domingo, 13 de marzo de 2022

¿A QUIÉN SE DEBE EL NOMBRE FRANCISCO QUE LLEVA BERGOGLIO?

Cuando se anunció la elección del argentino Jorge Mario Bergoglio Sívori SJ y que este había escogido Francisco como su nombre de reinado, la prensa mundana y la hagiografía modernista vendieron que este nombre se debía a San Francisco de Asís. Pero lejos del Poverello de Asís, este nombre tiene un origen más terreno: Francisco Ferrer García (1909), un anarquista español que fundó la Escuela Moderna, por la cual buscó infectar con el anarquismo y el ateísmo a la infancia y la juventud de su tiempo, y que instigó la Semana Trágica de Barcelona (por la cual fue condenado a muerte por fusilamiento). Mons. Henri Delassus, en su obra La conjuración anticristiana, hizo un resumen de las acciones de este sujeto:
«Una rebelión hecha bajo un pretexto vano ocurrida en Barcelona puso a la ciudad en estado de sitio... El instigador Ferrer es capturado. En vez de fusilarlo en el lugar, fue entregado al tribunal militar que lo condenó a muerte. El juicio fue ratificado. Falsas noticias fueron enviadas a todos los periódicos del país: Ferrer no ha sido juzgado según la ley. Su defensor fue detenido. El clero e inclusive el Papa están involucrados. “La mano sangrienta de la Iglesia participó en todo el proceso, escribe La Lanterne; y los soldados del rey de España son los que ejecutan su voluntad. Todo el mundo debiera rebelarse contra esta religión de asesinato y sangre”. Y aparece la caricatura de un sacerdote con un puñal en la mano. Amenazas de represalias, de asesinar al rey y al Papa llueven en Madrid y en Roma. Peticiones de protestas contra el juicio circulan en París, en Roma, en Bruselas, en Londres, en Berlín. Ferrer es ejecutado. De inmediato se levantan manifestaciones, algunas sangrientas, en todas las principales ciudades de Francia y en todos los países europeos. Para colmo, se le rinde una especie de glorificación en las calles de París bajo la protección de la policía, con la participación del ejército, al canto de la Internacional.
   
Aquí vemos cómo la secta se denuncia a sí misma.
   
El consejo del Gran Oriente de París envió la orden a todas las logias y a todos los poderes masónicos del mundo, de que manifestaran su protesta contra la ejecución de Ferrer. La protesta reivindicaba que era uno de los suyos: “Ferrer era uno de los nuestros. Él sentía que la masonería expresaba el más alto ideal que el hombre pueda realizar. El defendió nuestros principios hasta el final. Lo que él quiso alcanzar, es el ideal masónico.
   
Ante la marcha del progreso indefinido de la humanidad se puso de pie una fuerza que detenta los principios y la acción cuyo objetivo es rechazar la noche de la edad media.”
   
El Gran Oriente de Bélgica rápidamente reacciono a la manifestación del Gran Oriente de Francia: “El Gran Oriente de Bélgica comparte los nobles sentimientos que inspiraron la proclama del Gran Oriente de Francia y se une, a nombre de las Logias belgas, a la protesta indignada que la Masonería universal ha enviado al mundo civilizado contra la sentencia inicua pronunciada y despiadadamente ejecutada contra nuestro Hermano Francisco Ferrer”.
   
El Gran Oriente italiano y sin duda otros hicieron lo mismo: “Francisco Ferrer, honor de la cultura y del pensamiento modernos, incansable defensor de los ideales laicos, fue asesinado por orden de los Jesuitas en el horrible calabozo de la fortaleza de Montjuich, donde todavía resuenan los gritos de innumerables víctimas… Un estremecimiento de horror ha recorrido el mundo que, en un sublime espíritu de solidaridad humana, maldice a los autores conocidos y ocultos del asesinato y los condena a la execración y a la infamia”.
   
El comité central de la Liga masónica de los Derechos del Hombre, reunida en sesión extraordinaria el 13 de octubre de 1909, decidió levantar un monumento a la memoria de Ferrer “mártir del libre pensamiento y del ideal democrático”. Invitó a todas las organizaciones de libre pensamiento a contribuir a la realización de este proyecto, y resolvieron levantarlo en Montmartre, frente a la iglesia del Sagrado Corazón.

La Francmasonería ha declarado, por tanto, en palabras y hechos de que ellos consideran y defienden a FRANCISCO FERRER como la encarnación del “ideal masónico”. ¿Cuál fue el ideal de Ferrer? El mismo lo dio a conocer en mayo de 1907 en la revista pedagógica Humanidad Nueva donde expuso los principios de la “Escuela moderna” que él había creado con muy poco dinero obtenido de una católica practicante y devota [Jeanne Ernestine Meunier].
“Cuando teníamos, hace seis años atrás, la gran alegría de abrir la Escuela Moderna de Barcelona, dimos a conocer que su sistema educativo sería racionalista y científico. Deseábamos prevenir al público que la ciencia y la razón eran los antídotos contra cualquier dogma, en nuestra escuela no enseñaríamos ninguna religión...
    
Demostramos una vez más nuestra temeridad de ponernos francamente en frente de la omnipotencia de la Iglesia en España, y nos sentimos con el coraje de perseverar en nuestros proyectos.
   
