martes, 22 de marzo de 2022

NOTICIAS DE LA “CONSAGRACIÓN DE RUSIA Y UCRANIA” AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

1.º FRAILE DOMINICO CENSURADO: «NO SOLO RUSIA, SINO TAMBIÉN LA UNIÓN EUROPEA DEBE CONSAGRARSE AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA».
  
  
Marco Tosatti, en su página STILUM CURIÆ presenta el siguiente intercambio epistolar entre fray Giovanni Cavàlcoli OP (famoso por ser despedido de Radio María Italia por decir que el terremoto de Umbría y las Marcas el 30 de Octubre de 2016 fue un castigo de Dios) y una mujer que pidió la reserva de su identidad, respecto al anuncio de Bergoglio de la “consagración de Rusia y Ucrania” el 25 de Marzo próximo.
   
La mujer le preguntó:
«Gentil Padre Cavàlcoli,
 
me profeso su discípula porque hace algunos años, en tiempos de mi colaboración en el sitio RISCOSSA CRISTIANA, Vd. disipó algunas dudas espirituales que tenía entonces. Por esto me permito ahora (esperando no hacerle perder demasiado tiempo) dirigirle una cuestión que toca de cerca la trágica situación que estamos viviendo con la invasión de la Ucrania.
  
Partiendo que la Virgen de Fátima, exhortando a los tres niños a orar por la conversión de la Rusia, pide también que aquel inmenso país (que estaba viviendo la revolución atea comunista) fuese consagrado a Su Corazón Inmaculado, confieso que no comprendo bien el significado de aquella consagración. Me parece recordar que un gesto similar ya se efectuó por los Papas del último medio siglo, pero sor Lucía de Fátima habría dicho (si he entendido bien) que eso era insuficiente, porque no sucedió en comunión solemne con todos los Obispos del mundo.
  
Entonces yo me pregunto: ¿cuáles Obispos? ¿Solo los obispos católicos, o también los otros –anglicanos, luteranos  (que, sobre todo, no tienen una particular veneración por la Virgen) y ortodoxos–? En el primer caso, ¿no se correría el riesgo de “ofender” sobre todo a las Iglesias eslavas, ortodoxas y autocéfalas, cuyas relaciones con la Iglesia de Roma no van notoriamente más allá de simples gestos de cortesía y de estima?
  
A mi juicio, la consagración pedida por sor Lucía podría suceder solo después del regreso de todos nuestros “hermanos separados” a la Iglesia Romana, reconocida como Católica y Apostólica, evento (este) que todos nosotros los católicos esperamos y por el cual oramos, pero creo aún muy lejano de realizarse. De otro modo, ¿el Pontífice romano no correría el riesgo de ser acusado de indebida intromisión teológica y pastoral, sobre todo por los Patriarcas eslavos?
  
He aquí el interrogante que nutro, quizá un poco terrenal, pero al cual no sé darle respuesta. Le pido, por tanto querer hacérselo y, entre tanto, agradezco de corazón y le saludo con profunda confianza, estima y amistad».
Cavàlcoli respondió:
«Querida señora,
   
la Virgen en Fátima había pedido que el Papa consagrase a la Rusia junto a todos los obispos del mundo evidentemente católicos, dado que solo sobre ellos tiene el Papa jurisdicción. Los anglicanos y los ortodoxos notoriamente no reconocen el primado del Romano Pontífice, por lo cual la Virgen no podía incluirlos a ellos.
    
Sor Lucía tuvo razón en decir que los Papas Pío XII y Juan Pablo II no satisfacieron todas las condiciones que la Virgen había puesto en su demanda. Con todo esto, María, en su misericordia, obtuvo de Dios por lo menos la ruptura de la URSS y una notable retoma de la vida cristiana en Rusia, tanto que Putin no es un ateo, sino un creyente, devoto del Patriarca de Moscú.
  
Con todo, aún hoy la Rusia está mostrando una mala conducta ensañándose con la Ucrania, auqnue tenga algún atenuante por las ofensas recibidas en el Dombás. Por eso el Papa ha acogido la petición de los obispos ucranianos de consagrar Rusia y Ucrania al corazón inmaculado de María.
  
Pero en este conflicto también los católicos favorables a la OTAN y el mismo Papa no están libres de culpa, por el hecho que se dejan influenciar por los modernistas y la masonería, los cuales son hostiles al tradicionalismo de la Iglesia ortodoxa rusa y querrían, junto con la China comunista, debilitar la influencia cristiana de Rusia en el mundo.
     
