martes, 21 de mayo de 2024

EL VERDADERO SIGNIFICADO DE «NO JUZGAR» (Respuesta a los modernistas que abusan de Mateo VII, 1)

Traducción del artículo publicado en la sección ¿Cómo explicas estas creencias Católicas Tradicionales? de TRADITIO. Las citas bíblicas son traducidas siguiendo la versión de Mons. Félix Torres Amat.
   

Frecuentemente, los católicos tradicionales son burlados por los modernistas cuando se discuten materias objetivas de fe y moral: «¿Por autoridad de quién juzgas?». La respuesta corta es: «Por la autoridad de Dios».
         
Se debe hacer una distinción entre el juicio INTERNO y el EXTERNO. Cuando Nuestro Señor dice: «No juzguéis a los demás, si queréis no ser juzgados» (San Mateo VII, 1/Versión de Mons. Félix Torres Amat), Su dicho se refiere al juicip de un hombre sobre el estado INTERNO del alma de otro hombre. Solo Dios puede ver la disposición interna: ¿la acción externa fue hecha por bien o por mal, por amistad o miedo, etc.? El hombre solamente puede ver el resultado externo, no la intención interna.
        
Por otra parte, DEBEMOS HACER JUICIOS EXTERNOS. Hacemos esto todos los días. Un padre juzga inaceptable la conducta de su hijo y lo castiga. Un juez o un jurado juzga culpable a un criminal. Juzgamos que asesinar es malo, que el adulterio es malo, que robar es malo. Estos son juicios externos que debemos hacer por la autoridad de Dios. De otra manera, la sociedad colapsa. Debemos juzgar la acción externa, ¡no queremos que los criminales anden sueltos porque no pueden ser juzgados! Dios nos da esa autoridad, porque Él estableció el estado con su debida autoridad: «Pues dad a César lo que es de César» (San Mateo XXII, 21/Versión de Mons. Félix Torres Amat).
        
Este «no juzguéis» es un ardid típico de los modernistas. Es una forma de decir que no podemos juzgar la moralidad de nadie. Según eso, no podemos decir que el adulterio es malo, o la homosexualidad, o el robo. Por supuesto, ni siquiera los modernistas pueden creer realmente en eso. Ellos no defienden que se disuelvan los tribunales. Ellos no apoyan que los jueces sean despedidos. Ellos no defienden que los asesinos, ladrones y violadores salgan impunes. Obviamente, aun para ellos, el juicio EXTERNO es justo y una necesidad. Ellos juzgan diferentemente, no en conformidad con la ley de Dios.
       
Entonces, ¿qué quiere decir realmente este dicho «no juzguéis»? San Juan nos lo aclara: «No queráis juzgar por las apariencias, sino juzgad por un juicio recto» (San Juan VII, 24/Versión de Mons. Félix Torres Amat). En otras palabras, no se condena el juicio EN SÍ MISMO, sino el juicio INJUSTO. La doctrina católica es que el juicio justo es apropiado cuando pertenece al juicio EXTERNO. Por ejemplo, es perfectamente aceptable juzgar un acto externo como el asesinato, entregar al asesino a los tribunales, y ejecutar al asesino si es hallado culpable.
        
Lo que no podemos hacer, como solo Dios puede hacerlo, es juzgar la disposición INTERNA. Tal vez el asesino no estaba compos mentis (en pleno de sus facultades mentales) cuando cometió el asesinato. Los tribunales pueden intentar inferir inferir por las acciones externas cuál pudo haber sido el motivo externo, así como el sacerdote puede intentar inferir la culpabilidad de un penitente, pero Dios conoce el corazón interno como certeza.
        
Así, cuando alguien te dé esa cita de «no juzguéis» para encubrir todo tipo de perversión moral y doctrinal, ¡dile que vaya al tribunal, eche a los jueces y jurados, y cierre las puertas! «El relativismo moral no solo es una idea intelectualmente en bancarrota, sino que sus consecuencias en la vida real pueden ser letales». De otro modo, no tendríamos justicia en este mundo, solo anarquía.

1 comentario:

  1. Es que sabe don Jorge, yo digo, la adoración y la religión es un acto de imitación; como no paro de leer el apokalypsis, para mi, imitar a Cristo es imitar a un JUEZ: declarar las cosas tal como son, enjuiciar las cosas tan claro como lo blanco de lo negro.

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