Nacido en Londres el 21 de Diciembre de 1118 de una familia normanda, Santo Tomás Becket estudió en la abadía de Menton en Oxford, y luego en París y Bolonia. Ordenado diácono, fue nombrado administrador del arzobispado de Cantorbery, y canciller de Inglaterra bajo el reinado de Enrique II.
Si bien siendo archidiácono y canciller seguía los modos de la nobleza y de los comandantes militares, Tomás Becket se destacó en su generosidad para con los pobres, y nunca mostró un comportamiento inmoral, y en cambio los castigaba seveveramente.
A la muerte de Teobaldo, Enrique II propuso a Tomás Becket como arzobispo de Canterbury en 1162, aun cuando estos tenían como candidato a Gilberto Foliot, que después fue nombrado obispo de Londres. Nuestro
santo preveía que su nombramiento como obispo sería la ruptura con el
rey, del cual había sido amigo por tantos años, y le dijo:
«Si Dios permite que yo ascienda a la dignidad de arzobispo de Canterbury, no pasará mucho tiempo sin que pierda los favores de Vuestra Majestad, y todo el afecto con que vos me honráis se transformará en odio. Puesto que Vuestra Majestad proyectará hacer ciertas cosas que vayan en perjuicio de los derechos de la Iglesia, mucho me temo que Vuestra Majestad requiera de mí una ayuda o una aprobación que no podré darle. No faltarán personas envidiosas que aprovechen esas ocasiones para alentar una amarga e interminable desavenencia entre vos y yo”.
Tomás fue ordenado sacerdote el sábado 2 de Junio de 1162, y al día siguiente, Domingo de la Octava de Pentecostés, consagrado obispo (se cree que la fiesta de la Santísima Trinidad fue establecida inicialmente para conmemorar su consagración episcopal). Desde entonces resolvió hacer más penitencia, vestir el hábito agustino, y renunciar a los honores recibidos del rey. Fue perseguido por el rey por haber defendido las inmunidades de la Iglesia frente a la asamblea de Canterbury (que se negó a firmar diciendo: «En el nombre de Dios Omnipotente, no pondré mi sello») y luego a las Constituciones de Clarendon, y se retiró al Francia por espacio de siete años, pasando dos años en el monasterio cisterciense de Pontigny y alimentándose de legumbres, acostándose en el duro suelo y llevando siempre un cilicio.
Durante el exilio, las propiedades eclesiásticas fueron saqueadas particularmente por Ranulfo de Broc y su sobrino Roberto (un monje renegado), ganándose ellos la excomunión en tres oportunidades; y el 14 de Junio de 1170 fue ungido como “rey joven” Enrique Plantagenet, hijo del rey Enrique II por el arzobispo de York Rogerio de Puente del Obispo (arzobispo de York), asistido por los obispos de Londres (Giilberto Foliot) y Salisbury (Joscelyn de Bohon), enemigos de Santo Tomás Becket. La práctica, usada por la dinastía Capeto de Francia para prevenir conflictos sucesorales, era desconocida en Inglaterra, y la potestad de ungir al rey le correspondía al arzobispo de Canterbury, esto es, a Santo Tomás Becket, quien declaró en entredicho a Inglaterra el 22 de Julio y fulminó contra ellos el anatema el 1 de Diciembre.
Intervino una reconciliación y Santo Tomás fue finalmente restablecido en su cargo. Regresó a Inglaterra el 5 de Diciembre, y persuadido de lo que sucedería, dijo ante las aclamaciones de sus fieles: «Vuelvo a Inglaterra para morir», y así fue: Estando en Normandía, el arzobispo de York y los obispos de Londres y Salisbury apelaron al rey, que en un momento de furor dijo: «Mis cortesanos son tan cobardes y mezquinos que toleran las ofensas que me hace en mi país un clérigo rebelde y miserable». Becket fue asesinado por cuatro cortesanos, de nombres Reinaldo Fitzurse, Hugo de Morville, Guillermo de Tracy y Ricardo de Brito, al pie del altar de la catedral, el 29 de Diciembre de 1170, mientras rezaba las Vísperas. Sus últimas palabras fueron: «Muero gustoso por el nombre de Jesús y en defensa de la Iglesia católica».
El culto a Santo Tomás Becket se expandió en Inglaterra y otras naciones casi inmediatamente, y fue canonizado el 21 de Febrero de 1173 por el Papa Alejandro III. El rey Enrique II protestó no haber ordenado este crimen, y temiendo perder el
trono durante una rebelión encabezada por su propio hijo, fue descalzo a su tumba en la cripta de la catedral el 12 de Julio del año siguiente, siendo azotado allí y en la iglesia de San Dunstano. Los asesinos, por su parte, fueron excomulgados, pero el Papa los absolvió a cambio de servir como caballeros en Tierra Santa por catorce años.
Enrique II haciendo penitencia ante las reliquias de Santo Tomás Becket (Grabado de John Carter, 1 de Mayo de 1794).
Para el quincuagésimo aniversario de martirio, los restos de Santo Tomás Becket fueron trasladados a un arca el 7 de Julio de 1220 en la capilla de la Santísima Trinidad, donde permanecieron hasta 1538, cuando otro Enrique, el octavo de su nombre, ni bien provocó el cisma anglicano, destruyó las reliquias y borró su memoria de los libros litúrgicos.
ORACIÓN
Oh Dios, que habéis visto caer al glorioso pontífice Tomás bajo la espada de los impíos por la causa de vuestra Iglesia, haced, os lo conjuramos, que todos imploran su auxilio obtengan el efecto saludable de sus ruegos. Por J. C. N. S. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Preferiblemente, los comentarios (y sus respuestas) deben guardar relación al contenido del artículo. De otro modo, su publicación dependerá de la pertinencia del contenido. La blasfemia está estrictamente prohibida. La administración del blog se reserva el derecho de publicación (sin que necesariamente signifique adhesión a su contenido), y renuncia expresa e irrevocablemente a TODA responsabilidad (civil, penal, administrativa, canónica, etc.) por comentarios que no sean de su autoría.