miércoles, 26 de mayo de 2021

¿“Summórum Pontíficum” TIENE LOS DÍAS CONTADOS?

Elementos tomados de GLORIA NEWS y MESSA IN LATINO.

En la reunión a puerta cerrada de la Asamblea General de la Conferencia Episcopal Italiana el 24 de Mayo en el hotel Ergife Palace de Roma, luego de blandir su mantra de la “rigidez” (fidelidad a la Doctrina) y que el Sínodo italiano debe comenzar “desde la parroquia más pequeña, desde la institución diocesana más pequeña” hacia arriba, Bergoglio dijo (luego que el cardenal de Perusa y presidente de la CEI Gualtiero Bassetti le garantizase que no habían periodistas) a los obispos italianos que está trabajando en un texto que busca derogar el Motu Próprio “Summórum Pontíficum” de su antecesor (al cual los italianos le tienen hostilidad, y más al ver que su nueva versión del Misal Montiniano y la imposición de la comunión en la mano so pretexto del corona está engrosando la fila de los que no quieren volver al Novus Ordo), volviendo a la fórmula del indulto para quienes quieran oficiar con el semi-novusordiano rito de 1962.
   
Si bien se desconoce si el texto (que va en su tercer borrador) versará sobre restringir la aplicación del Motu (a las comunidades del Rito Antiguo se les permitiría continuar como antes, pero los diocesanos –es de advertir que la tendencia actual en Estados Unidos y Europa entre las nuevas generaciones de presbíteros es volver a la Tradición– necesitarían una autorización previa de sus obispos, estando expuestos a denegaciones o a represión) o ya de plano abolirlo del todo, lo que se sabe es que estará con un lenguaje ambiguo, como todo lo de Bergoglio. De otra parte, aunque la Secretaría de Estado está presionando por que sea publicado lo más pronto posible, la demora se debe a las objeciones y reparos que el documento parece haber hallado reparos del cardenal Ladaria SJ y la CDF, que teme que el documento pueda provocar desórdenes y oposiciones en todo el mundo.
     
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En el libro-entrevista “Últimas conversaciones” de Peter Seewald con el “Papa Emérito” Benedicto XVI Ratzinger, edición italiana, págs. 189-190, se halla este pasaje:
   

TRADUCCIÓN
PETER SEEWALD: A propósito de la rehabilitación de la Misa tridentina: este intento reveló cierta timidez. ¿Dependía de las resistencias en el seno de la misma Iglesia?
BENEDICTO XVI: Cierto, porque por un lado hay miedo de la, digamos, restauración, y por el otro gente que subentiende la reforma. Ahora no hay otra misa. Son dos formas distintas del único y mismo rito. Yo siempre he dicho, y lo repito: era importante que lo que antes para las personas era la cosa más sagrada en la Iglesia no fuese de golpe prohibida del todo. Una comunidad no puede prohibir lo que antes fue considerado lo más importante. La identidad interna del otro debe permanecer visible. Por esto no se ha tratado de tácticas o de quizá algo de parte mía, sino de una reconciliación de la Iglesia consigo misma.
   
PETER SEEWALD: A menudo, la rehabilitación de la misa antigua es interpretada como una concesión a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X.
BENEDICTO XVI: ¡Esto es absolutamente falso! Para mí era importante que la Iglesia preservase la continuidad interna con su pasado. Que lo que antes era sagrado no deviniese de un momento a otro algo equivocado. El rito debe evolucionar. Para esto se anunció la reforma. Pero la identidad no debe despedazarse. La Fraternidad Sacerdotal San Pío X se funda en la sensación que la Iglesia había renegado de sí misma. Esto no debe suceder. Todavía, mi intento, como he dicho, no era de naturaleza táctica: me importaba el asunto en sí. Naturalmente cuenta también que el papa, en el momento en que ve perfilarse un cisma, intenta hacer lo posible para impedirlo, incluyendo el intento de reconducir estas personas a la unidad en el seno de la Iglesia.
Sacamos en limpio lo siguiente de este fragmento:
  • Dice Ratzinger que «lo que antes para las personas era la cosa más sagrada en la Iglesia no fuese de golpe prohibida del todo. Una comunidad no puede prohibir lo que antes fue considerado lo más importante». Pero de facto, Pablo VI abrogó para sus súbditos la Misa Romana Tradicional, y abrió la puerta a que los demás ritos de Occidente (el dominico, el cartujo, el ambrosiano, el hispánico, etc.) y los de Oriente fuesen aggiornados también.
  • «El rito debe evolucionar. Para esto se anunció la reforma». Así pensaban también Lutero, Cranmer, el sínodo jansenista de Pistoya, el “Movimiento litúrgico” de los años 1920-1940 y el jesuita Teilhard de Chardin.
  • Él mismo se contradice al afirmar que no actúa bajo táctica, pero concluye «el papa, en el momento en que ve perfilarse un cisma, intenta hacer lo posible para impedirlo, incluyendo el intento de reconducir estas personas a la unidad en el seno de la Iglesia». En la guerra, cualquier TÁCTICA vale para detener el avance del enemigo y retener la lealtad de la fuerza propia. Y en este caso, no podía ser la excepción: “Quáttuor abhinc Annos” (1984) fue para evitar que los tradicionalistas se fueran con la Frater o los movimientos sedevacantistas que estaban creciendo desde aquella época, “Ecclésia Dei Adfflícta” (1988) fue para atraer a los que se escandalizaron por la Operación Supervivencia de la Tradición (las consagraciones episcopales de Lefebvre en Écône), y de “Summórum Pontíficum (2007), ni hablar. Pero por visto, esa táctica acabó FRACASANDO MISERABLEMENTE.
Queda esperar y ver qué sucede, si es una falsa alarma o es por el contrario, un globo sonda. En todo caso, a los verdaderos Católicos, los que rechazamos y anatematizamos el Vaticano II y sus antipapas, su falsa liturgia y sus espurios cánones, no nos va nada de eso. Por el contrario, son los seudotradicionalistas que todavía permanecen dentro del Vaticano II los que deben decidir si se van con la Frater o adhieren al Sedevacantismo, visto que Bergoglio les tiene inquina desde el día uno de su seudopontificado.

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