ADVERTENCIA: Rezar un Ave María y la oración a San Miguel Arcángel antes de leer el siguiente artículo.
Ha de ser aterrador pasar de noche y ver esta imagen detrás de una ventana.
Si te decimos que esta ventana forma parte de una catedral, quizá lo tomes como una broma de mal gusto. No es una broma: se trata de la catedral “Cristo de la Luz” de Oakland, California.
Pero, ¿cómo se llegó a esto? Veamos: el 17 de Octubre de 1989, el terremoto de Loma Prieta, de magnitud 6,9, golpeó el norte de California, causando 63 muertos, 3.837 heridos y entre 8.000 y 12.000 personas sin hogar. Entre los edificios afectados estuvo la antigua catedral, dedicada a San Francisco de Sales, la cual fue demolida en 1993. Apenas tenía 100 años de construida, y casi 30 de ser la sede de la diócesis.
En su momento, el obispón John Stephen Cummins Connolly dijo que la diócesis no podía costear la reparación de la catedral y de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús (8 millones de dólares en esa época, 16’655.501,73 dólares al cambio actual, con una inflación acumulada de 108,2%), pero en el año 2000 hizo planear una nueva catedral. Su sucesor Allen Henry “el Chiflado” Vigneron Kott (actualmente arzobispón de Detroit y superior de la misión de las Islas Caimán), queriendo rivalizar con la igualmente monstruosa y faraónica catedral de Los Ángeles mandada construir por Roger Michael “el Loco” Mahoney Baron (quien no pudo demoler la antigua catedral de Santa Vibiana –dañada por el terremoto de Northridge del 17 de Enero de 1994–), hizo construir entre 2003 y 2008 la actual catedral, que hizo dedicar como “Cristo de la Luz”, en un terreno que originalmente estuvo pensado para el parqueadero de un rascacielos.
La construcción costó 131 millones de dólares en su etapa inicial en 2003 (al cambio actual 212’550.000, con una inflación acumulada de 63,5%), no sin controversia: en 2007, el costo ascendió a 190 millones en 2007 –275’677.855,56 dólares actuales, inflación acumulada de 45,1%– para luego bajar a 175 millones en el último año de construcción –244’525.157,57 dólares actuales, inflación acumulada de 39,7%–. Aspecto que fue criticado por muchos sectores, pero que el presbítero Leo Joseph Edgerly Jr. Smith, miembro de la junta directiva de la Corporación de la Catedral Católica del Este de la Bahía, encaró diciendo que los programa sociales de la diócesis costaban anualmente más que la catedral en sus años de construcción, y «Puedes ir a Europa a ver catedrales góticas. Puedes venir a Oakland y ver esto»). Adicional, en el año 2017, la junta directiva demandó a las firmas constructoras por fallas en la construcción y mala calidad de los materiales.
El área de culto de la catedral y el “ábside” (por convencionalismo) tiene la forma de vesíca piscis (vejiga de pez o mandorla), que en el arte medieval se usaba para simbolizar la divinidad, pero que en los círculos esotéricos representa los genitales femeninos. Bajo el tejado está el “altar”, hecho de un bloque monolítico en forma de cubo. Recordemos que el cubo simboliza el estado de perfección de los masones.
Se dice que la imagen que preside la ventana Omega (imagen que no era parte del diseño original, pero que Vigneron mandó poner) está basada en el Cristo en majestad que preside el Juicio Final sito en el transepto de la catedral de Chartres. Pero, ¿realmente la catedral “Cristo de la Luz” está dedicada a Jesucristo, la Luz verdadera que resplandece sobre todo hombre que viene a este mundo, y que que quien Lo sigue no camina en tinieblas (cf. San Juan I, 9; XII, 43)? Si no, ¿a qué “luz” lo está? En la Biblia hubo otro personaje que estuvo vinculado a la luz, pero que por su soberbia al querer erigirse como Dios, perdió su lugar en el Cielo. Sí, es satanás el diablo. Antes de rebelarse contra Dios, se llamaba Helel ben Shahar (en hebreo הֵילֵ֣ל בֶּן־שָׁ֑חַר, Lucero hijo de la aurora), que en griego traduce Eósforo y en latín Lucífer, y era un ángel del primer coro. Al ensoberbecerse y rebelarse contra Dios, perdió su lugar en el Cielo y fue arrojado con sus seguidores al Infierno:
«¿Cómo caíste del cielo, ¡oh lucero!, tú que tanto brillabas por la mañana? ¿Cómo fuiste precipitado por tierra, tú que has sido la ruina de las naciones? Tú que decías en tu corazón: “Escalaré el cielo; sobre las estrellas de Dios levantaré mi trono, me sentaré sobre el Monte del testamento situado al lado del septentrión; sobrepujaré la altura de las nubes, semejante seré al Altísimo”. Pero tú has sido precipitado al infierno, a la más honda mazmorra» (Isaías XIV, 12-15/Versión de Mons. Félix Torres Amat).
Tampoco tranquiliza para nada que en la parte posterior de la catedral pusieron en una ocasión la imagen de la Virgen de Guadalupe, y sí al contrario parece prácticamente como escabel del “Jesús-Bafomet” representado en el ábside.
Muchos arquitectos han elogiado el diseño moderno de la catedral de Oakland, y algunos visitantes aplauden los servicios y comodidades que este ofrece (climatizado, acústica, conexión a internet); pero en verdad, es un despropósito desde lo financiero (para su construcción, Vigneron robó de los fondos escolares de la diócesis) y una fuente de desasosiego para quienes transitan por ella. Además, refleja que la Iglesia Conciliar ha destronado a Jesucristo y lo ha remplazado por el diablo. Pero el mismo diablo les demanda víctimas, y les pasa factura: la diócesis de Oakland se declaró en bancarrota por los casos de abuso que se han presentado por décadas.
Viendo bien la imagen, vemos que de Cristo no tiene nada y parece más bien una imagen con cuernos de chivo y patas de cabro. No hay que ser muy incisivo para sacar que es el Maligno
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