domingo, 24 de abril de 2022

PRESBÍTERO QUE RATZINGER MANTUVO EN EL MINISTERIO, ARRESTADO POR MANEJAR EN EBRIEDAD MATANDO A UN HOMBRE

Traducción del Comentario de los Padres de TRADITIO.
    
Con esta carta latina de su dicasterio, el cardenal Josef Ratzinger, que después se llamaría a sí mismo “Benedicto XVI”, quería mantener al presbítero Stephen Kiesle en el ministerio activo conciliar.
Kiesle había acosado sexualmente a por lo menos diez menores, y la diócesis de Oakland (California) e incluso el mismo Kiesle pidieron a Ratzinger expulsar a Kiesle de la Iglesia Conciliar, pero Ratzinger lo mantuvo «por el bien de la [anti]Iglesia».
Ahora Kiesle, en un estado de embriaguez, había subido su coche deportivo a la banqueta y matado a un hombre que iba caminando junto a su esposa por la vereda.
Según el principio moral del Apóstol San Pablo en su epístola, Kiesle y Ratzinger son «dignos de muerte eterna».
   
La bancarrota moral conciliar reclamó otra víctima el 19 de Abril de 2022, cuando su presbítero sexocriminal Stephen Kiesle, de Oakland (California), quien fuera mantenido en el ministerio activo por el antipapa Benedicto Ratzinger, en estado de embriaguez guió su coche deportivo a la banqueta y mató a Curtis Gunn, un hombre de 64 años que caminaba inocentemente con su esposa Laurelyn por la vereda. El hombre fue declarado muerto en la escena.

Kiesle (que había sido instalado presbítero en 1972) había sido acusado por varias familias de cometer asalto sexual contra sus hijos, incluyendo seis niños en la escuela parroquial de Nuestra Señora del Rosario en Union City, CA entre 1976 y 1978, un niño en la parroquia de San José en Pinole entre 1973 y 1975, y tres niñas en la parroquia de Santa Paula en Fremont en su época de seminarista entre los años 1960 y 1970. Aunque la diócesis conciliar de Oakland pidió al cardenal responsable en esa época de los crímenes sexuales, Joseph Ratzinger, que después se llamó Antipapa Benedicto XVI, Ratzinger fue cómplice, según reveló una investigación de 2022, en mantener a Kiesle en el ministerio activo conciliar, del cual incluso el mismo Kiesle pidió ser dispensado. Ratzinger afirmo que Kiesle debía ser mantenido «por el bien de la [anti]Iglesia» [Parte de la información para este Comentario proviene de SFGate].
   
Católicos tradicionales, la Iglesia Conciliar está continúa perpetrando crímenes atroces contra niños y adultos. Su Gran Holocausto Sexual y Malversación está hoy tan vivo como siempre. Los mismos antipapas han sido abiertamente cómplices en estos crímenes, que San Pablo (Romanos I, 32/Versión de Mons. Félix Torres Amat) declaró ser «dignos de muerte eterna», tanto sus perpetradores como «también los que aprueban a los que las hacen». Estos cómplices incluyen al non sancto Juan Pablo II Wojtyła, Benedicto XVI Ratzinger, y el actual pretendiente Francisco I Bergoglio. Ningún verdadero Católico puede tener nada que ver con la impostora Iglesia Conciliar, que muy ciertamente mo es la Iglesia Católica. Nada bajo el sol puede estar más claro esta vez.
   
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EL ENCUBRIMIENTO DEL CARDENAL RATZINGER AL PRESBÍTERO KIESLE (Lyle J. Arnold Jr. para TRADITION IN ACTION, 14 de Mayo de 2010).
Dos diarios diferentes en mi área presentaron recientemente la historia del presbítero abusador Stephen Kiesle. Un presbítero ahora destituido que sirvió en el Este de la Bahía de California, el rev. Kiesle tenía un largo registro de abuso sexual de jóvenes, resultando en pagos multimillonarios por la Diócesis de Oakland. El abogado de una de las víctimas de Kiesle declaró: «De todos los perpetradores que encontré, que probablemente eran un par de decenas, él era el sociópata más malvado y sin remordimientos de todos, solo un terrible ser humano» [Contra Costa Times, 10 de Abril de 2010, pág. A9].
   