Sin embargo, es necesario hacer saber que la misión de la Escuela moderna no se limita solamente a hacer desaparecer de las inteligencias los prejuicios religiosos. A pesar de que estos prejuicios son los que se oponen a la emancipación intelectual de la mayoría de las personas, no vamos a conseguir con su desaparición, una humanidad libre y feliz, puesto que se puede concebir un pueblo sin religión, y también sin libertad.
    
Si las clases obreras se liberasen de los prejuicios religiosos y conservasen la misma noción de la propiedad tal cual existe en la hora actual, si los obreros siguen creyendo en la parábola de que siempre habrá pobres y ricos, si la enseñanza racionalista se contentase en difundir las nociones sobre la higiene y las ciencias y de preparar solamente buenos aprendices, buenos obreros, buenos empleados de todas las profesiones, continuaremos viviendo más o menos sanos y robustos con el modesto alimento que obtenemos con nuestro módico salario, si no dejasen de ser siempre esclavos del capital.
     
La Escuela Moderna pretende, por lo tanto, combatir todos los prejuicios que se oponen a la emancipación total del individuo y adoptó, para este propósito, el racionalismo humanitario que consiste en inculcar a la juventud el deseo de conocer el origen de todas las injusticias sociales a fin de que las combatan por medio de los conocimientos que hayan adquirido.
    
Nuestro racionalismo combate las guerras fratricidas, tanto internas como externas, la explotación del hombre por el hombre; lucha contra el estado de servidumbre en que actualmente la mujer se encuentra en nuestra sociedad; combate en una palabra, a todos los enemigos de la armonía universal, como la ignorancia, la maldad, el orgullo y todos los vicios y defectos que dividen a los hombres en dos clases: los explotadores y los explotados”.
    
En una carta dirigida a uno de sus amigos, Ferrer manifestó mejor aún el pensamiento de su escuela:
“Para no asustar a las personas y no darle al gobierno un pretexto para que cierre mis establecimientos, yo les llamo ‘Escuela Moderna’ y no ‘Escuela de Anarquistas’, ya que el objetivo de mi propaganda es, lo admito francamente, formar en mis escuelas anarquistas convencidos. Mi deseo es llamar a la revolución. Por el momento, debemos sin embargo, contentarnos en introducir en el cerebro de la juventud el ideal de la agitación violenta. Ella debe aprender que contra los gendarmes y a la tonsura sólo hay un medio: los atentados con bomba y el veneno”.
   
El juicio llevó al descubrimiento, en el pueblo “Germinal” en que vivía, de documentos hábilmente ocultos en el subterráneo y con varias puertas de escape. Estos documentos demostraban que él era el alma de todos los movimientos revolucionarios que se producían en España, después de 1872. Entre los documentos encontrados habían circulares como esta de 1892:
“Compañeros, seamos hombres, aplastemos a los infames burgueses... Antes de construir, debemos destruir todo. Entre los políticos, aquellos que apelen a vuestra humanidad, mátenlos. Debemos abolir todas las leyes, expulsar a todas las comunidades religiosas. Disolver los tribunales, el Ejército y la Marina. Derrumbemos las iglesias”.
Por último, de la mano misma de Ferrer, la siguiente nota: “Les adjunto una receta para fabricar bombas”.

Este es el hombre que la francmasonería presenta al mundo como representante de su IDEAL.
  
Pocos días después de la ejecución de Ferrer, el gabinete de Madrid se vio forzado a dimitir, los dirigentes del Partido liberal y del Partido democrático, obedeciendo sin duda a las instrucciones de la Logia, le hicieron saber al Sr. Maura que ellos hacían una obstrucción irreductible a toda medida, a cualquier proyecto que éste presentase. Sin embargo, en España, sin al menos dos tercios de los votos, todo puede siempre ser detenido y convertirse en legalmente imposible. El Partido liberal y el Partido democrático se negaron a concurrir, haciéndose imposible la administración. Esta dimisión puso contentos a los libres pensadores y ateos de toda Europa. L’Action dijo:
“¿Acaso no existe, en el mundo entero, un gran duelo que lo divide por entero, una lucha entre la Religión y el Libre Pensamiento, entre la Autocracia y la Democracia, entre el Absolutismo y la Revolución? ¿Existe acaso, un límite para la Iglesia y una patria para el Vaticano? ¿No es verdad que el drama de la humanidad se juega en torno a estas fuerzas internacionales que son las órdenes religiosas y las escuelas laicas? La caída del ministro Maura como también la ejecución de Ferrer, han sido uno de los episodios de este incesante drama”.
  
Ya nos hemos explayado lo suficiente sobre este asunto. Nada puede preparar mejor al lector para comprender lo que viene a continuación: la historia de la acción de la masonería en Francia durante los dos últimos siglos, la organización de la secta, sus medios de acción y procedimientos, y las posibles hipótesis sobre el resultado final de la lucha trabada por la sinagoga de Satanás y la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo». (Canónigo Mons. HENRI DELASSUS. La conjuración anticristiana, primera parte, cap. IX “La masonería es la que conduce la guerra contra la Civilización Cristiana”)
Francisco Ferrer Guardia detenido
    
Varias veces los legítimos Papas recurrieron a tomar sus nombres de mártires; en este caso ¿será que Francisco Bergoglio tomó su nombre del nefasto personaje de Francisco Ferrer?

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