miércoles, 22 de mayo de 2024

LOS METODISTAS, ANTECESORES DEL MOVIMIENTO CARISMÁTICO


«Sus doctrinas abren una gran puerta para el entusiasmo más peligroso, porque los pobres imaginan, por el ardor de sus sentimientos, que están justificados (aunque todo cristiano debería estar consciente que no sabe si es digno de amor u odio), y esto ha producido las consecuencias más graves. Si solo una milésima parte de todo lo que oímos de las escenas que tienen lugar en un “avivamiento” en Estados Unidos fuese verdad, ello nos llenaría de compasión ver a seres racionales cometiendo tales extravagancias en el santo nombre de la religión. Yo no mancharé la página con la descripción del “corral de los penitentes”*, los gemidos en el espíritu, los suspiros, contorsiones, clamores y desmayos que acompañan el “nuevo nacimiento” en estas reuniones. Se ha atentado parcialmente en estos países montar una demostración similar, pero esperamos que el sentido de propiedad y decoro esté tan fuertemente arraigado en las mentes de nuestras gentes para nunca permitirse ser engañados de esa forma».
   
SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO, Historia de las herejías y su refutación, o El triunfo de la Iglesia, 2.ª edición inglesa (Mons. John Thomas Mullock, obispo de San Juan de Terranova, traductor), capítulo suplementario (Herejías de los siglos XVIII y XIX), § 6.º (Doctrinas y prácticas de los metodistas). Dublín, James Duffy, 1857, págs. 384-385.
   
CUESTIÓN ÚNICA (Por el traductor español).
* En las tenidas metodistas durante el “Segundo Gran Despertar” (1795-1835), el “corral de los penitentes” era un espacio entre la tarima del predicador y las bancas de los fieles, donde los que se convertían a su movimiento se acercaban para “arrepentirse” de sus pecados. La práctica se mantuvo en su esencia en el movimiento carismático posterior.

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