jueves, 23 de diciembre de 2021

SERMÓN DE CRISTO REY, POR EL PADRE FERNANDO ALTAMIRA

El domingo 31 de Octubre de 2021, fiesta de Cristo Rey, el padre Fernando Altamira ofreció el Santo Sacrificio de la Misa en la Capilla San Pío X en la ciudad de Santa Fe de Bogotá (Colombia), donde pronunció el siguiente sermón:
     
Queridos hijos:
    
Último domingo de octubre, tenemos la “Fiesta de Dios Nuestro Señor Jesucristo Rey”, “Cristo Rey”. Y en este año de 2021, tiene algunas características que la hacen más significativa; porque coinciden, por ser 31 de octubre, los festejos del Demonio y de las brujas, el llamado “Halloween”; y también es significativa por otras cosas.
   
Evidentemente, lejos de nosotros todos esos festejos y supercherías o engaños del Diablo, Halloween; lejos de nosotros todos esos “satanismos”; pero por la Providencia, este año, hacemos la contra a lo anterior, festejando a Dios Nuestro Señor Jesucristo Rey, porque Cristo es, debe ser, y será Rey.
    
Quisiéramos enseñar muchas verdades sobre Dios Nuestro Señor Jesucristo Rey; pero “el tiempo es tirano”, y por falta de tiempo pocas cosas se pueden en una sola prédica; desearíamos poder tomar tres prédicas para Cristo Rey; no sabemos si ello podrá ser (apostolado, viajes). Dios dirá…
   
1ª parte
Comencemos explicando sobre qué, y quiénes, Cristo es Rey.
-(1) Cristo es Rey de cada uno de nosotros mismos, si es que logramos ser buenos hijos de Dios, es decir: buenos católicos, personas que estén siempre en estado de gracia (y no dos veces al año, como muchas veces, y tristemente, pasa). Y si uno muere en “desgracia de Dios”: pecado mortal, Él será igualmente Rey por la justicia, ante las penas eternas del Infierno.
-(2) Cristo es Rey de nuestras familias, si logramos que esposo, esposa, hijos, sean de Dios Nuestro Señor Jesucristo y de su Catolicismo; si logramos queellos sean de la Santísima Virgen María, la Madre de Dios; si logramos que toda familia rece todos los días sin excepción el Santo Rosario, que papá, mamá, e hijos recen cada día, sin faltar uno solo, el Santo Rosario. La familia que reza todos los días el Santo Rosario se salva, cada uno llegará al Cielo, ¡cada persona que reza el Santo Rosario cada día se salvará: Ése es el premio!
-(2 bis) Y si Dios Nuestro Señor Jesucristo y su Catolicismo es Rey de nuestras familias, ello –entre otras cosas- significa “Familia Numerosa”, ¡muchos hijos!, ¡la familia bien numerosa!, ¡fuera de nosotros toda anticoncepción y planificación!, “familias numerosas con incontables niños y niñas, gloria de la Patria y sonrisa de Dios en el Cielo” (como reza la Consagración de la Patria, que haremos por ser Cristo Rey al final de la Santa Misa, para consagrar a Colombia, y para consagrar también a mi otra Patria).
-(3) Y el tercer punto: Dios Nuestro Señor Jesucristo es Rey de todas las Patrias, de todos y cada uno de los países, sean o no sean católicos, porque Él es Dios, es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, y por ser Dios a Él le corresponde todo; “todo honor y gloria” y todo lo que hay en el universo es por Él y para Él; a Él le corresponde Japón, Turquía, los países árabes, Israel, el África; y si ahora esas naciones no le tributan la adoración y el culto que le es debido, si ahora no están en el Catolicismo, pues bien eso llegará, llegará sin duda, y “será un solo rebaño y un solo pastor”, cuando la Parusía, cuando su triunfo, cuando su Reino.
-(3 bis) Y mejor no hablemos de nuestros antiguos países católicos… ¡qué tristeza: ahora somos apóstatas, estamos en “La Gran Apostasía” dicha por San Pablo! Podemos decir que no queda nada en nuestras Patrias. Antes, y al revés de lo que pasa hoy en nuestros países, las dos grandes Cristiandades que se dieron en la humanidad, las dos únicas Cristiandades que se dieron en la Historia, fueron de nuestros países, y ellas sí tuvieron a Cristo Rey, porque Dios Nuestro Señor Jesucristo, porque la Santísima Trinidad, y su única religión: El Catolicismo, ocupaban entonces el centro, como corresponde: Dios solamente y únicamente en el centro, en el centro de la vida social, de la vida de la sociedad, de sus leyes, de sus instituciones, de sus gobiernos, de sus gobernantes; porque cualquier otro lugar que se le dé a Dios, cualquiera, ello sería “un mal lugar”, y todo estaría mal. A Dios y a su Religión sólo el centro, sólo el primer lugar, sólo el número uno, y cualquier otra cosa estaría siempre fuera de lugar. Ahora estamos en “La Gran Apostasía”, pero no siempre fue así. Hubo un tiempo en que nuestros países fueron de Dios Nuestro Señor Jesucristo y de su Catolicismo; y ello se dio en sólo dos momentos de la Historia: La Cristiandad Europea y la Cristiandad Española.
    
