El sábado 14 de Marzo a las 2:00h (hora local), acompañado por integrantes de su comunidad ‘La Minga’ en su casa de Villa Francia en Santiago de Chile, falleció el “cura obrero” Mariano Puga Concha a los 88 años de edad, tras sufrir un cáncer linfático desde el año anterior.
Como muchos de sus camaradas en la “Teología de la Liberación”, Puga nació en una familia cuica (aristocrática) de Santiago el 25 de abril de 1931 (su padre, Mariano Puga Vega, fue diputado por el Partido Liberal que él fundó, embajador de Chile ante los Estados Unidos y delegado ante la Asamblea General de las Naciones Unidas; su madre, Elena Concha Subercaseaux, era hija de Melchor Concha y Toro, heredera de los famosos viñedos Concha y Toro; y emparentaba con el libertador Bernardo O’Higgins), estudió en Londres, y luego de abandonar sus estudios de arquitectura en la Pontificia Universidad Católica, entró al Seminario Diocesano y fue ordenado sacerdote el 23 de Mayo de 1959 (por ende, era sacerdote válido).
Ese mismo año fue enviado a proseguir sus estudios en el recién creado Instituto Superior de Liturgia de París, dirigido por Dom Bernard Botte OSB, más tarde uno de los integrantes del Consílium ad exsequéndam Constitutiónem de Sacra Litúrgia (Botte, junto con el P. Louis Bouyer CO, creó en una trattoria de Roma la Plegaria Eucarística II, la más usada en la Misa novusordiana). Tras doctorarse en Teología Moral y ser profesor en el Seminario (organizó la Pastoral Universitaria en la iglesia de Santa Ana), en los años del régimen allendista Puga trabajó en varias empresas subcontratistas en el mineral de Chuquicamata, en el norte de Chile, y fundó el grupo “Cristianos Por el Socialismo” en apoyo al régimen de Unidad Popular, lo que le valió ser retirado de su parroquia de Villa Francia por el cardenal Raúl Silva Henríquez SDB.
Cuando el gobierno del general Augusto Pinochet, Puga fue cesado de la Corporación de Vivienda (donde trabajaba de cargador de ladrillos) y comenzó a trabajar como pintor de brocha gorda, y en 1974 fue detenido. En 1980, tras un exilio en el Perú, se establece en Pudahuel (donde permanecería los siguientes doce años), y en audiencia con Pinochet, le enrostró la situación de los opositores. En el marco de la visita de Juan Pablo II a Chile en 1987, parte en los disturbios del parque O’Higgins (donde se celebraba la beatificación de Sor Teresa de los Andes OCD). En 1992, fue enviado a la temida comuna La Legua, donde hasta 2002 permaneció eñ la parroquia de San Cayetano, siendo después misionero en la localidad de Colo, de la isla de Chiloé (donde ganó el apelativo de “el Padrecito del Acordeón”, por amenizar los servicios interpretando tal instrumento). Y al estallar el pasado Octubre la revuelta anarco-comunista LGBTI...XYZista, Puga difundió una carta de apoyo a esa manifestación popular titulada “¡El despertar no tiene que morir nunca más!”, publicada en la página web del Comité de defensa y promoción de Derechos Humanos de La Legua.
Mariano Puga Concha fue sacerdote válido, pero al acoger el Conciliábulo y su seudoliturgia (fue el primer sacerdote en celebrar de cara al pueblo y en vernánculo, el domingo 7 de Junio de 1964, sirviéndole de monaguillo para la ocasión el entonces estudiante de medicina Miguel Ángel Solar Silva) y el comunismo, apostató de la Fe (llegó incluso a politizar el Magníficat, el cántico de la Virgen). Como (al menos se deja ver), murió sin arrepentirse de sus errores, le espera una horrible eternidad en el Infierno, agravado por el carácter que recibiera el día de su ordenación.
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