Verso 11: En la visión del Vidente aparece ahora una segunda bestia surgiendo de la tierra, que tiene dos cuernos como un cordero pero habla como dragón. Esta bestia es el profeta del Anticristo. En otros lugares es llamado el “Falso Profeta” (XVI, 13; XIX, 20). El Anticristo tendrá un precursor o profeta, quien le preparará el camino a él. Indudablemente será alguien que ha hecho una gran obra de maldad en el mundo como para ser especialmente apropiado para el puesto. Muchos pueden hacer desarrollado un carácter tan malvado para adecuarse a tal trabajo, pero este puede estar a la cabeza de un fuerte poder mundial. Satán no conocerá con mucha anticipación el tiempo de estos eventos, como tampoco sabrá cuándo él saldrá de la Iglesia. Así que elegir al Falso Profeta será la labor del Anticristo después que él mismo haya hecho su propio pacto con satanás. Este profeta puede restablecer el Imperio Romano pagano y construir la “Gran Ramera”, Babilonia. Él viene de la tierra, que es el término para las naciones gentiles de las cuales él surge.
Él es descrito brevemente. Él tiene dos cuernos, mientras el Anticristo tiene diez. Estos dos cuernos pueden pasar por dos reyes sujetos a él, si no se añadiera la frase “como el cordero”. Eso le da a los cuernos un significado diferente. Puede tener dos poderes mundiales sujetos a él; pero la frase añadida parece intimar que es un obispo o cardenal apóstata, o él parecerlo. Haber huido la Iglesia de Roma después del asesinato del Papa deja vacante la sede papal. Posiblemente este falso profeta en nombre del Anticristo usurpe la supremacía papal y se proponga como emperador de Roma. Su presunta autoridad y supremacía espiritual sobre la Iglesia lo haría parecer el Obispo de Roma, y su regencia temporal sobre el imperio restablecido lo hará emperador de Roma. Él será Póntifex Máximus, un título de los emperadores romanos paganos, teniendo autoridad suprema espiritual y temporal. Asumir autoridad sin poseerla lo hace el Falso Profeta. ¿Esto alude a lo que Nuestro Señor dijo?
Aunque él pose como cordero, como cristiano, sus doctrinas lo traicionan, porque él predica las doctrinas del dragón. Sus principios y dogmas que aceptar, su moral y derecho civil serán de inspiración diabólica. Quizá el comunismo o de plano el paganismo idólatra; amalgamará el culto imperial y el culto diabólico con la persecución de los verdaderos creyentes. Ellos lo conocerán de una vez como impostor y no serán descarriados. Él estará en liga con los poderes mundiales anticristianos y adoptará sus principios de gobierno y derecho civil. Como cabeza espiritual de su imperio, puede declarar traición contra el estado aceptar el Cristianismo o la ley moral de Dios. Evidentemente él hará en su imperio lo que el Anticristo hará en el suyo, quien como escribe Daniel, “pensará poder cambiar los tiempos y las leyes”.
Verso 12: El Anticristo investirá al Falso Profeta con su propio poder y autoridad satánica, quien entonces la ejercerá en presencia de su amo. Ver al Anticristo investir a otro con su propio poder sobrehumano ganará la admiración de los infieles. Satanás se pondrá al servicio del Anticristo en todo momento y también a disposición del Falso Profeta obrando invisiblemente signos y prodigios engañosos en presencia del Anticristo, Siendo el constante ángel de la guarda del Anticristo, tanto que sus aparentes poderes sobrenaturales pueden parecer personales, satanás puede estar al servicio del Falso Profeta solo en presencia del Anticristo. Él está presente solo en un lugar, y aunque él puede moverse con más rapidez que un rayo, él no es omnisciente y no puede saber cuando esté en Pekín con el Anticristo, lo que el Falso Profeta puede tener en mente para él hacer en Roma, a menos que le sea comunicado por otros demonios. Entonces él necesitaría dejar la presencia del Anticristo para atender los deseos del Falso Profeta. El poder del Anticristo entonces estaría suspendido, y la vida encantada que poseerá bajo el tutelaje de satanás estaría en peligro. El Falso Profeta por tanto será capaz de obrar sus prodigios solo en presencia del Anticristo, quien así ganará a los judíos anticristianos y será proclamado como el mesías tanto tiempo esperado por ellos. Sus “signos” ganarán crédito para él entre todos los infieles que han sido o serán incrédulos a la Iglesia. El Falso Profeta ejercitará su poder prestado para honra y gloria del Anticristo y persuadirá a todos los infieles, apóstatas y naciones apóstatas para honrar y adorarlo. Y el Anticristo apoyará a su profeta y lo asegurará en su imperio.
