Noticia tomada de GLORIA NEWS.
El «desafío más importante» que enfrenta hoy la formación sacerdotal es un número adecuado de seminaristas que requiere seminarios interdiocesanos, provinciales o regionales.
Francisco Bergoglio hizo esta falsa afirmación en una audiencia del 10 de Noviembre con rectores y formadores de seminarios latinoamericanos, lo que implicaba que los seminarios pequeños debían desaparecer.
Dijo que los obispos «deben» abordar este proyecto de una «manera sinodal». Deberían superar la «inercia» y el «protagonismo», «soñar» juntos [en lugar de despertar] y «no añorando el pasado [= Vaticano II]».
Bergoglio quiere que las próximas generaciones de presbíteros se inspiren en la «dirigencia actual de la Iglesia» [=Bergoglio], aunque esa dirección no conduce a ninguna parte.
Como de costumbre, se enfureció contra los sacerdotes y obispos del Novus Ordo. Un sacerdote que no reza «se va al tacho». La mediocridad de un sacerdote es «peor que el pecado mortal». Un sacerdote debe respetar a su obispo que es «un desgraciado»: «Vos también sos un desgraciado», insistió en la jesuítica obediencia de los cadáveres [cuya crítica por su antiguo profesor de seminario el padre Leonardo Castellani le valió el ostracismo de la Compañía, N. del E.] y rumoreó que los sacerdotes no deberían ser como «una vieja chismosa».
Bergoglio llamó «delincuente» al sacerdote que niega la absolución a un criminal durante la confesión. El Padre Pio, canonizado en 2002, negó la absolución de aproximadamente un tercio de sus penitentes.
Bergoglio parece anhelar el pasado, porque la confesión ha desaparecido o está a punto de desaparecer en la mayor parte de la Iglesia Novusordita, y las “reconciliaciones” protestantes introducidas por el decreto “Reconciliatiónem inter Deum et hómines” (2 de Diciembre de 1973) no tienen valor alguno por defecto en materia, forma (cambiaron las palabras de la absolución) y ministro.
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