mentiras y engaños, el pasado 31 de diciembre el presidente Petro anunció pomposamente que se llegó a un acuerdo bilateral con estas cinco organizaciones, de tal forma que habría con ellas una tregua hasta el 30 de junio del 2023. Pero tan solo dos días después el ELN lo desmintió púbicamente, diciendo que no había tal tregua, que de eso no se ha hablado nada, y que ellos apenas están comenzando unas negociaciones, así es que seguirán en guerra. Además, las Fuerzas Armadas tampoco fueron informadas de la supuesta tregua, con lo que se configura una vez más un escenario de locura, en donde todo es falso y confuso.
    
Hasta ahora, después de casi un mes de reuniones con el ELN en Caracas, lo único que se ha definido es que las negociaciones continuarán en Méjico. Mientras tanto, solo hay comilonas y borracheras pagadas con los impuestos de los colombianos en el hotel más caro de Venezuela, que ahora será reemplazado por el hotel más caro de Méjico. Y así seguirá el proceso, hasta que el ELN diga que no está de acuerdo con nada, que la paz de ellos es matar gente inocente, exportar coca y destruir el País. Y que no habrá ningún acuerdo.
   
Exactamente igual a lo que pasó con las FARC después de ocho años de mentiras, de centenas de miles de millones de pesos gastados inútilmente, y del robo de un Plebiscito donde se rechazó el Acuerdo. Toda una trama dirigida por el expresidente Santos y sus negociadores, que engañaron al País desde el primer día. Al menos los criminales de las FARC estaban en lo suyo, que era exigir lo que evidentemente consiguieron. Esto es, la total impunidad para sus crímenes, llegar al Congreso de la República sin votos y lavar su inmensa fortuna obtenida con el narcotráfico.
   
Solo falta lo que muy pronto ocurrirá sin la menor duda. Que a esas negociaciones pronto van a llegar los gremios, algunos empresarios y unos pocos obispos en representación del Papa Francisco. Ellos son infaltables en esta auto-demolición, que va conduciendo a la Nación hacia el cadalso, perfectamente conscientes del mal que hacen y sin que eso les produzca el más leve remordimiento de conciencia. Desde que les paguen generosamente, como pasó con Humberto de la Calle y el General Jorge Mora, ellos están dispuestos a las mayores vilezas y a las más grandes capitulaciones.
   
¡Esta es la falsa paz de quienes nos han engañado por años, que evidentemente no es la verdadera paz! No será nunca “la paz de Cristo en el Reino de Cristo”, que es la única paz verdadera. Esa es la que queremos todos los colombianos de bien, y esa paz no se consigue capitulando ante el crimen, sino luchando con valor por la defensa de Colombia.
   
Enero 4 de 2023.

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