En la iglesia de San Maximiliano (Múnich, Alemania) se encuentra en exhibición desde el 13 de Marzo un “cristo” con los colores de la bandera ucraniana. La talla, de 7 metros de altura y 500 kilos de peso, fue fabricada hace 8 años por el escultor Harry Seeholzer, de 62 años de edad, con una motosierra a partir del tronco de un roble.
Cuando no está recorriendo las parroquias de la Archidiócesis de Múnich-Frisinga permanece en su taller de Erding («Originalmente, mi Cristo iba a ser colgado en una cascada tirolesa, pero luego surgieron dificultades y ha pasado los últimos ocho años en mi taller», dijo Seeholzer), fue pintada de azul de ultramar. Seeholzer decidió atarle alrededor una tela amarilla con el Trizub (el tridente ucraniano), según él inspirado en la fotografía de una anciana en el metro de Moscú protestando en silencio con una chaqueta azul y una bufanda amarilla.
La estatua, transportada en un semitráiler, fue colgada del techo de la iglesia de San Maximiliano en ocasión de un concierto benéfico para los refugiados de Ucrania. Seeholzer dijo «Mi “cristo” es un signo de paz para Ucrania, él permanecerá aquí un tiempo».
El controversial Rainer Maria Schießler, párroco de San Maximiliano, elogió el “coraje” de la anciana que inspiró la obra de Seeholzer, y protestó contra aquellos que calificaron esto como populismo y blasfemia: «Es un grito de angustia frente a esta guerra. Cristo con los brazos extendidos es una figura suplicante: “Señor, que termine”». Aunque no lo quieran, es una escultura digna de censura no sólo por el uso politizado, sino también por su forma jansenista y su estilo moderno condenado por el Santo Oficio en 1921.
El cristo de los mass media. Una vergüenza.
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