Una de las principales razones por que la gente aceptará al Anticristo es la sanación de la “herida de muerte” de una cabeza de la bestia. Esa cabeza es el antiguo paganismo romano, que será restaurado por el Falso Profeta por el poder del Anticristo. Esto parece localizar la capital del profeta en Roma. Esto haría posible un cumplimiento literal de las profecías de los capítulos XVII y XVIII. En el capítulo XVII, la bestia carga a la mujer escarlata, mostrando que el restablecimiento del imperio pagano se hizo posible por su poder. La alianza entre el Anticristo y su profeta probablemente estipulará la sumisión de toda la gente en el imperio restaurado al anterior, y el reconocimiento de su divinidad y la aceptación de su doctrina y moralidad. El imperio no será tan grande como anteriormente, porque el imperio del Anticristo ocupará parte del antiguo territorio imperial. La influencia del Falso Profeta inducirá a las naciones no cristianas y apóstatas a deificar al Anticristo. Sus doctrinas serán enunciadas en un estilo literario altisonante y ornamentado con un misticismo atractivo, lo mejor para ajustarlas a fin de promover todo grado de soberbia y abandono moral. Ellas serán aceptadas con entusiasmo por todos los pecadores. Y estos entusiastas proclamarán que la resurrección del Imperio Romano es el milagro de los siglos. La Iglesia es derrotada. El papado es abolido.
San Pablo dice que el Anticristo “se sentará en el templo de Dios” para recibir culto divino como si fuera Dios (2 Tes. II, 4). Este no es el antiguo Templo de Jerusalén, ni un templo como el construido por el Anticristo, como algunos han enseñados, porque desde luego sería su propio templo. En el capítulo XI, 1 y 19, se muestra este templo ser una iglesia católica, posiblemente una de las iglesias en Jerusalén o San Pedro en Roma, la cual es la iglesia más grande en el mundo y es en sentido pleno “EL templo de Dios”. Si el Anticristo fue en persona a ese gran templo para recibir el culto de sus seguidores, el Falso Profeta habría cumplido eminentemente su misión. La capital del Anticristo estará en Jerusalén hasta la resurrección de los Dos Testigos. Pero si nunca fuera visto por las gentes fuera de su capital, su poder e influencia quedarían muy limitados. Él seguramente viajará de país en país para mostrarse, enseñar sus doctrinas, obrar sus milagros mentirosos, establecer su imperio y ser adorado por sus seguidores. Apareciéndose en las principales ciudades de su imperio, persuadirá a los malvados para movilizar grandes ejércitos haciéndolo capaz de aplastar las naciones que se opongan a él.
Verso 13: El Falso Profeta obrando sus “signos” incluso causará rayos del cielo a su mandar. Que satanás puede causar los rayos parece probado en la Escritura (Job I. 16). Satanás usará este poder para establecer su iglesia, su dominio mundial. Por tales signos el Falso Profeta ganará crédito para las afirmaciones de divinidad del Anticristo. Esto será más convincente para los impíos, porque el Anticristo confiere este poder a otro. ¿Qué pasará si otros requieren el poder de él?
Los que afirman que estas palabras del Apocalipsis significan la práctica de magia no pueden presentar ninguna afirmación, especialmente no para la caída de fuego del cielo por el mando de ningún hombre en la historia excepto Elías. San Juan de un gran signo que será forjado por el Falso Profeta solo, que mostrará a los verdaderos creyentes quién es él, cuando la “Bestia” haya aparecido. Esta descripción no es prueba que tales cosas se hayan cumplido en tiempo de San Juan. Se practicaban la magia y engaños de distintos tipos, como en la India actualmente, pero este signo era más allá del poder de los faquires de ese tiempo. Y se prueba al lector que la Bestia no ha aparecido todavía. Se demuestra también que la Bestia no es el Imperio romano ni el emperador, y el Falso Profeta no es el sacerdocio pagano de ese tiempo. Aquellos que sostienen tal postura y saben que los signos no fueron producidos se contradicen a sí mismos. En el capítulo presente, los rasgos personales y dones satánicos del Anticristo son retratados en la imaginería apocalíptica siendo el alma del imperio mundial fundado por él para constituir el último obstáculo de satanás para el progreso de la Iglesia. El dictado verbal de este libro no es sostenido aquí, pero las visiones son verdaderas revelaciones y no la propia imaginación del Vidente. Identificar la predestinación de los faquires en presencia de los funcionarios imperiales con los “signos” mencionados en este texto es llevar una explicación descabellada. Ningún registro histórico presenta que un faquir haga caer rayos del cielo en este mundo, o que un emperador poseyese tal poder o lo confiriera a otro. Si hubiera un hecho así, no se habría perdido su registro en la historia.
Verso 14: El sacerdocio pagano ordenó que se hicieran estatuas del emperador y se pusieran para el culto. En Pérgamo había un templo dedicado al emperador, y su estatua era adorada allí; y esta práctica se propagó a otras ciudades. Las ciudades de Asia realmente competían entre sí en adorar al César. Este pasaje puede aludir a tales prácticas, pero su narración de la obra del Falso Profeta no declara la idolatría anterior. Cuando en tiempos posteriores se decretó e implementó la persecución contra los cristianos, se les daba a elegir entre adorar la estatua del César y morir por tortura. Pero en la visión presente, los pueblos son “seducidos” por el Falso Profeta a través de los “signos” que hace, y especialmente por el rayo que hace caer del cielo. Y aquellos que son seducidos por el cobarde culto al Anticristo libre y entusiastamente.
