La Asamblea Consultiva del Pueblo (Parlamento indonesio) aprobó el 6 de Diciembre enmiendas al Código Penal de 1982 que castigan las relaciones sexuales fuera del matrimonio con hasta un año de prisión, y el concubinato con hasta seis meses de prisión.
La nueva dispensación penal se aplica a todo el mundo, incluidos los turistas extranjeros que visitan la isla de Bali (lo que generó preocupación en el sector turístico). Sin embargo, no entrará en vigor hasta dentro de tres años. La policía sólo actuará si un familiar (el cónyuge, los padres o los hijos) presenta una denuncia al respecto, especificó el portavoz del equipo redactor, Albert Aries, quien añadió que con esto se busca proteger la institución del matrimonio. Actualmente, Indonesia prohíbe el adulterio castigándolo con un año de prisión, pero no las relaciones prematrimoniales.
El nuevo Código Penal, que remplazará el antiguo marco legal mixto (mezcla del derecho colonial neerlandés, el derecho consuetudinario local “hukum adat”, y el derecho indonesio moderno) que data de 1908, también castiga las “injurias” contra el Presidente y el Vicepresidente de la República con penas de hasta tres años (reviviendo una norma suprimida en 2006) o contra las instituciones del Estado, la blasfemia y difamación de la religión (incluyendo el insulto a los líderes religiosos), así como la difusión del comunismo, el marxismo-leninismo y demás ideologías contrarias a la “Pancasila” [derivado del sánscrito पञ्चशील/Panchasila, “Cinco Principios”: Creencia en un Dios supremo, Sentido de la Humanidad justa y civilizada, Unidad de Indonesia, Democracia guiada por la sabiduría interior y emanada de las deliberaciones entre los representantes del pueblo, y Justicia social para todo el pueblo de Indonesia], la ideología oficial del Estado indonesio desde su independencia, reflejada en su constitución y su escudo de armas.
«Hemos hecho lo mejor posible para acomodar los problemas importantes y las diferentes opiniones que fueron debatidas. Sin embargo, es tiempo para nosotros de tomar una decisión histórical sobre la enmienda del Código Penal y dejar atrás el código penal colonial heredado», dijo el ministro de Derecho y Derechos humanos Yasonna Laoly antes de la votación. Actualmente, el texto aprobado está para sanción por el presidente Joko Widodo.
El ministro de Derecho y Derechos humanos Yassona Laoly y el vicepresidente del Consejo Representativo Popular (Cámara baja del Parlamento indonesio) Sufmi Dasco Ahmad presentando el proyecto de Ley sobre el Código Penal
La difusión de “fake news” [= declaraciones que no gustan al gobierno] puede castigarse con hasta seis años de prisión. Existen leyes similares en los regímenes de Occidente, donde la fornicación, la sodomía y el aborto son promocionados por la oligarquía y los medios plegados a su dinero.
Sin embargo, a las críticas consabidas por la oposición interna (que anunció demandar el código ante el Tribunal constitucional, como hicieron en 2020 con la Ley sobre el Trabajo), las Naciones Unidas y Amnistía internacional contra el Código Penal se ha sumado el presbítero verbita indonesio Otto Gusti Madung SVD, que dijo que la penalización del sexo extramatrimonial es un «retroceso en la protección de los derechos liberales de los ciudadanos, lo que incluye la garantía de la dignidad humana» (como si la fornicación fuera un derecho o una “dignidad humana” constituida).
Madung, doctor de filosofía egresado de Alemania y conferencista en el Instituto Católico de Filosofía y Tecnología Creativa “Ledalero” en la isla de Flores (provincia de Islas menores de la Sonda orientales), emitió su crítica en UCA News el 7 de Diciembre, justificándose en que no tener relaciones sexuales antes del matrimonio es un imperativo religioso moral de naturaleza privada que no aplica a las “personas no religiosas”, sin tener en cuenta que los actos privados tienen impacto también en la familia, el Estado y la sociedad.
Agregó un confundido Madung (que causó controversia en Mayo de 2021 al decir que la Iglesia Conciliar debería “bendecir” las “uniones homosexuales”, por lo que tuvo que pedir disculpas) que «cuando esta moralidad religiosa se adopta en los asuntos penales estatales, el Estado en realidad está convirtiendo la moralidad religiosa en un asunto de Estado. Esto es una forma de intervención en la esfera privada de los ciudadanos que debería ser respetada por el Estado». Nuevamente en error, porque la prohibición de la fornicación no es una cuestión basada en la fe, sino en la ley natural.
Finaliza Madung diciendo que la aplicación de la ley en estos casos es muy difícil, lo que deja un amplio margen de interpretación: «La asunción aquí es que la piedad de la comunidad religiosa es la que sufre [el daño antijurídico]. ¿Pero cuál religión? Así, su interpretación dependerá de la interpretación de las fuerzas del orden. La subjetividad de la aplicación de la ley abre oportunidades para la arbitrariedad o el abuso de poder». Se nota que Madung no conoce (o más bien finge no conocer) que Francisco Bergoglio ha gobernado mediante motu próprios promulgados al capricho, y usado el poder para perseguir a los que no se pliegan a su voluntad y/o sostienen la poca catolicidad que queda en su secta.
Indonesia es el país musulmán más grande del mundo, y los principios conservadores han sido acogidos por la población y el gobierno en los últimos años. En la provincia semiautónoma de Aceh, desde el año 2001 se ha implementado en su totalidad la ley sharia, prohibiéndose la venta de alcohol, los juegos de azar, y el adulterio es castigado con latigazos. Con esta reforma, Indonesia se suma a Afganistán, Somalia, Irán, Egipto, Bangladesh, Brunei, zonas de Pakistán y Arabia Saudita, donde también suelen castigar la fornicación, el adulterio y la sodomía con castigos físicos como la lapidación o los latigazos.
Ante la opinión que hiciera el presbítero Madung, una respuesta que tenemos en nuestra tierra: «Quien nada debe, nada teme».
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