Por lo tanto, la Unión Europea también tendría necesidad de ser consagrada a la Virgen.
   
P. Giovanni».
    
2.º SE REVELA LA ORACIÓN DE LA “CONSAGRACIÓN DE RUSIA Y UCRANIA”.
La archidiócesis de San Pablo-Mineápolis en Estados Unidos hizo publicar la oración que se usará para la “consagración de Rusia y Ucrania” (oficialmente “acto de consagración” a secas) al Inmaculado Corazón de María el 25 de Marzo. (ADVERTENCIA: No busquéis para nada la palabra Fátima: NO APARECE ALLÍ):
   
  
TRADUCCIÓN
Oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, en este tiempo de prueba nos volvemos a ti. Como Madre nos amas y nos conoces: no se te oculta ninguna preocupación de nuestro corazón. Madre de misericordia, ¡cuántas veces hemos experimentado tu cuidado vigilante y tu presencia pacífica! Tú nunca dejas de guiarnos a Jesús, el Príncipe de la Paz.
  
Sin embargo, nos hemos desviado de ese camino de paz. Hemos olvidado la lección aprendida de las tragedias del siglo pasado, y el sacrificio de los millones que cayeron en las guerras mundiales. Hemos hecho caso omiso de los compromisos que asumimos como comunidad de naciones. Hemos traicionado los sueños de paz de los pueblos y las esperanzas de los jóvenes. Nos enfermamos de codicia, pensamos solo en nuestras propias naciones y sus intereses, nos volvimos indiferentes y nos atrapamos en nuestras necesidades y preocupaciones egoístas.
   
Elegimos ignorar a Dios, contentarnos con nuestras ilusiones, volvernos arrogantes y agresivos, suprimir vidas inocentes y acumular armas. Dejamos de ser guardianes del prójimo y administradores de nuestra casa común. Hemos asolado el jardín de la tierra con la guerra y con nuestros pecados hemos quebrantado el corazón de nuestro Padre celestial, que quiere que seamos hermanos y hermanas. Nos volvimos indiferentes a todos y todo menos a nosotros mismos.
   
Ahora con vergüenza clamamos: ¡Perdónanos, Señor! Santa Madre, en medio de la miseria de nuestro pecado, en medio de nuestras luchas y debilidades, en medio del misterio de la iniquidad que es el mal y la guerra, nos recuerdas que Dios nunca nos abandona, sino que continúa mirándonos con amor, siempre dispuesto a perdonarnos y levántanos a una vida nueva. Él te ha dado a nosotros y ha hecho de tu Inmaculado Corazón un refugio para la Iglesia y para toda la humanidad. Por la misericordiosa voluntad de Dios, siempre estás con nosotros: Incluso en los momentos más turbulentos de nuestra historia, estás ahí para guiarnos con tierno amor.
    
Ahora nos volvemos hacia ti y llamamos a la puerta de tu corazón. Somos tus amados hijos. En cada época te das a conocer a nosotros, llamándonos a la conversión. En esta hora oscura, ayúdanos y concédenos tu consuelo. Dinos una vez más: “¿No estoy yo aquí, yo que soy tu Madre?”. Tú eres capaz de desatar los nudos de nuestro corazón y de nuestro tiempo. En ti depositamos nuestra confianza.
   
Confiamos en que, especialmente en los momentos de prueba, no te harás sorda a nuestra súplica y acudiras en nuestra ayuda. Eso es lo que hiciste en Caná de Galilea, cuando intercediste ante Jesús y él obró la primera de sus señales. Para preservar la alegría de la fiesta de bodas, le dijiste: “No tienen vino”. Ahora, oh Madre, repite esas palabras y esa oración, porque en nuestros días se nos ha acabado el vino de la esperanza, ha huido la alegría, se ha desvanecido la fraternidad. Hemos olvidado nuestra humanidad y dilapidado el don de la paz. Abrimos nuestros corazones a la violencia y la destructividad.
   
¡Cuán grandemente necesitamos tu ayuda maternal! Por eso, oh Madre, escucha nuestra oración. Estrella del Mar, no nos dejes naufragar en la tempestad de la guerra. Arca de la Nueva Alianza, inspira proyectos y caminos de reconciliación. Reina del Cielo*, restaura la paz de Dios al mundo. Elimina el odio y la sed de venganza, y enséñanos el perdón. Libéranos de la guerra, y protege nuestro mundo de la amenaza de las armas nucleares. Reina del Rosario, haznos conscientes de nuestra necesidad de orar y de amar. Reina de la Familia Humana, muestra a las personas el camino de la fraternidad. Reina de la Paz, obtén la paz para nuestro mundo.
  
