Noticia tomada de GLORIA NEWS, ampliada en algunos lugares.
Las iglesias son buenas para todo excepto para celebrar la Misa según el Rito Romano, que Traditiónis Custódes de Francisco quiere “prohibir”.
La última broma: la cincuentona Bettina Filacanavo-Stähli, una periodista que se hace pasar por “estudiante de arte” en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Lucerna, se sienta durante tres horas en el altar (réctius, Mesa novusordita) de la iglesia de San Matías en Steinhausen (cantón de Zug, Suiza). La iglesia fue construida en el siglo XVII.
La primera sesión tuvo lugar el 4 de mayo, en el marco del festival “HallelujArt – El arte se encuentra con la Iglesia” (HallelujArt – Kunst trifft Kirche), organizado en ocasión del centenario de la Sociedad de San Lucas, que afirma «buscar un diálogo entre Teología, Arte, Arquitectura e Iglesia». Se repetirá el 26 de mayo, con Filacanavo vistiendo un vestido azul con un velo. Cuando es normal, trabaja como portavoz de la Agencia de ayuda de la Iglesia Evangélica Reformada Suiza (HECK).
El título de la actuación, que representa a Nuestra Señora de la Misericordia (alemán: Schutzmantelmadonna) que está protegiendo a las personas, es “Madres” (Mutter). La idea de luchar contra la guerra y el rearme en Europa no sería mala si no se mezclara con la blasfemia y los prejuicios infantiles feministas. Para citar: «María, que experimentó todo este sufrimiento –guerra, huida, pérdida de su hijo– está en mi trabajo como una mujer de resistencia. Ella representa a todas las mujeres que se resisten a las estructuras de poder patriarcales y se oponen conscientemente a la violencia masculina».
La realidad es más compleja de lo que la ingenua Filacanavo imagina: muchos de los principales promotores de la guerra son mujeres: Nancy Pelosi (EE.UU.), Kamala Harris (EE.UU.), Hillary Clinton y sus equivalentes en Europa: Úrsula van der Leyen (Presidenta de la Comisión Europea), Annalena Bärbock (ministra de Asuntos Exteriores de Alemania), Giorgia Meloni (Primera ministra de Italia), Sanna Marin (Ex primera ministra de Finlandia), Kaja Kallas (Primera ministra de Estonia), e Ingrida Šimonytė (Primera ministra de Lituania).
Filacanovo también pide un cambio en el «estado de las mujeres» en la Iglesia de Cristo. Es por eso que ella no se sienta directamente en el altar, sino en un taburete en el altar, con el fin de ser más elevada.
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