Traducción del Comentario de los Padres de TRADITIO.
El teólogo católico del siglo V San Vicente de Lérins llama a Francisco Bergoglio mentiroso: Él sostiene su famosa declaración teológica que solamente lo que es tradicional es verdaderamente católico.
Francisco Bergoglio cita imprecisamente a San Vicente para darse licencia para contradecir la Tradición para introducir sacerdotisas, aprobar la homosexualidad y el ficticio “transexualismo”, permitir la anticoncepción, suprimir la pena capital bíblicamente permitida, e instituir el paganismo y el ateísmo y un sinnúmero de otras herejías y prácticas en su Iglesia Conciliar Novusordiana, que muy ciertamente NO es la Iglesia Católica.
El 30 de Julio de 2022, Francisco Bergoglio citó imprecisamente al teólogo del siglo V San Vicente de Lérins, para justificar su apostasía y la del Anticoncilio Vaticano II. Lo hizo parecer como si San Vicente introdujera sacerdotisas, aprobara la homosexualidad y el ficticio “transexualismo”,
permitiese la anticoncepción, suprimiera la pena capital bíblicamente
permitida, e instituyera el paganismo y el ateísmo y un sinnúmero de otras
herejías y prácticas en su Iglesia Conciliar Novusordiana.
Si San Vicente en el siglo V fuera un hereje modernista del siglo XX, como afirmara Bergoglio, sería algo nuevo realmente para el dogmático I Concilio Vaticano, que citó a San Vicente para limitar el alcance del papado estrictamente a la Tradición, contra los ultramontanistas franceses de la época, que querían volver el papado en una suerte de dictadura ilimitada y casi egoísta, como ahora ha hecho Bergoglio en su antiiglesia. La declaración más famosa de San Vicente, citada en todas las obras católicas tradicionales de teología dogmática, es:
«Magnópere curándum est ut id teneámus, quod úbique, quod semper, quod ab ómnibus créditum est; hoc est étenim vere próprieque cathólicum» [Hay que poner el mayor cuidado para mantener lo que ha sido creído en todas partes, siempre y por todos. Esto es lo verdadera y propiamente católico].
Contradiciendo la falsa idea bergogliana que la Doctrina Católica puede ser “forzada” para hacerla ajustar a nociones heréticas que se hacen populares en un momento dado y luego se desvanecen, San Vicente enseñó que la Iglesia Católica debe operar «in eódem dógmate, eódem sensu, eádemque senténtia» [dentro del mismo dogma, en el mismo sentido, y en el mismo significado].
De hecho, es tan importante el dogma Católico que las doctrinas no cambian para ajustarse a los tiemposo papas individuales, que el Concilio Vaticano (1870) usó las palabras de San Vicente como parte del Juramento Antimodernista que todo sacerdote tenía que tomar explícitamente, por decreto del Papa San Pío X, desde 1910 en adelante. El herético antipapa Pablo VI Montini
revocó el decreto del Santo Papa en revoked the Saint-Pope's decree in 1967, justo dos años después del Anticoncilio Vaticano II; un año antes que acabara la ordenación de sacerdotes adoptando en su Pseudoiglesia un Nuevo Ordinal inválido (falso) para «instalar presbíteros [ministros]», como los protestantes; y dos años antes de abrogar la Misa Católica, remplazándola en su Pseudoiglesia con una “Nueva Misa” inválida (falsa) basada en los servicios judíos y protestantes, y usando lenguas vernáculas en lugar de la sagrada y tradicional lengua latina.
San Vicente tuvo una experiencia personal en su tiempo con las herejías de tales apóstatas como Bergoglios, como pasó en su tiempo que la gran herejía arriana, negando la divinidad de Cristo, barrió toda la Iglesia y fue sostenida por cuatro de cada cinco obispos. Como San Vicente declaró:
«Un caso análogo sucedió cuando el veneno de herejía arriana contaminó no ya una pequeña región, sino el mundo entero, hasta el punto de que casi todos los obispos latinos cedieron ante la herejía, algunos obligados con violencia, otros sacerdotes reducidos y engañados. Una especie de neblina ofuscó entonces sus mentes, y ya no podían distinguir, en medio de tanta confusión de ideas, cuál era el camino seguro que debían seguir. Solamente el verdadero y fiel discípulo de Cristo que prefirió la antigua fe a la nueva perfidia no fue contaminado por aquélla peste contagiosa… Cuando una necedad invade toda la Iglesia…, debemos regresar a la Iglesia del pasado.
Habiendo interrogado con frecuencia y con el mayor cuidado y atención a numerosísimas personas, sobresalientes en santidad y en doctrina, sobre cómo poder distinguir por medio de una regla segura, general y normativa, la verdad de la fe católica de la falsedad perversa de la herejía, casi todas me han dado la misma respuesta: Todo cristiano que quiera desenmascarar las intrigas de los herejes que brotan a nuestro alrededor, evitar sus trampas y mantenerse íntegro e incólume en una fe incontaminada, debe, con la ayuda de Dios, pertrechar su fe de dos maneras: con la autoridad de la Ley Divina ante todo, y con la Tradición de la Iglesia Católica.
¿Cuál deberá ser la conducta de un cristiano católico, si alguna pequeña parte de la Iglesia se separa de la comunión en la fe universal? No cabe duda de que deberán anteponer la salud del cuerpo entero a un miembro podrido y contagioso. Pero, ¿y si se trata de una novedad herética que no está limitada a un pequeño grupo, sino que amenaza con contagiar a la Iglesia entera? En tal caso, el cristiano deberá hacer todo lo posible para adherirse a la antigüedad, la cual no puede evidentemente ser alterada por ninguna nueva mentira».
Católicos tradicionales, el apóstata antipapa Francisco Bergoglio rechaza específicamente la bimilenaria Tradición de la Iglesia Católica y en cambio defiende abiertamente herejías: falsas Misas, falsos sacramentos, falsa doctrina, falsa moral, y falsas prácticas. Buen Dios, este hombre incluso bendice y adora ídolos paganos en la Basílica de San Pedro. ¿Qué mas pruebas se necesitan de que ese hombre no es Católico ni papa, sino un apóstata pagano, que debe ser rechazado por todo verdadero Católico?
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