Diferentes informes sobre el encubrimiento para el presbítero Kiesle.
  
La primera historia es del seglar Contra Costa Times, de fecha 10 de Abril de 2010. Presenta una reseña crítica del caso, que revela al Papa Benedicto por demorar la remoción del Rev. Kiesle del presbiterado, resultando en la complicidad de Benedicto en los crímenes de Kiesle.
    
La segunda cobertura, una obvia réplica al artículo del Times, está en el semanario diocesano de Oakland, The Catholic Voice, fechado a 26 de Abril. La autoría es del obispo de Oakland [actualmente arzobispo de San Francisco, N. del T.] Salvatore Joseph Cordileone Giardina, que se puso en pie para defender al Papa, claramente atentando condonar la inercia de Benedicto en el caso Kiesle.
  
Su hipocresía no hizo ningún comentario sobre los actos infames de Kiesle. Al contrario, su comentario glosa la historia de Kiesle desde el tiempo en que fue ordenado como presbítero diocesano de Oakland en 1972 hasta su laicización en 1987. En realidad, el relato de Cordileone parece más un intento de aplanar todo mal proceder de Ratzinger, ofreciendo información como una sensacional pieza de evidencia de último minuto en juicios por jurado, en vez de admitir el horror de los crímenes del presbítero.
  
Ambas historias presentan el hecho básico que Kiesle fue arrestado en 1978 por acosar a niños. Sin embargo, los tonos difieren. El comentario del obispo Cordileone sobre el abuso sexual es antiséptico: «Kiesle fue arrestado por conducta lasciva con menores». El Times es más específico: El arresto fue porque Kiesle «ataba y molestaba a dos niños preadolescentes en la rectoría de la iglesia Nuestra Señora del Rosario en Union City». Ambos comentarios dejan claro que el arresto de Kiesle encendió una señal de alerta a John Stephen Cummins Connolly, el obispo de Kiesle. Sin embargo, desde este punto los hechos son enredados en el informe diocesano.
   
MÁS DE NUEVE AÑOS DE ENCUBRIMIENTO…
Esto es lo que pasó: Cummins removió a Kiesle del ministerio activo en 1978, y lo puso en «una licencia extendida por los siguientes tres años», donde asistió a sesiones de consejería y reportaba regularmente a su oficial de libertad probatoria. Pero no fue sino hasta 1981 –tres años después del arresto– que el obispo envió el expediente de Kiesle a Roma, pidiendo que él sea reducido y anunciando que el mismo Kiesle lo había solicitado. Esto significa que tanto el obispo Cummins como Kiesle sabían que niños inocentes estaban en peligro. También es una fácil deducción que la «consejería» para Kiesle no tuvo éxito.
   
Cummins escribió nuevamente al cardenal Ratzinger en 1982 pidiendo la laicización para evitar el «escándalo». Subsecuentemente le fueron enviadas al cardenal tres cartas más para revisar el estado del caso Kiesle. Ratzinger permaneció silente a través de los años. Sin embargo, un funcionario vaticano escribió para decir que la demanda pudo haber sido perdida y sugirió que los materiales debían ser reenviados. Finalmente, en 1985 Ratzinger envía la hoy famosa (o infame) carta con la decisión de retrasar la remoción. Solo en 1987, Kiesle fue removido.
   
No es difícil sacar las cuentas. Durante tres años (1978-1981), el obispo Cummins encubrió al criminal. Durante seis años (1981-1987), el cardenal Ratzinger retrasó la decisión de remover un presbítero que ya había sido condenado por pedofilia. Este diferimiento de nueve años es expresivo sobre la complicidad de los prelados eclesiales en el abuso sexual de menores.
  
Cummins esperó tres años para enviar el expediente Kiesle a Roma.
    
