Noticia tomada de GLORIA NEWS.
Un monaguillo de la iglesia de Santo Domingo Savio (Archidiócesis de Bogotá, Colombia) observó en Abril durante la “Comunión” que una mujer tomaba la hostia con sus manos, la traía de vuelta a los bancos y la compartía con su mascota que estaba con ella en la iglesia.
Al menos el perro no tomó la comunión con su pata. En su sermón del 28 de Abril (vídeo a continuación), el párroco Laureano Barón Casas lo llamó un “sacrilegio” e instó a la mujer anónima a confesarse con el obispo, quien solo puede absolver este pecado “grave” en la confesión.
El presbítero Barón (“instalado” el 4 de Diciembre de 1999 por el fallecido cardenal Pedro Rubiano Sáenz) no tiene nada en contra de que los fieles tomen la “comunión” con la mano, pero deberían ponerla en la boca delante del ministro. También mencionó a una madre que tomó un pedazo de su hostia y se lo dio a su hijo pequeño, que lo había pedido «para saber qué sabor tenía». Extrañamente, el presbítero se sorprende: «Parece que no entendemos que estamos ante el milagro más grande del mundo».
Pero entonces, el mismo Barón distribuye la “comunión” en la mano de los fieles aunque ve y sabe que partículas de las hostia caen al suelo y son pisoteadas por él y por otros. Es imposible tener ambas cosas: uno elige la comunión en la mano o uno elige el respeto por el Santísimo Sacramento (que de todos modos NO EXISTE EN EL NOVUS ORDO, por más “reverencia” que se le quiera añadir al culto).
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