Traducción del artículo publicado en italiano por la Asociación Tradición, Familia y Propiedad.
DOM HÉLDER Y LA VIOLENCIA
Hélder Câmara siendo saludado en la develación de una placa conmemorativa en Delft (Países Bajos), 10 de Octubre de 1981 (Foto: Marcel Antonisse/Anefo. La Haya, Archivo Nacional Neerlandés).
Transcribimos el interesante testimonio de un (entonces) joven chileno que participó en una conferencia de mons. Hélder Câmara en 1969, en Santiago de Chile:
«En esto centenario del nacimiento de Dom Hélder Câmara (2009, N. de R.), considero oportuno recordar un hecho al cual asistí jovencísimo, que me parece desvelar un aspecto poco conocido del arzobispo rojo.En 1968/69, como estudiante de Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Chile, en Santiago, acompañé por algunos días la visita que Dom Helder hizo a la capital chilena, porque quería escribir un informe. Entre las actividades de la visita hubo un encuentro, hecho en secreto, con “Iglesia Joven”, movimiento extremista alineado con la Teología de la Liberación, que pocos meses antes había tomado por asalto la catedral de Santiago.Logré infiltrarme a la reunión con una grabadora portátil (que en la época no eran muy discretos…), para registrar las palabras de Dom Hélder. Sin embargo, fui reconocido por un colega de la Universidad, hijo del embajador chileno en el Vaticano [lo era a la sazón Clemente Pérez Zañartu, N. del T.]. Querían quitarme la grabadora, pero logré escabullirme y llegar al escenario, sentándome en un puesto donde una eventual agresión sería vista también Dom Hélder.Durante su conferencia, respondiendo a las preguntas, le fue planteada una acerca de la legalidad del uso de la violencia en la lucha emprendida por la izquierda. Recuerdo perfectamente la respuesta de Dom Hélder, que grabé. Me parece aún escucharla, tanto me impactó: “No me veo clavándole un cuchillo en la espalda a un empresario, pero a la violencia institucionalizada es legítimo responder con la violencia revolucionaria”*.Creo que no sea posible una incitación a la violencia más elocuente. Muchos de los presentes, que oyeron aquellas palabras, formaron en seguida las milicias terroristas del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) y otras semejantes, que tanto asolaron mi país.Dejé la conferencia y me escapé sin hacerme notar. Más tarde, en la universidad, recibí una amenaza por el hijo del embajador anteriormente indicado: si había publicado aquello que había visto y oído, me atendría a las consecuencias.No quería que pasase el centenario de este personaje sin hacer pública su declaración. Dom Hélder fue cuatro veces candidato al Premio Nobel para la Paz, pero mi testimonio revela cómo tal pretensión choca con la realidad» (F.A.A., documento firmado, Santiago, Chile).
NOTA ÚNICA (Del traductor español)
* Hélder Câmara distinguía tres tipos de violencia:
«Hay tres tipos de violencia. La primera, madre de todas las demás, es la violencia institucional, la que legaliza y perpetúa las dominaciones, las opresiones y las explotaciones, la que aplasta y cercena a millones de hombres en sus engranajes silenciosos y bien engrasados. La segunda es la violencia revolucionaria, que nace de la voluntad de abolir la primera. La tercera es la violencia represiva que tiene por objetivo asfixiar a la segunda haciéndose cómplice y auxiliar de la primera violencia, la que engendra todas las demás. No hay peor hipocresía que llamar violencia solo a la segunda, fingiendo olvidar la primera, que la hace nacer, y la tercera, que la mata» (Spirale de violence, Desclée de Brouwer, París, 1970. Traducción al castellano de Alejandro Sierra, Espiral de violencia, Salamanca, Sígueme, 1970).
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