martes, 23 de agosto de 2022

LA DIABÓLICA SINFONÍA DE LA AMBIGÜEDAD CONCILIAR

Traducción de una reflexión tomada de Facebook.
«Obviamente los papas de la iglesia posconciliar buscan resguardarse de las herejías y blasfemias más escandalosas, delegando a cardenales y obispos la tarea de propagarlas. A veces esos papas dan un paso atrás y reprenden a algunos de ellos, porque se pasaron de la cuenta y causaron entre los fieles un escándalo contraproducente. Pero, aunque respondiendo contrariamente, esos papas señalan con claridad que apoyan a esos obispos/cardenales, porque ellos jamás son destituidos de sus cargos e impedidos de obrar; por el contrario, son muchas veces promovidos y honrados con dignidades superiores» (Marcos Domingues).

Destaco:
«A veces esos papas dan un paso atrás y reprenden a algunos de ellos».
No hay ninguna censura a herejía alguna de un obispo arrojado en el modernismo hoy que el falso papa de mañana, con el avance de la revolución, no “oficializará” como “doctrina de la Iglesia”, producto de la “evolución del dogma”.

El obispo deshabilitado de hoy es el “papa” rehabilitado y “rehabilitante” de mañana. O, diciendo de otro modo, la herejía del obispo deshabilitado de hoy es encarnada y asumida por el falso papa de mañana, que así la rehabilitará.
   
Además, hay una sinfonía que envuelve al conjunto de agentes y al “papa” regente. Una sinfonía demoníaca y muy ofídica. Consiste en el heresiarca mayor, usurpador de la Sede Petrina, decir algo dudoso, y a los dirigidos de la orquesta cabe dar la interpretación modernista para lo que fue dicho de modo ambiguo.
   
En esta sinfonía satánica y revolucionaria, por “dirigidos” no se entienda solamente los “obispos” y “padres” sometidos al director, sino también a los medios, los “órganos colegiados”, los “movimientos pastorales”, etc.
   
No hay nada que Bergoglio diga que la prensa no se encargue de conferir la hermenéutica revolucionaria para ser seguida por todos. En caso de escandalizar algún fiel que aún tenga algún sensus fídei remanente, se acciona entonces el portavoz del Vaticano para decir que el “papa” no dijo lo que dijo, que todo fue manipulación mediática. Curioso es que el propio Bergoglio no desmiente. No importa, teniendo en vista que los neocones y hasta los neogalicanos se aprestarán a correr el velo a las bergogliadas.

En más, hablé algo sobre esto cada vez que mucho viene a callar, en un texto sobre “encubrimiento”. El mal y el maligno operan mediante la furtividad, ocultando la acción, para mejor lograr sus fines. Un criminal es tanto más astuto y hábil cuanto mejor sepa disimular sus reales intenciones y medios empleados, los cuales (hablando como Santo Tomás de Aquino) dan la forma de la acción. Mala intención, luego mala acción. Siendo así, nada más natural que escamotear, en cuanto fuere posible, el modernismo (que ya es autoescamoteador por naturaleza), mediante confusiones, omisiones y la conjugación orgánica de la sinfonía diabólica.

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