Francisco, quien odia la Misa Romana Tradicional y el latín, “celebró” el 14 de septiembre la Divina Liturgia Bizantina de San Juan Crisóstomo en la Ciudadela Deportiva de Prešov (Eslovaquia).
Asistieron unas 40.000 personas a la ceremonia, realizada principalmente en eslavo eclesiástico (y Bergoglio ¡TUVO QUE USAR EL LATÍN!, porque no maneja ese idioma). El usuario “Catholic Sat” subraya en Twitter que los periodistas del VATICANO observaron que la Divina Liturgia se parece más a la Misa romana, de origen apostólico, que a la Eucaristía inventada por Pablo VI en 1969.
Un comentario en portugués en los medios de comunicación del Vaticano observó que la Divina Liturgia “es más compleja y se celebra con mayor solemnidad, como la Misa Antigua en latín”.
Francisco Bergoglio, que se inmiscuye constantemente en la política, dijo durante la celebración en un claro ataque al partido Kotlebistas - Partido Popular Nuestra Eslovaquia (en eslovaco Kotlebovci - Ľudová strana Naše Slovensko): «No reduzcamos la cruz a un objeto de devoción, mucho menos a un símbolo político, a un signo de importancia religiosa y social», aunque esta es parte esencial del escudo y de la bandera de Eslovaquia.
A Bergoglio le regalaron una copia de la milagrosa imagen de la Madre de Dios de Klokočov, que en 1670 se oscureció y comenzó a llorar a vista de los feligreses de la parroquia y de un ejército herético que había invadido la región.
COMENTARIO: Esta vez, que las imágenes hablen.
Inevitablemente, el contraste entre los ornamentos litúrgicos bizantinos y la manta de caballo de Bergoglio es colosal.
Prešov tiene un recuerdo trágico para la Iglesia Greco-Católica de Eslovaquia: Después que el Ejército Rojo acabara con la independencia de Eslovaquia anexándola a Checoslovaquia, el Partido Comunista de Checoslovaquia y la ŠtB (Policía
secreta) presionaron un sínodo el 28 de Abril de 1950 en el cual cinco
sacerdotes (entre ellos el canciller asistente diocesano Víctor Mihalič,
que después devino obispo cismático Alejandro de Michalovce; y el
decano de Hornospiš Michal Millý
se convirtió en el obispo cismático Metodio) y algunos laicos
denunciaron la Unión de Uzhhorod de 1646 y reconocieron al Patriarca de
Moscú por medio del “Manifiesto al clero grecocatólico y a los fieles de
Checoslovaquia”, que había sido redactado de antemano por el régimen.
Se siguió a ello la expropiación de los templos
grecocatólicos (que fueron entregados a la Iglesia Ortodoxa
Checoslovaca, dirigida entonces por el ruso Eleuterio Vorontsov) y el martirio de
123 clérigos, entre ellos los obispos Pablo Pedro Gojdič Gerberyov OSBM
(eparca greco-católico de Prešov), Basilio Hopko Petrenko (eparca
auxiliar greco-católico de Prešov) y el sacerdote Metodio Domingo Trčka
Sterbov C. Ss. R. A los grecocatólicos que no quisieron tener parte en
la “ortodoxización” (denominada en clave “Acción P”), se les obligaba a
asistir a los ritos latinos. La situación permaneció hasta 1968, cuando
en un referendo 205 de las 210 parroquias decidieron retornar a la
unidad católica.
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