Es necesario dar una breve noticia sobre este Germán, tan bien conocido, puesto, que generalmente se le llama beato y su fiesta se celebra en algunos monasterios benedictinos, con autorización de la Santa Sede.
Nació en Suabia, en el seno de una familia de la casa de Altshausen, en el año de 1013 y desde que nació fue incapaz de moverse, no porque fuese paralítico, sino porque sus miembros estaban deformados de tal manera y todo su cuerpo tan contrahecho, que habría de serle imposible todo movimiento normal. Era un niño apenas cuando sus padres lo dejaron al cuidado de los monjes de la abadía de Reichenau, en una isla del Lago Constanza, donde pasó los cuarenta años de su vida. A la edad de veinte hizo su profesión religiosa. Como sucede con frecuencia con los que sufren alguna invalidez física, la viva y despejada mente de Germán era un instrumento tan útil como era inútil el de su cuerpo y, por obra de su voluntad, puso toda su inteligencia al servicio del estudio y de Dios. Entre sus escritos figura una de las primeras crónicas de los sucesos mundiales que se escribieron durante la Edad Media, un largo poema inconcluso sobre el pecado mortal y un tratado matemático-astronómico que se abre con estas palabras: «Germán, la hez de los mínimos hijos de Cristo, a la zaga de los aprendices de filosofía, con la lentitud de un asno o de un caracol…» Pero lo más precioso que se conserva de aquel infortunado monje tullido, es un par de inolvidables himnos a Nuestra Señora: el «Alma Redemptóris Mater» y, casi ciertamente la «Salve Regína». No nos debe extrañar que el buen Germán fuese también un diestro fabricante de instrumentos astronómicos y músicos.
Aquel santo monje, a quien se admiró en su época como a la «maravilla de los tiempos», murió en el año de 1054.
Ver el Die Kultur der Abtei Reichenau (2 vols., 1925). El mejor texto de la crónica se encuentra en Monuménta Germániæ Histórica, vol. V y ha sido traducido al alemán. Florence Annie Yeldham Chesterfield contribuyó con un artículo sobre los escritos de Germán, al Speculum, vol. III (1928), pp. 250 y ss. Hay un breve ensayo sobre el monje Germán en What are Saints? del P. Cyril Charlie Martindale McKenzie SJ.
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