«Si, por una parte, creemos que un Papa puede agregar a nuestros artículos de fe, así, por la otra sostenemos también que un Papa herético, ipso facto, cesa de ser Papa por razón de su herejía, como he dicho». (CARDENAL JOHN HENRY NEWMAN. Carta al Duque de Norfolk, pág. 377).
viernes, 24 de diciembre de 2021
6 comentarios:
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Con que esas teníamos, Newman
ResponderEliminarBuenos pues de los dos antipapas que han intervenido después de su muerte uno le ha beatificado y otro le ha canonizado .
ResponderEliminarEn nada le quitan a lo que dijo. Igual, ninguna “canonización” modernista tiene validez porque no las hace autoridad legítima y el proceso está viciado.
Eliminarhttps://wwwmileschristi.blogspot.com/2014/01/la-canonizacion-desde-un-punto-de-vista.html
Tres: Prévost lo proclamará “Doctor de la Iglesia”.
Eliminarhttps://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2025/07/31/310725c.html
Para más inri, porque sería otro más que postula el sedevacantismo. Y aun si católicamente no lo es (y quizá no lo sea, pero no nos anticipemos con juicios antes de que Dios, si es conforme a Su sabiduría y voluntad nostiene misericordia y nos da un Papa legítimo –Él sabrá cómo y cuándo, nosotros debemos orar perseverar conservando y transmitiendo lo recibido–), ya con tres doctores sedevacantistas como son San Roberto Belarmino, San Francisco de Sales y San Alfonso María de Ligorio estamos hechos; en cambio los modernistas no tienen ni uno solo que los defienda.
EliminarLo que el Cardenal Newman hizo fué repetir la Doctrina Católica, enseñada constantemente, sobre todo por San Roberto Belarmino y San Francisco de Sales en sus respectivas "Controversias". Además el Código pío-benedictino lo dice claramente: si un clérigo apostata de la Fe pierde el Oficio. Y clérigo va desde los ministros inferiores, pasando por el Diaconado, Presbiterado y Episcopado cuyo Jefe es el Romano Pontífice. De modo que cualquier clérigo que apostata pierde la jurisdicción, sin necesidad de declaración alguna. Esto se aplica en particular y especialísimamente a Jorge Mario Bergoglio.
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