Una delegación de la asamblea (Sangha) budista de Chetuphon (Tailandia) compuesta por treinta y tres prominentes monjes budistas de las escuelas Theravada y Mahayana, encabezados por Sondej Phra Maha Theerajarn (abad de Wat Chana Songkhram), y 60 budistas laicos fue recibida por Francisco Bergoglio el 17 de Junio en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano.
El
encuentro fue para conmemorar los 50 años del encuentro entre el entonces abad de Wat Phra Chetuphon, Somdej Phra Wannarat Pun Puṇṇasiri (futuro Ariyavamsagatañāṇa VII, 17.º
Patriarca Supremo budista de Tailandia) y Pablo VI Montini (II antipapa
deuterovaticano), el 5 de Junio de 1972. Fue la primera vez que un líder religioso budista visitaba el Vaticano.
«Tenemos una profunda estima por los tesoros espirituales, morales y socioculturales que os han sido entregados a través de vuestras preciosas tradiciones. Reconocemos los valores de los que sois depositarios y compartimos el deseo de que sean preservados y promovidos. Esperamos un diálogo cada vez más amistoso y una estrecha colaboración entre las tradiciones que representáis y laIglesia Católica» (Enseñanzas de Pablo VI, vol. X. Tipografía Vaticana, 1972, págs. 604-605).
y elogió la amistad interreligiosa diciendo:
«En un momento en el que la familia humana y el planeta se enfrentan a múltiples amenazas, el diálogo amistoso y la estrecha cooperación son aún más necesarios. Lamentablemente, de todas partes se oye el grito de una humanidad herida y de una Tierra desgarrada.Al final, tratando de congraciarse con sus invitados y después de recordar la acogida que le dieron durante su viaje a Tailandia (20 al 23 de Noviembre de 2019), Francisco evitó cualquier alusión al cristianismo, diciendo que «sobre vosotros y sobre todo en vuestro noble país invoco una abundancia de bendiciones celestiales». Sin embargo, el concepto de “Cielo” como lugar de recompensa eterna no existe en el budismo (tampoco existe en ellos el Infierno como lugar de condenación eterna, ni el de Dios ni de remisión de pecados), y el nirvana (escape del ciclo de reencarnaciones) es solo un estado mental.
Buda y Jesús comprendieron la necesidad de superar el egoísmo que genera conflictos y violencia. “Evita el mal, cultiva la bondad y purifica tu mente” (Dhammapada, 183) decía Buda, mientras Jesús enseñaba a sus discípulos: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros. Como yo os he amado, amaos también los unos a los otros” (Juan XIII, 34).
Es nuestra tarea hoy guiar a nuestros respectivos fieles hacia un sentido más vivo de la verdad de que somos todos hermanos y hermanas. Esto implica trabajar juntos para cultivar la compasión y la hospitalidad hacia todos los seres humanos, especialmente los pobres y marginados».
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