2ª parte
Para un segundo punto, queríamos desarrollar “algo” sobre las dos mencionadas Cristiandades y qué significó.
“La Cristiandad Europea”. Europa es fruto de la Iglesia Católica. La Iglesia Católica hizo Europa; “nosotros” hicimos Europa, y hay que estar sanamente y “santamente” orgullosos de eso. Ello fue la cumbre de lo que es el hombre y la sociedad para Dios, la cumbre de la civilización. Europa fue la máxima expresión de la cultura y de la civilización del hombre, “El Occidente”; y es fruto del Catolicismo. Y esta Cristiandad duró diez Siglos.
   
“La Cristiandad Española”. El segundo, y último, y único caso más, en el cual se dio una Cristiandad en la Historia del hombre, es el caso de España, nuestra amada, nuestra amadísima Madre Patria. Fue la obra de ella aquí en Hispanoamérica, en nuestras Patrias, en nuestros países;nuestros países fueron alguna vez de Dios. Porque España puso aquí, otra vez, “a Dios en el centro”, Cristo Rey, Dios Nuestro Señor Jesucristo y su Catolicismo en el centro. Dios en el centro de la vida social, en el centro de la sociedad civil. “Todo”: leyes, instituciones, gobernantes, actividades, vida social, organizados según Cristo Rey, según la Santa Religión Católica. Y esta Cristiandad duró tres Siglos. Quiero extenderme en ella:
-La Cristiandad Española duró tres siglos, desde el descubrimiento y los Reyes Católicos, hasta nuestras Revoluciones de 1810, revoluciones todas de origen o espíritu masónico y liberal, según los principios de la Revolución Francesa (que fue el acontecimiento civil y político más anti-católico de la Historia Moderna, junto tal vez con las Revoluciones Comunistas de Rusia –octubre de 1917– y de China –año 1949–).
-Para nuestros países de Hispanoamérica, el fin de Cristo Rey, el fin de la sociedad civil constituida y organizada según la Santísima Trinidad y su única Religión Católica se produjo en 1810, y de allí en adelante “con todos los agregados” realizados hasta el día de hoy. El año de 1810 marcó “el quiebre”.
-Año de 1810, en el norte: La Revolución del Virreinato de Nueva España o México. Año de 1810, en el sur: La Revolución del Virreinato del Río de la Plata (Argentina, Uruguay, Paraguay, etc). Año de 1810, en el centro: La Revolución del Virreinato de Nueva Granada (Colombia, Venezuela, Panamá, Ecuador, Guyana). Todas las revoluciones fueron hechas en el mismo año de 1810 (¡qué curioso!); y todas marcaron, con algunos avatares, el rompimiento del Imperio Español, un imperio que tal vez para la época estaba decadente (Borbones frente a lo que fueron los Austrias o Habsburgo; así dicen algunos), pero sea como fuere, fue sin duda el rompimiento del Gran Imperio Católico. Tal vez las grandes logias de la masonería británica y de la masonería francesa tengan una fecha en sus efemérides para festejar el éxito total que tuvieron en la destrucción del Imperio Español en América.
-Un católico que se precie de tal, un católico bien nacido y que sepa de su Catolicismo –y que sepa Historia, verdadera Historia–, no puede dejar de defender a España, y a ultranza; por lo que ella fue, por lo que ella hizo; porque para la época del descubrimiento, el Siglo de Oro Español, el Siglo XVI (Isabel la Católica, Carlos V ó I de España, Felipe II, y la innumerable legión de santos y de misioneros y de apóstoles), para esa época España fue “la campeona del Catolicismo”, y por ello tanto odio y calumnia de los enemigos de la Fe, y también de sus propios enemigos (Inglaterra, Holanda, Francia). Por eso “La Leyenda Negra” contra España, que bien tiene puesto el título de “leyenda”, porque es eso, porque es falso, porque es un cuento y una “leyenda”.
