domingo, 6 de marzo de 2022

RECUERDOS DE UN PASADO GLORIOSO: LA CAPILLA PAPAL DE LOS DOMINGOS DE CUARESMA

San Pío X asiste a los solemnes funerales por el rey Leopoldo II de los Belgas (año 1911).
   
Desaparecidas las antiguas liturgias estacionales (Misa ferial en las distintas parroquias de la Diócesis de Roma, suspendidas luegos de la ocupación de Roma en 1870), las ceremonias cuaresmales pontificias se trasladaron a la capilla palatina, principalmente la Sixtina del Palacio Apostólico Vaticano.
  
Celebrado el Miércoles de Ceniza en los modos descritos, la vida litúrgica de la Curia Romana preveía, además de las funciones de cada viernes de Marzo, la celebración de la Capilla Papal cada domingo de Cuaresma.
 
El primer domingo de Cuaresma, un Patriarca presidía la Misa pontifical. Los cardenales tomaban parte con los hábitos morados típicos de los períodos penitenciales. El sermón era pronunciado por el Procurador de los Padres Dominicos, que publicaba enseguida la indulgencia de diez años. Celebrando, como se dijo, un Patriarca, en el cancel ardían cuatro cirios, como para los cardenales.
  
Cardenal en hábito morado, propio de los tiempos de luto y penitencia (Fuente: Salvatore Marroni, Raccolta dei principali Costumi religiosi e militari della Corte Pontificia, Roma, c. 1840)

El segundo domingo de Cuaresma, cantaba la misa un Arzobispo u Obispo asistente al solio pontificio. El predicador era el Procurador de los Franciscanos Conventuales, el cual, una vez terminado el sermón, publicaba la indulgencia de diez años.
 
También el tercer domingo de Cuaresma, cantaba la misa un Arzobispo u Obispo asistente al solio pontificio, mientras que el honor y la responsabilidad del sermón le correspondía al Procurador de los Ermitaños de San Agustín, que como de costumbre, publicaba al final la indulgencia de diez años.
  
Particular, solemne y llenísimo de significado era el cuarto domingo, cuando se bendecía la Rosa de Oro antes de la Misa, que era presidida por un Cardenal presbítero, y el sermón era por parte del Procurador general de los Carmelitas de la Antigua Regla Monástica (Carmelitas calzados), con la indulgencia de diez años que se otorga por esta función sacra.
  
Y el Domingo de Pasión, la Misa era celebrada por un Arzobispo o un Obispo asistente asistente al solio pontificio, y el sermón por el Procurador de los Siervos de María (Padres Servitas), si bien antes se acostumbraba que un Obispo fuese el que desempeñase esta labor. También se otorgaba por el sermón otros diez años de indulgencia.
  
De esta forma, el Vicario de Cristo, sus Senadores (el Sacro Colegio Cardenalicio) y toda la Corte y Familia pontificia se preparaban para la celebración de los Sagrados Misterios de la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, qui benedíctus est cum Patre et Sancto Spíritu in sǽcula sæculórum, Amen.

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