Oh Madre, que tu dolorosa súplica conmueva nuestros corazones endurecidos. Que las lágrimas que derramas por nosotros hagan florecer de nuevo este valle reseco por nuestro odio. En medio del estruendo de las armas, que tu oración convierta nuestros pensamientos en paz. Que tu toque maternal alivie a los que sufren y huyen de la lluvia de bombas. Que tu abrazo materno consuele a los que se ven obligados a abandonar sus hogares y su tierra natal. Que tu Corazón Doloroso nos mueva a la compasión y nos inspire a abrir nuestras puertas y cuidar a nuestros hermanos y hermanas heridos y abandonados.
   
Santa Madre de Dios, mientras estabas bajo la cruz, Jesús, viendo al discípulo a tu lado, dijo: “He ahí a tu hijo”. De esta manera nos confió a cada uno de nosotros. Al discípulo, y a cada uno de nosotros, dijo: “Aquí tienes a tu Madre”. Madre María, ahora deseamos darte la bienvenida a nuestras vidas y a nuestra historia. En esta hora, una humanidad cansada y angustiada está junto a ti bajo la cruz, necesitada de confiarse a ti y, por medio tuyo, consagrarse a Cristo.
   
Los pueblos de Ucrania y Rusia, que te veneran con gran amor, se vuelven ahora hacia ti, aun cuando tu Corazón late de compasión por ellos y por todos aquellos pueblos diezmados por la guerra, el hambre, la injusticia y la pobreza.
   
Por eso, Madre de Dios y Madre nuestra, a tu Inmaculado Corazón nos encomendamos y consagramos solemnemente, la Iglesia y toda la humanidad, especialmente Rusia y Ucrania. Acepta este acto que realizamos con confianza y amor. Haz que la guerra termine y la paz se extienda por todo el mundo. El “Fiat” que brotó de tu Corazón abrió las puertas de la historia al Príncipe de la Paz. Confiamos en que, a través de tu Corazón, la paz amanezca una vez más. A ti te consagramos el futuro de toda la familia humana, las necesidades y expectativas de todos los pueblos, las angustias y esperanzas del mundo.
   
Que por tu intercesión, la misericordia de Dios se derrame sobre la tierra y el suave ritmo de la paz vuelva a marcar nuestros días. Nuestra Señora del “Fiat”, sobre la que descendió el Espíritu Santo, restablece entre nosotros la armonía que viene de Dios.
   
Que tú, nuestra “fuente viva de esperanza”, riegues la sequedad de nuestros corazones. En tu vientre Jesús se hizo carne; ayúdanos a fomentar el crecimiento de la comunión. Una vez pisaste las calles de nuestro mundo; condúcenos ahora por los caminos de la paz. Amén.
COMENTARIO: Hemos dicho una y mil veces, tanto en público como en privado, que si bien Rusia no es la Nueva Jerusalén en la tierra, Ucrania no es mejor, y Occidente es un antro de perversidad que incluso los musulmanes no dudan en decir que es el demonio.
  
Ahora, con la “consagración de Rusia y Ucrania” (que probablemente acabará siendo otro “acto de consagración de la humanidad”), se repetirá la misma historia de Roncalli, Montini y Wojtyła, que por temor a ofender, hicieron una “consagración de la humanidad” al Inmaculado Corazón de María (e igualmente, siendo ellos antipapas, tal acto NO TENÍA VALOR ALGUNO). Y este acto, TAMPOCO TENDRÁ VALOR ALGUNO.
   
Merece especial análisis toda la fraseología empleada en la oración, pero baste señalar que esta está minada de referencias al “magisterio” bergogliano: fraternidad, casa común, indiferencia, etc., y que en la versión inglesa aparezca (y por eso se marcó con un *) “Reina del cielo”, mientras que en las otras versiones publicadas en la página del Vaticano aparezca “Tierra del Cielo”, título nunca usado para referirse a la Virgen. Ante esto, cabe la pregunta ¿Qué aplauden los de la Frater en su comunicado del 19 de Marzo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Preferiblemente, los comentarios (y sus respuestas) deben guardar relación al contenido del artículo. De otro modo, su publicación dependerá de la pertinencia del contenido. La blasfemia está estrictamente prohibida. La administración del blog se reserva el derecho de publicación (sin que necesariamente signifique adhesión a su contenido), y renuncia expresa e irrevocablemente a TODA responsabilidad (civil, penal, administrativa, canónica, etc.) por comentarios que no sean de su autoría.