-“Pero es que los españoles hicieron cosas malas”; por favor, la obra duró tres Siglos, los cuales vistos en su globalidad muestran una obra católica sin igual, “catoliquísima”; entre otros Papas, el Papa León XIII con motivo de la Virgen de Guadalupe (1895), pero creo que también con motivo de los 400 años del descubrimiento (año 1892), aplicó en un texto, para el honor también de España, aquella frase de la Sagrada Escritura que dice “non fecit táliter omni natióni: no hizo igual con ninguna otra nación” (salmo 147). “Pero es que hubo cosas malas”; hijos, desde que son 300 años, y desde que hay seres humanos de por medio, siempre ocurren “algunas” cosas malas; pero concluir de allí que la obra, que “300 años”, que toda esta obra en Hispanoamérica fue mala y caracterizada por las malas acciones y los saqueos: “La Leyenda Negra”, es una falsedad de tal calibre que no resiste el más mínimo análisis histórico.
-Fue una obra gloriosa: La obra de España en América fue la obra de Dios Nuestro Señor Jesucristo, fue la obra de Cristo Rey, fue la obra del Catolicismo, la obra de la civilización, la obra de la cultura: de la mayor cultura de la época, la obra de nuestra hermosa lengua española y castellana. Fue única, fue sin igual, fue de Dios, fue de Cristo Rey. Por eso tanto odio contra España. Y ninguno de nosotros, si nos llamamos católicos, si nos llamamos españoles e hijos de españoles, puede permitir el ataque y el odio a España, sino que hay que defender a España, y amarla, y ensalzarla, sabiendo verdadera Historia: ¡Eso hace un verdadero católico; eso se hace por Cristo Rey!
   
3ª parte
Digamos ahora algo, y hasta una salvedad, sobre la fiesta de hoy, la Fiesta de Cristo Rey.
    
Esta fiesta es reciente, es del Siglo XX. La estableció el Papa Pío XI a través de su Encíclica sobre el Reinado Social de Cristo, la Encíclica “Quas primas” del año 1925. Pero si bien es reciente en su explicitación y en su liturgia, no es reciente en sus conceptos y en su realidad, y esto sí es tan antiguo como Dios y su eternidad, porque a Dios, por ser tal, por ser Dios, le corresponde todo, absolutamente todo; si no, no sería Dios.
-A Dios le corresponde toda nuestra vida individual, y a Dios le corresponde toda nuestra vida social y civil, la vida de nuestras Patrias y países, desde Colombia y Arabia Saudita, hasta la última piedra perdida en Saturno: Dios es Dios, Jesucristo es Dios, Cristo Rey.
-“Pero nadie proclama ni reconoce hoy a Jesucristo como Dios y como Rey, nadie a su Catolicismo; hoy nadie, ningún país hace así, menos aun los musulmanes, budistas, judíos, animistas africanos, chamanes del Amazonas; ni siquiera Colombia, menos aun Argentina, tampoco España ni el resto de Europa; ni hablemos de Francisco-Benedicto y su falsa Iglesia moderna del Concilio Vaticano II”. Sí, es cierto, nadie proclama ni reconoce ni hace así; pero llegará el día –y tal vez pronto- en que lo negado y pisoteado y vilipendiado, Dios Nuestro Señor Jesucristo, tendrá el lugar que le corresponde, y ése es el día que esperamos y aspiramos: “Hæc est dies quam fecit Dóminus: Éste es el día que hizo el Señor”. Y mientras tanto, haremos lo que podamos, nuestro deseo es poder luchar por Él hasta el fin, hasta el fin de nuestras vidas; eso pedimos a Él, eso deseamos.
     