Subsiguientemente se determinó que Kiesle había estado abusando de jóvenes años antes de su arresto en 1978. El artículo del Times informa que el presbítero fue posteriormente «arrestado y acusado con 13 cargos de acoso de menores, 11 de ellos datando de su tiempo en Nuestra Señora del Rosario, y antes de esos en San José en Pinole y Santa Paula en Fremont». Notar que su arresto en 1978 ocurrió cuando era presbítero en la iglesia Nuestra Señora del Rosario en Union City. Pero fue arrestado por abusar sexualmente de niños en San José en Pinole y Santa Paula en Fremont a mediados de los 70’s. Después de su condena fue enviado de vuelta a San José en 1985 como ministro de jóvenes.
  
No se menciona nada en el informe del obispo Cordileone sobre la historia criminal de Kiesle durante este período. Puesto que Kiesle era un depredador sexual antes de su arresto en 1978, surge la pregunta sobre cómo pudo haber estado operando durante estos años sin que nadie lo supiera.
  
No hay que ser un súper sabueso para construir un escenario de lo que pasó. Sus depredaciones sexuales a mediados de los 1970’s tenían que estar basados en los registros de sus ataques. El arresto de Kiesle por 13 cargos de acoso de menores significa que habían víctimas y registros confiables disponibles en los archivos policiales. ¿El obispo no sabía sobre esa mala conducta antes de su condena?
  
Kiesle fue condenado solamente por dos de los 13 cargos de los casos porque el estatuto de limitaciones (prescripción de la acción penal) le impedía ser acusado en los otros once casos. Esto no hubiera pasado si, antes del arresto de 1978, el personal de la Cancillería de Oakland hubiese investigado a Kiesle en sus anteriores parroquias y lo castigara. Con las vidas de niños inocentes en juego, esto habría sido una obligación moral y legal. Este maníaco sexual pudo haber sido expuesto al comienzo de sus crímenes.

LA FLACA DEFENSA DE CORDILEONE A RATZINGER
Uno de los argumentos del obispo Cordileone para aclarar al cardenal Ratzinger fue decir que solo estaba siguiendo un mandato hecho de Juan Pablo II, según la cual los presbíteros no podían ser removidos antes de los 40 años de edad. Puesto que Kiesle tenía solo 38 en la época que Cordileone declara que Ratzinger estab siguiendo la «provisión» de Juan Pablo II, estaba solo a dos años que Kiesle fuera laicizado.
   
Cordileone trama excusas para un Ratzinger cómplice.
  
La excusa realmente es patética. El sentido común nos dice que esta regla nunca debería haberse aplicado a los presbíteros que admiten ser pervertidos. La pregunta candente es: ¿Cuántas vidas de niños arruinó Kiesle entre mediados de la década de 1970 y su laicización en 1987?
  
La segunda defensa esgrimida por el obispo Cordileone: La carta de 1985 por Ratzinger no era más que una carta pro forma «que sería enviada para cualquier caso de un presbítero menor de 40 años». Aquí la implicación es que su carta era una formalidad burocrática. Pero este pretexto no es verdad. La carta ratzingeriana de 1985 es precisa y articulada, refiriéndose específicamente a la «grave significación» (de los abusos sexuales de Kiesle). Sin embargo, declara abiertamente: «respecto a la cuestión de la remoción de todas las obligaciones presbiterales pertenecientes al rev. Stephen Kiesle … (esta cuestión) necesita un período de tiempo más largo».
  
La «cuestión» abordada es un convicto acosador de niños inocentes por un presbítero maníaco sin esperanzas. Es imposible reconciliar la carta de Ratzinger con el no despido a Kiesle, «un sociópata sin remordimiento». En su lugar, Kiesle fue mantenido en la misma diócesis donde estaba cometiendo sus crímenes.
  
Con cada nueva noticia perturbadora sobre la revolución en la Iglesia empezando en su cima, se hace más y más fácil apreciar la advertencia de la Hermana Lucía sobre una «desorientación diabólica» en la Iglesia. La desorientación se hace cada día más desastrosa. Que la Santísima Virgen nos proteja de este behemot progresista que está embistiendo a la Esposa de Cristo.

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