miércoles, 15 de junio de 2022

ANGLICANOS CRITICAN A GOBIERNO BRITÁNICO POR POLÍTICA MIGRATORIA (Deportarlos a una dictadura apoyada por Occidente)


El diario inglés The Times publicó la carta conjunta de 25 “obispos” anglicanos, con Justin Welby (Canterbury) y Stephen Cottrell (York) a la cabeza, denunciando como “politica inmoral que hace avergonzar a Gran Bretaña” la política de repatriación de los migrantes de Ruanda implementada en conjunto por el primer ministro Boris Johnson y el dictador ruandés Paul Kagame el pasado Abril:
 
TRADUCCIÓN
LA POLÍTICA “INMORAL” DE RUANDA HACE AVERGONZAR AL REINO UNIDO 
   
Señor,
  
que el primer vuelo de repatriación parta hoy de la Gran Bretaña hacia Ruanda, esta política migratoria debería avergonzarnos como nación. Ruanda es un país valiente que se está reponiendo de un genocidio catastrófico. La vergüenza debe ser nuestra, porque nuestra herencia cristiana debería inspirarnos a tratar a los solicitantes de asilo con compasión, equidad y justicia, como hemos hecho por siglos.
   
Los que van a ser deportados a Ruanda no han tenido oportunidad de apelar, o reunirse con su familia en Gran Bretaña. No han tenido ninguna consideración a su solicitud de asilo, el reconocimiento de sus necesidades médicas o de otro tipo, ni ningún intento de comprender su situación.
   
Son personas desesperadas que huyen de horrores indecibles. Muchos son iraníes, eritreos y sudaneses, que tienen una tasa de tasa de concesión de asilo de al menos el 88%. Estas son las personas que Jesús tenía en mente cuando dijo que cuando ofrecemos hospitalidad a un extranjero, lo hacemos por Él. Son los vulnerables que el Antiguo Testamento nos invita a valorar. No podemos ofrecer asilo a todo el mundo, pero no debemos externalizar nuestras responsabilidades éticas, ni descartar el derecho internacional, que protege el derecho a solicitar asilo.
   
Debemos poner fin al tráfico de seres humanos; muchas iglesias están comprmetidas en combatirlo. Esto requiere una cooperación global en todos los niveles de la sociedad. Para reducir los viajes peligrosos hacia el Reino Unido tenemos necesidad de caminos seguros: la Iglesia continuará sosteniéndolos. Pero las deportaciones, y el potencial retorno forzado de los solicitantes de asilo a sus países de origen no son el camino justo. Esta política inmoral hace avergonzar a Gran Bretaña.
     
La carta de los lores espirituales (Senadores) salió horas antes que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ordenara detener la salida del primer vuelo hacia Kigali, como quiera que viajaba allí un iraquí que había solicitado asilo el 17 de Mayo, y su proceso judicial aún está en curso. En respuesta, Downing Street anunció que no descarta abandonar el Convenio Europeo de Derechos Humanos, y argumenta que la atención de los migrantes costaba 1.500 millones de libras anuales (1.700 millones de euros). Por otra parte, Liz Truss, ministra de exteriores del gobierno Johnson, dijo que su política (diseñada por la ministra de Interior Priti Sushil Patel) es legal y moral: «Los inmorales en este caso son los traficantes, que comercian con la angustia y la miseria humana» de los migrantes, que atraviesan en pateras el Canal de la Mancha por el puerto francés de Calais, y añadió en referencia a los perlados anglicanos: «Esta gente tiene que sugerir alguna política alternativa que funcione». En lo que va de 2022, llegaron a las costas inglesas más de 10.000 migrantes ilegales, y esta semana, más de 700. De otra parte, endurecer las políticas migratorias ha sido la bandera del Brexit, que posibilitó la elección de Johnson como Primer Ministro.
   
No solo las críticas han venido de los anglicanos (el arzobispón católico de Glasgow William Francis Nolan y el Nuncio apostólico Claudio Gugerotti visitaron varios centros de detención de migrantes, el imán Qari Asim de la mezquita de Leeds dijo que esta política «desafía nuestra conciencia humana y nos obliga a defender la dignidad», y el príncipe Carlos Mountbatten-Windsor la calificó de «espantosa» en una conversación), también desde Ruanda, país que recibirá el primer vuelo con siete migrantes a bordo, a cambio de 120 millones de libras (157 millones de dólares, 144 millones de euros): Victoire Ingabire Umuhoza, la principal figura de la oposición en “El país de las mil colinas”, declaró que el acuerdo viola la Convención de Ginebra de 1951, y añadió: «El gobierno de Ruanda es conocido como un gobierno que no respeta los derechos humanos. Es inaudito que un país democrático como el Reino Unido no haya asumido su responsabilidad y haya decidido hacer recaer toda la carga sobre un país en desarrollo y no democrático como Ruanda».
    
Es de advertir que Kagamé (antiguo líder de la guerrilla tutsi Frente Patriótico Ruandés) retiene el poder desde que lo asumió en 1994 tras acabar el genocidio, y aunque se reconoce que ha combatido la corrupción y atraído la inversión extranjera, logrando un crecimiento económico anual de 7%, es acusado de reprimir la libertad de expresión, la crítica y la oposición política, además de apoyar las milicias opositoras al gobierno de la vecina República Democrática del Congo (antiguo Congo Belga) y perseguir tanto a los hutus como a los tutsi que no lo apoyan. Y ante esto, como siempre pasa, OCCIDENTE SE HACE LA VISTA GORDA.

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