viernes, 3 de mayo de 2024

SANTO CRISTO DE LA QUEBRADA

   
El origen de la devoción al Cristo de la Quebrada tiene origen en un hecho ocurrido entre 1847 y 1868. Cuando Juan Tomás Alcaraz, propietario de tierras en la actual zona de Villa de La Quebrada, estaba buscando madera para la construcción de la casa de uno de sus hijos, encontró un algarrobo mediano y al clavarle un hachazo, este desprendió una astilla, quedando al descubierto una cavidad y dentro de ella un crucifijo.

En la zona no hay memoria de que alguien lo perdiera o escondiera en la incipiente concavidad de un árbol en crecimiento, además el cristo no se rompió por el crecimiento del tronco que lo cubria. Este es el primer milagro del Cristo de la Quebrada, versión sustentada por la tradición lugareña. Tomás Alcaraz le armó un altar con velas en su casa. Al día siguiente el cristo no estaba, nadie de la familia lo había movido del lugar, lo encontraron nuevamente en el árbol, lo que fue interpretado como que ese era su lugar y debían construir un templo. Don Tomás Alcaraz decidió levantar el templo que custodiara la milagrosa imagen en el mismo lugar donde la encontró y que coincide con la explanada del actual Santuario.
   
El primer templo, construido por quien hallara el crucifijo, don Tomas Alcaraz, data alrededor de los años 50 del siglo XIX. 40 años después, se edifica uno nuevo. Este último es remodelado, conservando el recinto, siendo las modificaciones más importantes la fachada y el presbiterio o altar. El algarrobo donde se hallara el crucifijo ya no existe más.
   
En aquel entonces la vecindad de El Guanaco no era un núcleo urbano sino mas bien cascos de estancias que se encontraban cercanos unos a otros, y la localidad de Villa de La Quebrada no existía. Luego de erigida la capilla, la familia Alcaraz dona terrenos, el gobernador de San Luis de ese entonces, Ortiz de Estrada visita el lugar y se funda la localidad en 1872.
   
Es un Cristo en cruz, no agonizante, sino muerto. Está clavado en una cruz de madera cuyo stipes (madero vertical) mide unos 27 centímetros, y unos 20 centímetros el patibulum (madero horizontal). La cruz es de color verdoso y las tres puntas superiores terminan en forma redondeada, pintadas de dorado. Es también de madera su base irregular y la leyenda “INRI”. Tiene también 3 aspas doradas que salen de los ángulos de la cruz –la cuarta se debe haber perdido–, que simbolizan el resplandor de la cruz. (Fuentes: Biblioteca Pública Digital de San Luis).

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