La cláusula “que había sido herida por la espada y vivía” regresa nuevamente en este verso. Este hecho será considerado de importancia decisiva. La opinión de que esto significa la resurrección y regreso de Nerón es absurda. Tal fábula había circulado, pero no tan ampliamente como algunos escritores modernos imaginan. Además, era un imposible, y ningún escritor inspirado pudo haber tenido la idea. Demasiadas fábulas han sido llevadas al Apocalipsis por intérpretes tenaces. Hay una explicación mucho más fácil para esta cabeza que tenía la “herida mortal”.
La Iglesia afirma haber vencido al judaísmo y al paganismo no por la fuerza militar sino por la espada de la palabra de Dios. El poderío militar de Roma sujetó al mundo. La divinidad de la Iglesia fue particularmente evidente en su capacidad de vivir y prosperar bajo la persecución imperial. El paganismo fue destruido indirectamente por la Iglesia pero directa y finalmente por las fuerzas militares de Constantino. El Imperio romano fue la sexta cabeza de la bestia. Por su victoria y por su edicto de libertad religiosa y la abolición del paganismo oficial. Constantino le dio la “herida de muerte por la espada” a la bestia. El Falso Profeta proclamará la resurrección del Imperio romano y todo el orden pagano de cosas con su culto al Anticristo, sus leyes, sus oráculos y el sistema religioso pagano el mayor milagro de todos los tiempos. El paganismo volvió y destruyó a su destructor. Atentará demostrar ser esto la prueba absoluta del origen divino del paganismo y de la divinidad del Anticristo. Así ganará para la Bestia la admiración de todos los que odian la Iglesia. Esto es declarado invirtiendo 3 y 12. Ellos no necesitan temer a la Iglesia nunca más, porque su campeón la derrota y todo lo que considera sagrado. Su temor de la Iglesia no es sino el temor de satanás, y él derrama su miedo en sus timos.
Verso 15: El Falso Profeta incluso sobrepujará a los Dos Profetas. Él aconsejará a sus seguidores tallar una estatua del Anticristo, la animará y ordenará que hable. La palabra “imagen” está en el número singular, indicando solo una estatua, que puede ser puesta en la gran iglesia, San Pedro. No sabemos los límites del poder de satanás, pero como puede poseer las personas y los animales, puede ser capaz de entrar en una estatua y darle flexibilidad, movimiento y habla. Tenemos una demostración de esto en lo que los magos de Egipto hicieron (Éxod. VII, 12). Por este signo de su profeta para aparentemente darle vida a una estatua de piedra, el Anticristo moverá a sus seguidores creer en sus propios poderes creativos. Ni Cristo ni sus apóstoles se presentaron con tal poder. San Vicente Ferrer dio vida a dos niños que habían sido muertos y despedazados, y vivieron muchos años después. Pero no hizo una estatua de piedra en un ser viviente. En las mentes de sus seguidores, este poder del Anticristo superará cualquier afirmación hecha por la Iglesia o cualquier milagro realizado por los Dos Testigos. Las plagas que infligirán sobre la tierra no ganarán a los anticristianos.
Animar una estatua puede haber sido una posibilidad para los demonios en tiempo de San Juan, pero ningún escritor histórico lo registra. Comentaristas posteriores sobre el Apocalipsis adelantaron las leyendas sobre Apolonio de Tiana y Simón Mago como una prueba de que estas cosas han sido hechas por los magos. Pero no afirman otra autoridad que este verso en el Apocalipsis. Los Hechos de los Apóstoles registran el asombro de Simón Mago ante los milagros realizados por los apóstoles. Ellos estaban por encima de su farsa mágica. No hay prueba en la historia de alguien animando una estatua. Este será un signo de satanás en su tiempo en el mandato del profeta del Anticristo para ganar al mundo lejos de Cristo.
Satanás hablando por medio de la imagen del Anticristo, demandará la muerte de todos los que se nieguen a adorar la estatua. Al adorar la estatua, ellos adoran a satanás que la anima y al Anticristo que representa. Los fanáticos adoradores de la Bestia prontos a obedecer al oráculo comenzarán la sangrienta persecución de los verdaderos creyentes una vez consideren un honor y un servicio debido a su dios poner a todos los incrédulos a la muerte.
P. HERMAN BERNARD KRAMER. The Book of Destiny (El Libro del Destino), Comentario sobre Apocalipsis XIII, 11-15. Büchler Publishing Company, Belleville, Illinois, 1956. Reimpreso por Apostolado de la Acción Cristiana, Fresno, California, 1972. Traducción propia.
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