El grupo neoconservador Nuestra Señora de la Cristiandad de Argentina había organizado su peregrinación anual hacia la Basílica de Nuestra Señora de Luján para los días 9, 10 y 11 de Octubre de 2021. A tal fin, tuvieron una reunión con el “arzobispo” de Mercedes-Luján Jorge Eduardo Scheinig, solicitando permiso para simular el semi-novusordiano Rito Roncalliano de 1962 en la basílica, pero este se los negó en virtud del bergogliano motu “Traditiónis Custódes”. Frente a tal situación, los organizadores enviaron este mensaje a sus sacerdotes amigos:
«Querido sacerdote amigo de NSC,El resultado de la reunión con Monseñor Scheinig fue malo. No nos deja rezar Misa tradicional (forma extraordinaria) en la Basílica, como hace 12 años lo venimos haciendo. Nos sentimos discriminados. Al parecer para el Obispo no hay lugar para nosotros y nuestro carisma en la Iglesia. Ayer había, hoy ya no hay…Le agradecemos seguir rezando por esa intención y por los frutos de la peregrinación.¡Dios guarde la Misa tradicional que algunos intentan hacer desaparecer!Un saludo en CristoGrupo de organizadores Nuestra Señora de la Cristiandad»
La asociación “Nuestra Señora de la Cristiandad” nació en Francia a iniciativa del Centro Henri et André Charlier, fundado en Fanjeaux en 1979. Apoyado por el entonces prior de Santa María Magdalena de Barroux, Dom Gérard Calvet OSB, la primera peregrinación tuvo lugar en el Pentecostés de 1983, desde la catedral de París hasta la de Chartres, en recuerdo de la peregrinación hecha por Charles Péguy a Chartres en 1913 y siguiendo el modelo de la peregrinación nacional a Częstochowa en Polonia. Desde las consagraciones de Écône en 1988, la peregrinación se dividió entre los Ecclésia Dei y la Fraternidad San Pío X, esta última realizando el recorrido contrario y organizada por la asociación “Peregrinaje de la Tradición”.
En Argentina, la organización ha iniciado el peregrinaje a Luján desde el año 2010. En la edición de 2019, partieron desde Rawson, y luego de dos días de recorrido, llegaron a la basílica, culminando con un servicio pontifical presidido por Antonio Juan Baseotto C.Ss.R., “obispo castrense emérito” (fotos tomadas de la cuenta de Facebook de Nuestra Señora de la Cristiandad).
Jorge Eduardo Scheinig, nacido en Carapachay, Prov. de Buenos Aires, el 5 de Junio de 1959, y fue instalado presbítero de la diócesis de San Isidro el 9 de Diciembre de 1983, y “obispo auxiliar” de Mercedes-Luján el 15 de Julio de 2017 (sede que asumió como “arzobispo” el 9 de Noviembre de 2019), ambas con el inválido rito montini-bugniniano, por tanto, NO ES SACERDOTE NI OBISPO CATÓLICO. Scheinig, cuando fue instalado, destacó como “ideas motivadoras” (principios rectores) de su “obispado” la misericordia, la sinodalidad y la Iglesia misionera, aparte de la preocupación constante por los pobres como Francisco Bergoglio.
No es de más decir que estas actividades de los neoconservadores NO REPRESENTAN AL VERDADERO CATOLICISMO: por más de latines y casullas romanas que usen, no pueden dejar de ser simples conciliares que siguen las herejías del Vaticano II y sus falsos Papas (prueba de ello es que algunos de sus capítulos tienen por nombre a los “santos” modernistas Josemaría Escrivá de Balaguer, José Sánchez del Río y Gianna Beretta Molla). Y con “Traditiónis Custódes”, estos grupos y personajes ya no podrán engañar a los Católicos fieles a la Fe tradicional, como hacían fácilmente durante la anterior dispensación.
Era sabido que esto iba a terminar así y me parece lo más razonable ya que estos grupos pro-misa de Juan XXIII ya no tienen lugar dentro de la secta Modernista hoy liderada por Jorge Bergoglio, los católicos fieles hemos de alegrarnos sobremanera por estas decisiones de la jerarquía del Vaticano segundo, así se termina de una vez y para siempre los más de 50 años de engaño de estos grupos conservadores llámese Ecclesia Dei, o idotas útiles al la destrucción de la Iglesia Católica romana.
ResponderEliminarMe llama la atención que se denomine 'santo modernista' al mártir cristero José Sánchez del Río, más allá que su canonización sea válida o no.
