Un vídeoclip de la miniserie “Santa Cláusula: Un nuevo Santa” de Disney+ (secuela de la trilogía “Santa Cláusula”) presenta el siguiente fotograma:
La escena pertenece al tercer capítulo de la serie, titulado “Dentro de los Bosques Tremebundos”: los duendes están despidiéndose de un Santa Claus/Scott Calvin (interpretado por Tim Allen) que decide retirarse a Chicago por cumplir 65 años. Cada uno sostiene una tabla con una letra, intentando deletrear «We love you, Santa» [Te amamos, Santa], pero al final, termina diciendo «We love you, Satan» [Te amamos, satanás], entre risas de su famillia. Al verlo, el homenajeado dice «Ortografía», a lo cual, los duendes gritan y corrigen la formación, para luego decir «Muy bien».
Si no puede reproducirse el vídeo, clic aquí.
El sitio web Gateway Pundit informó:
«Los defensores de la serie afirman que la escena en la que los niños sostienen las cartas que se supone que dicen “Te amamos, Santa” es solo una de las muchas escenas cómicas de las películas, pero los padres no se ríen».
Y
claro que no se van a reír, porque es claro que fue algo DELIBERADO.
¿Quizá para burlarse de la creencia que Disney le rinde culto a satanás?
Dirá alguno que es eso, pero la realidad es que Disney no se quiere
para nada al promover en los últimos años la ideología de género en sus producciones infantiles y el satanismo en series para adultos (aunque con animación con estilo para niños),
lo que ha provocado fuertes críticas de distintos sectores, que muchos
padres de familia cancelasen su suscripción al servicio Disney+ y que,
de acuerdo a The New York Times, su unidad directa al consumidor acumulase 1,5 millardos de dólares en pérdidas durante el último trimestre fiscal, y que su vicepresidente ejecutivo Robert Bob Chapek fuera despedido el 20 de Noviembre ¡cinco meses después de renovar contrato! y remplazado por su antecesor Robert Bob Allen Iger.
Vale recordar que Santa Claus (Papá Noel, Viejo Pascuero, Santicló, o como se llame) es un anticristo, porque se pone en lugar de Nuestro Señor Jesucristo, y junto con el pagano-protestante árbol de Navidad y las tiendas por departamentos, está asociado al consumismo como parte de la secularización judaica de la Navidad.
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