LAS CAPILLAS PAPALES EN EL OCTAVARIO DE DIFUNTOS

Traducción del artículo publicado por Giuliano Zoroddu para RADIO SPADA.

  

El Papa Benedicto XV presidiendo (desde el trono) una Misa de réquiem en la Capilla Sixtina

   

Siguiendo al preclaro Gaetano Moroni, el gran erudito que fue miembro de la Corte pontificia bajo Gregorio XVI y Pío IX, damos a los Lectores un veloz vistazo de cómo el Romano Pontífice celebraba la Conmemoración de todos los fieles difuntos, y las otras Capillas Papales durante el denominado Octavario de Difuntos.

  

El 2 de noviembre, el Papa asistía a la misa en la capilla del palacio donde habitaba, la Sixtina del Vaticano o la Paulina del Quirinal. El frontal del altar, así como el manto del trono papal, y los vestidos de los cardenales eran de color morado; las velas de cera amarilla y sobre el altar se exponía el tapiz representando la resurrección de Lázaro. El Papa se dirigía a la capilla con la estola morada y el manto rojo, teniendo en la cabeza la mitra bordada de plata. Cantaba la misa el Cardenal Penitenciario, con ornamentos negros, como los ministros asistentes. Al ser la misa de réquiem, los cardenales no prestan la acostumbrada obediencia ritual. La celebración eucarística no tiene otras particularidades si no las de cualquier misa de finado. Terminada la misa, el Sumo Pontífice impartía la absolución al túmulo, que consistía en un pequeño catafalco, llevado a hombros de los clérigos. Este, recubierto de un manto de lana negra con fondo de bordado de oro, sin luces, era puesto frente al trono papal. Era desde lo alto del trono de hecho que el Pontífice lo asperjaba e incensaba. En tiempos más remotos, terminada la Capilla Papal, el Papa con los cardenales bajaba en la Basílica Vaticana a orar por las almas de los Sumos Pontífices allí sepultados.

   

Durante el octavario, dos eran las funciones de sufragio celebradas por el Vicario de Cristo: la Capilla Papal por sus predecesores difuntos y la Capilla Papal por los cardenales de la Santa Romana Iglesia difuntos durante el año.

   

Estas dos Capillas derivan de una única ceremonia de sufragio dispuesta por Alejandro IV, que se celebraba cada 5 de septiembre por las almas de los Pontífices y de los cardenales.

   

Una primera división fue hecha por León X en 1517 cuando dispuso una Capilla Papal anual en sufragio de los cardenales, distinta de aquella de los Papas difuntos. La reglamentación final fue hecha por Benedicto XIII en el Sínodo que tuvo en Letrán en 1725: el 3 de Noviembre sería celebrada la Capilla Papal por los Pontífices difuntos, y el 5 por los cardenales.

   

También estas Capillas eran celebradas o en la Sixtina o en la Paulina. El Pontífice intervenía allí con estola morada y manto rojo, con la mitra bordada de plata en la cabeza. Las ceremonias eran las mismas del 2 de Noviembre, aparte del hecho que la misa por los Papas difuntos era celebrada por el Camarlengo de la Santa Romana Iglesia, y aquella por los cardenales difunto por el Camarlengo del Sagrado Colegio.

   

Este gran despliegue de ceremonas de sufragios en el seno de la vida liturgica de la Corte Papal manifest(ab)a aquel poder de las Sumas Llaves por la cual, a decir de Tasso, el Sucesor de Pedro es aquel que “de la gracia y del perdón abre las puertas”. A beneficio de los vivos como de los difuntos.