ResponderEliminarLicenciado Marcos Luis Blanco y Centurión, el llamar “santo modernista” a José Sánchez del Río no es solamente porque su “beatificación” y su “canonización” son inválidas sustancial y formalmente (Vd. como notario es conocedor de estas nociones en los actos y negocios jurídicos), sino porque su historia está plagada de inconsistencias y ha sido usada como producto de mercadotecnia por la jerarquía conciliar mexicana y por el macielismo (como ahora en Italia el “beato” Carlo Acutis Salzano), al modo que Annelies Marie “Ana” Frank Hollander entre los judíos.
ResponderEliminarY no es objeción de los laicistas (que es lo que algunos suelen reponer). Incluso en “Foro Católico” (que es un sitio CATÓLICO y MEXICANO, para más detalle) se profundiza en ello:
https://forocatolico.wordpress.com/2013/07/10/los-del-rio-de-michoacan-y-la-historieta-del-beato-jose-sanchez-del-rio-financiada-por-los-legionarios-de-cristo/
https://forocatolico.wordpress.com/2016/02/16/la-historieta-del-beato-jose-sanchez-del-rio-segunda-parte-producto-de-mercadotecnia-en-la-neo-iglesia/
Gracias por la respuesta. He leído el artículo al que me remite. Sinceramente, no me convence. No encuentro sentido que se invente una historia para poner como ejemplo a un niño que actuó en un movimiento políticamente incorrecto. No hay certeza de muchas historias pías que se cuentan sobre algunos santos, pero es de buen espíritu creerlas.
EliminarNo tiene sentido (réctius, NO PARECE TENER SENTIDO, y la película “Cristiada”, basada en la obra del historiador franco-mexicano de ascendencia judía Jean Meyer Barth tampoco le da mayor sentido), pero así pasó. Tantos mártires comprobados durante la época de la persecución (Anacleto González Flórez, los hermanos Jorge y Ramón Vargas González, el padre Miguel Pro SJ y el padre Toribio Romo, entre otros), y que los Legionarios de Cristo promuevan a José Sánchez del Río no inspira mucha credibilidad que digamos.
EliminarY sobre las historias pías, por algo es que el Papa San Gelasio, en el Decreto que le es atribuido, cap. IV, 4 dice: «Igualmente, [son recibidas] las actas de los Santos Mártires, que recibieron la gloria por sus múltiples torturas y sus maravillos triunfos de persistencia […] Pero, de acuerdo a una costumbre antigua, por precaución no se leen en la Santa Iglesia Romana, porque los nombres de quienes las escribieron no son conocidos con propiedad y no es posible separarlos de los no creyentes e idiotas; o porque lo que declaran es de orden inferior a los eventos ocurridos […]. Por esta razón, tal como se dijo, para no dar pretexto a la burla casual, no son leídas en la Santa Iglesia Romana».
Otro personaje olvidado que merece su reconocimiento fue el Arzobispo de Guadalajara Francisco Orozco y Jímenez, desterrado varias veces de su diocesís (y del país) bajo la denominación de "traidor de la patria" teniendo que buscar refugio en E.E.U.U. y en zonas alejadas e inaccesibles de México, cuyo merito fue quitado en favor del masón de Rafael Guízar (el cual fue beatificado por los conciliares).
ResponderEliminarInclusive, la “canonización” de Rafael Guízar y Valencia se puede considerar un intento de “Los Millonarios” para lavar la imagen de un Marcial Maciel (sobrino-nieto de aquél) ya caído en desgracia, el cual había ingresado al seminario diocesano de Veracruz (que entonces funcionaba en Ciudad de México) en Enero de 1936 y del cual fue expulsado el 6 de Junio de 1938 en medio de una muy acalorada discusión (ese mismo día, Maciel le llevó un té a su tío, el cual horas después de beberlo, murió). Maciel salió del seminario a la semana siguiente, en medio de sospechas de haber envenenado al obispo con cianuro. Cuando exhumaron a Guízar en 1950, encontraron el cadáver “incorrupto” y el cabello de color rojo (pormenor que indica presencia de cianuro).
EliminarLa advertencia de «si seguía el camino de las órdenes sagradas se estaba exponiendo a la condenación eterna» hecha por Rafael Guízar a su sobrino el día de su muerte, más que una “revelación mística” (porque hasta de eso le atribuyen), era una conclusión dada la conducta del entonces seminarista Maciel: no tenía capacidad para estudiar, espíritu de sacrificio ni vocación sacerdotal, y sus avances sexuales a los jóvenes seminaristas que lo rodeaban (ganándose por ello el apodo de “La Monja”, que se sumó a los de “La niña bonita” o “El loquito” que traía desde Cotija). Todo esto lo cuenta el ex-legionario Alejandro Espinoza Alcalá, sobrino de Maciel y sobreviviente de sus abusos, en sus libros “El legionario” y “El ilusionista”.