jueves, 15 de diciembre de 2022

EL CONCILIO DE LEPTINA, CONTRA LA BRUJERÍA Y SUPERSTICIONES PAGANAS

Escena de brujería con enanos (Anónimo pseudo-Faustino Bocchi. Galería de Arte de la Universidad de Yale).
  
[…] En otro concilio que se tuvo en Leptina (según otros, Lestina) se recomendó nuevamente y se acrecentatoton los decretos; se castigó con multa la observancia de las supersticiones paganas; se prohibió ceder esclavos cristianos a los gentiles; se aclararon los impedimentos al matrimonio provenientes del parentesco espiritual y ordenaron varias providencias para la instrucción de los fieles [1]. Y a fin que nadie pudiese excusarse luego con la ignorancia, se extendió un catálogo de las prácticas paganas y supersticiosas, que se querían erradicar. Pertenecían a tales prácticas: los sacrificios y banquetes fúnebres; quemar a los muertos junto con los objetos dejados por ellos, los caballos y frecuentemente también mujeres y esclavos; las fiestas que se hacían en Febrero, en honor al sol ascendente, con sacrificios de cerdos (fiestas sucias, Spurcália); visitar las capillas de los ídolos en las fiestas privadas; profanar las iglesias con canciones seglares, danzas, banquetes o juegos; ofrecer sacrificios en los bosques, sobre rocas y piedras; hacer sacrificios a Mercurio (Odín) y a Júpiter (Thor), y para los nuevos convertidos, ofrecer sacrificios a ciertos santos en la misma manera que antes a los ídolos; llevar amuletos, bandas o collares, por servir de defensa o remedio de los encantamientos; las fuentes y pozos para los sacrificios; las palabras mágicas y predicciones hechas observando las aves o los caballos, el estiércol de los toros, y los estornudos; los sortilegios, los pronósticos y las interpretaciones de los signos; el fuego sagrado que se obtenía frotando juntos dos leños y sobre el cual se saltaba, en ocasión de prevenirse contra los males, y se estimaba medicinal el humo. También las predicciones sacadas del cerebro de los animales, y los sacrificios de cabezas de animales, y las observancias practicadas en la fogata o al comenzar un negocio; la creencia en los denominados lugares infaustos (lugares de desventura); el uso supersticioso de las hierbas, en especie del cuajo (gálium verum), los días festivos consagrados a Thor y Odín; el recurrir a la luna en ocasión de los eclipses lunares; la fe en los espíritus de la tempestad y a sus depósitos de aguas; las fosas y las excavaciones conducidas en torno a los campos para alejar las calamidades; correr a la manera de los paganos con hábitos y calzado rotos; canonizar todos los guerreros muertos valerosamente; los idolillos hechos con pasta de harina en levadura y las marionetas de trapo; llevar alrededor en modo procesional los ídolos por los templos; colgar a manera de votos pies y manos; la opinión que las mujeres pudiesen con encantamientos ganarse el corazón de los hombres, y así [2].
 
Card. JOSÉ HERGENRÖTHER HORSCHHistoria universal de la Iglesia, vol. 4: “La Iglesia educadora en la sociedad medieval y el Imperio carolingio”.
   
NOTAS
[1] El sínodo de Leptina (villa en la provincia bélgica de Henao, cerca de Binche) frecuentemente es datado al año 743, también por Philipp Jaffé y por Karl Hefele: pero Sebastian Hahn lo pone en 745 (cf. Revista Cuatrimestral teológica de Tubinga, 1879, pág. 402 ss.). Como fuere, fue convocado por Carlomán, hijo de Carlos Martel y mayordomo de palacio de Austrasia, presidido por San Bonifacio de Maguncia y aprobado por el Papa Zacarías.
[2] Indículus superstitiónum et paganiárum, en 30 títulos. Georg Heinrich Pertz, pág. 19. Comentaron: G. ab Eckart, Op, cit. 1. XXIII, 24-53, págs. 407-440; Grimm, Mythologie pág. 203, apéndice, pág. III, VI s.; Mone, Geschischt des Reidentums im nordlichen Europa, 2.ª parte; Binterirm, Denkwurdigkeiten VI, 2 pág. 537 ss.; F. Sterzinger; en Neue historisch. Abhandl. der kurfurstl. bayr. Akademie der Wiss. II, 331 ss.; Francisco Antonio Mayer, Abhandl. uber die von dem Liptinischen Konzilium aufgezahlten aberglaubischen und heidniscben Gebrauche der alten Teutechen. Ingolstadt, bei Attenkover 5.ª ed. (probablemente 1805-1810); Seiters, Bonifatius, der Apostel der Deutschen, pág. 386 ss.; Hefele. Conciliengesch. III (2.ª ed.), 505 ss: Mayer (l. c. pág. 64 ss.) explica «Nimidas» (título 6.º) por el grito: Nimm das (Nim dat, tomadlo), grito que se daba en las ofrendas de los sacrificios al pie de los árboles; en el título 16.º «De cerebro animalium» él ve (l. c. p. 120) Un caso análogo al de los arúspices. Para los títulos 20, 22, 30 ver allí, págs. 135, 141 ss., 160 ss.

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