sábado, 23 de octubre de 2021

ENCUESTA RECIENTE REVELA QUE MÁS JÓVENES CONCILIARES SE HACEN TATUAJES Y PIERCINGS QUE LOS PAGANOS

Traducción del Comentario de los Padres de TRADITIO.
    
Una encuesta reciente revela que más y más jóvenes conciliares están imitando a sus contrapartes paganas desacrando sus cuerpos con tatuajes y piercings.
Tal desecración del “templo de Dios” es un pecado contra el Quinto Mandamiento de la Ley de Dios, y si la imagen es de una figura religiosa, la desecración es también un pecado de blasfemia contra el Segundo Mandamiento de la Ley de Dios.
¿Nuestro Señor habría tenido un tatuaje? ¿Lo tendría la Virgen? Por supuesto que no.
   
Una reciente encuesta de Ipsos indica que más jóvenes conciliares están imitando a sus contrapartes paganas desacrando sus cuerpos con tatuajes y piercings en números siempre crecientes, un incremento de 21 por 100 entre 2012 y 2019. El 40 por 100 de las personas entre 18-34 años (“Millenials” y “Generación Z”) tienen al menos un tatuaje. Lo que es más aborrecible es que un número creciente de estos jóvenes conciliares se identifican como conciliares “conservadores”, algunos de los cuales probablemente devotos de la seminovusordiana Misa Latina “Extraordinaria” deuterovaticana de 1962. 
  
En la Sagrada Escritura, el tatuaje es considerado una práctica pagana: «No sajaréis vuestra carne por la muerte de nadie, ni haréis figuras algunas o marcas sobre vosotros. Yo el Señor» (Levítico 19, 28/Versión de Mons. Félix Torres Amat). Esto es considerado ser una mutilación del cuerpo en contravención del Quinto Mandamiento de la Ley de Dios. ¿Nuestro Señor habría tenido un tatuaje? ¿Lo tendría la Virgen? Por supuesto que no. 
  
El Quinto Mandamiento de la Ley de Dios prohíbe también dañar innecesariamente el cuerpo, “templo del Espíritu Santo”, como lo llama San Pablo. La teología moral Católica enseña que por el Principio de Totalidad, no se permite que una persona mutile su propio cuerpo salvo que sea para beneficio de todo el cuerpo. La mutilación puede ser justificada solo en un caso donde sea necesario o útil para obtener algún beneficio físico (como la amputación de una extremidad enferma para prevenir la gangrena).
   
El Quinto Mandamiento de la Ley de Dios prohíbe también tomar riesgos médicos innecesarios, lo cual es pecaminoso. La tinta de los tatuajes contiene elementos cancerígenos como el plomo y el mercurio. Tatuarse transmite el VIH y el virus de la hepatitis C. Estos viruses pueden hacer erupción violentamente, o pueden hallarse durmientes en el cuerpo por veinte o más años después de hacerse el tatuaje. La hepatitis puede destruir el hígado y así debilitar el cuerpo hasta morir agónicamente. Tan peligrosa es esta práctica que los individuos tatuados no pueden donar sangre para no transmitir los virus a otros. Se han reportado cánceres de piel, incluidos los frecuentemente letales melanomas, en los sitios de tatuaje. Se ha encontrado tintas de tatuaje contaminadas con bacterias que pueden causar lesiones graves y un riesgo incrementado de infección porque la barrera de piel es rota durante el procedimiento. Algunas infecciones pueden incluso dejar cicatrices permanentes [Parte de la información para el Comentario proviene de National Catholic Register]. 
   
Católicos tradicionales, algunos conciliares despistados parecen pensar que tatuarse es moralmente aceptable cuando el tatuaje es de un objeto religioso, como una cruz o la Virgen. Realmente, es todo lo contrario. Tal mutilación del cuerpo es incluso un pecado más grave no solo porque se viola el Quinto Mandamiento de la Ley de Dios, sino también contra el Segundo Mandamiento de la Ley de Dios, porque tal perversión de una imagen sagrada constituye el pecado mortal de la blasfemia. Los que andan con tales imágenes en sus cuerpos están declarando al mundo que persisten en pecado contra Dios.

1 comentario:

  1. San Basilio el Grande adivierte en un sermón: “Ningún hombre debe dejar crecer su cabello o tatuarse como hacen los paganos, esos apóstoles de satanás que se hacen a sí mismos despreciables por indulgirse en la lujuria y pensamientos lascivos. No os asociéis con aquellos que se marcan a sí mismos con espinas y agujas para que su sangre fluya a la tierra. Guardaos contra todas las personas que no son castas, para que no se diga de vosotros que en vuestro corazón os acostáis con prostitutas”.

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