Y así, como hemos dicho en el párrafo anterior, si bien es reciente el proclamar en una Santa Misa, en una fiesta litúrgica, que Dios Nuestro Señor Jesucristo es y será Rey de todas las naciones, y no sólo de los individuos y familias, no es reciente esa realidad, esa verdad y ese concepto. Su mismo nacimiento ha dividido y dividió la Historia del hombre en dos, pues los acontecimientos de la Historia se enuncian y miden como hechos ocurridos “antes de Cristo” y “después de Cristo”.
-Y hasta el día de hoy, a pesar de todo el mal camino andado, los años de la Humanidad –aunque ésta no reconozca a Cristo como Dios ni como Rey– se siguen midiendo en relación a su nacimiento, estando como estamos en el año 2021, o si decimos bien “Anno Dómini: En el año del Señor de 2021”. Porque todos los años y las épocas y las edades son de Él.
-Cómo rechinarán de dientes la masonería y el resto de sus enemigos frente a esto último, máxime un año así, que –como dijimos al comienzo– la fiesta satánica de Halloween coincide con Cristo Rey (entre paréntesis: nuevamente espero que ninguno de nuestros fieles o sus hijos festejen “ni algo” de Halloween, “ni vestidos de angelitos ni nada”, una fiesta así no se festeja por un católico de verdad).
    
Apéndice: Padre Castellani
Aunque la prédica se alargue más esta vez, deseábamos hacer un apéndice con el Padre Leonardo Catellani, máxime a esta altura de los hechos y acontecimientos que nos toca vivir, con el Covid, posibles nuevos encierros, tal vez el camino o los comienzos y prolegómenos del Nuevo Orden Mundial que se proclama, existente ya, pero esta vez quizás en forma explícita, y no tras bambalinas. Y hacer, asimismo, este apéndice por las profecías de la Sagrada Escritura “in consummatióne sǽculi”. Esta vez tomaremos al Padre Castellani en su libro “Cristo ¿vuelve o no vuelve?” (3ª Edición, Editorial Vórtice, Argentina, Buenos Aires, año 2004, página 13-14-15-16, Sección: La Parusía). Vemos nuevamente aquí al gran y precursor y previsor Padre Castellani, pues es un texto del año 1951; impresionante su visión anticipada. Escuchemos algunos fragmentos in exténso:
“Jesucristo vuelve, y su vuelta es un dogma de nuestra Fe. Es un dogma de los más importantes… bastante olvidado… poco meditado. Su traducción es ésta: el mundo no continuará desenvolviéndose indefinidamente, ni acabará por azar, dando un encontronazo con alguna estrella mostrenca, ni terminará por evolución natural [o agotamiento] de sus fuerzas elementales –o entropía cósmica, como dicen los físicos–, sino por una intervención directa de su Creador… El universo no es un proceso natural, como piensan los evolucionistas o naturalistas, sino que es un poema gigantesco, un poema dramático del cual Dios se ha reservado la iniciación, el nudo y el desenlace; que se llaman teológicamente Creación, Redención, Parusía. Los personajes son los albedríos humanos. Las fuerzas naturales son los maquinistas. Pero el primer actor y el director de orquesta es Dios… Ése será el desenlace del drama de la humanidad: “Vidébunt in quem transfixérunt [verán al que traspasaron]”… El dogma de la Segunda Venida de Cristo, o Parusía, es tan importante como el de su Primera Venida, o Encarnación. Si no se lo entiende, no se entiende nada de la Escritura ni de la Historia de la Iglesia. El término de un proceso da sentido a todo el proceso… Jesucristo vuelve pronto. […] La enfermedad mental específica del mundo moderno es pensar que Cristo no vuelve más; o al menos, no pensar que vuelve. En consecuencia, el mundo moderno no entiende lo que le pasa. Dice que el Catolicismo [1] ha fracasado. [El mundo:] Inventa sistemas, a la vez fantásticos y atroces, para salvar a la humanidad. Está a punto de dar a luz una nueva religión… Quiere reconquistar el jardín del Edén con las solas fuerzas humanas [en nota: Quien dudare de esto (de que se está formando ante nuestros ojos una nueva y vasta religión), puede leer las obras de los ingleses Aldous Huxley o Bernard Shaw; o… del P. Teilhard de Chardin… mezcla, a nuestro entender, de buena ciencia, mala filosofía y teología herética sutilmente paliada… que constituye –y ojalá nos equivoquemos en esto– el vasto y completo programa de neocatolicismo profundamente heterodoxo y modernista]. Está lleno de profetas que dicen: “…Éste es el programa para salvar el mundo. La Carta de la Paz… ¡La Una, la Onu, la Onam, la Unesco!”...
   
La herejía de hoy… pareciera explícitamente no negar ningún dogma católico [2], sino falsificarlos todos. Pero, mirándolo bien, niega explícitamente la Segunda Venida de Cristo; y, con ella, su Reyecía [Cristo Rey, Cristo es Rey], su Mesianidad y su Divinidad [Jesucristo es Dios]. Es decir, niega el proceso divino de la Historia… Es ateísmo radical revestido de las formas de la religiosidad. Con retener todo el aparato externo de la fraseología cristiana, falsifica el Catolicismo [3] transformándolo en una adoración del hombre; o sea sentando al hombre en el templo de Dios, como si fuese Dios… Promete al hombre el reino de Dios y el paraíso en la tierra por sus propias fuerzas [humanas]. La adoración de la Ciencia, la esperanza en el Progreso y la desaforada Religión de la Democracia, no son sino idolatría del hombre, o sea, el fondo satánico de todas las herejías, ahora en estado puro…
  
UNA NUEVA RELIGIÓN SE ESTÁ FORMANDO ANTE NUESTROS OJOS. Esto se llamó sucesivamente filosofismo, naturalismo, laicismo, protestantismo liberal, catolicismo liberal, modernismo… Todas esas corrientes confluyen ahora y conspiran a fundirse en una nueva fe universal [que nosotros podemos llamar: Religión del hombre, Religión de la humanidad unificada, Religión de la Onu y de la Unesco, Religión del Nuevo Orden Mundial, Religión del Concilio Vaticano II, Religión de Benedicto y Francisco… Religión del Falso Profeta y del Anticristo como nos dice la Biblia en sus profecías]”.
  
Conclusión
Terminamos (prédica larga; tema importante): Lo contario a todo esto último es Cristo Rey, es afirmar que Cristo es y debe ser Rey, Rey de cada hombre individual, Rey de toda sociedad civil y de todo país, porque Él es Dios. Lo contrario a todo esto último, lo denunciado por el Padre Castellani, es afirmar y confesar nuestra Fe Católica, sin falsificaciones; confesar que Cristo es Rey, confesar que Cristo es Dios, y pedir a Él que seamos capaces de ser testigos, mártires, de ese hecho y de esa Verdad, pedir que Él nos dé la gracia de poder dar la vida –si fuera menester– para afirmar, confesar, y defender, que Cristo es Rey, que Cristo es Dios, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad. ¡Viva Cristo Rey!
   
AVE MARÍA PURÍSIMA
   
NOTAS
[1] Allí decía “cristianismo”, pero el texto es escrito en 1951, donde aún no confundía dicho término con las sectas mal llamadas cristianas de hoy; y, siendo sin duda su significado “catolicismo”, por eso nos permitimos cambiarlo.
[2] Ídem.
[3] Ídem.

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