Pablo (nacido Trófimo Nikoláevich) Meletiev nació el 15 de Noviembre de 1880 en la ciudad de Arcángel, al norte de Rusia, hijo de un diácono. Entró en el monasterio ortodoxo ruso de la Transfiguración del Salvador de Solovetski, en las islas del Mar Blanco. Fue ordenado hieromonje (monje sacerdote) en 1910, y a petición del obispo ortodoxo de Arcángel, dirigió las misiones en el Extremo Norte.
Fue en esas misiones, que en 1920 fue detenido en Pinega por las tropas del Ejército Rojo (Meletiev se opuso a los bolcheviques en la Guerra Civil Rusa, y había escrito un tratado sobre ellos). Al año siguiente, el tribunal de la Cheka lo condenó a muerte, pena que le fue conmutada a veinte años de prisión y luego a cinco de aislamiento. Estando en prisión, le obligaron a cavar zanjas, un trabajo forzado que era una tortura en sí mismo (en primavera, el agua fría llegaba hasta las rodillas), y era habitual que los prisioneros muriesen extenuados y los enterraban en las mismas zanjas que ellos cavaban.
Meletiev fue liberado en 1925 y enviado a Moscú, donde predicó como misionero y ayudó a los obispos Joasaf Shishkovsky-Drylevsky y Paulino Kroshechkin. El panorama general de la Ortodoxia rusa era de desolación material y espiritual: muchos templos fueron cerrados y algunos destruidos (la catedral patriarcal de Cristo Salvador en Moscú fue demolida hasta sus cimientos, y el complejo monástico de Solovetski fue convertido en prisión de máxima seguridad), y 121 obispos y más de 11.000 sacerdotes habían muerto durante la persecución de Lenin. Por otra parte, hubo un cisma renovacionista, y los clérigos sobrevivientes que no se fueron al exilio se habían comprometido con el régimen. Fue arrestado nuevamente en 1931 y enviado al exilio en Karagandá (Kazajistán), pero en 1937 fue liberado y pasó a vivir en la clandestinidad hasta la guerra.
En 1941, durante la Campaña Rusa de la Alemania nazi, Meletiev pasó a la Bielorrusia ocupada, donde el 12 de Julio de 1943, fue consagrado obispo de Roslavl y nombrado vicario de la eparquía de Smolensk y Mohilev, y continuó con la predicación y la dedicación de iglesias (cabe señalar que la gruesa mayoría de obispos de la Iglesia Ortodoxa Bielorrusa, si bien se reunieron en torno a la metrópolis de Minsk como “Iglesia Santa Ortodoxa Autocéfala Bielorrusa”, no secundaron el proyecto de autocefalia impuesto por el Comisario General Wilhelm Kube –cofundador de los “Cristianos Alemanes”– y alentado por los nacionalistas bielorrusos).
Después de la derrota alemana, Meletiev y los demás obispos bielorrusos huyeron a Austria pasando por Eslovaquia y Alemania. Él trató de contactarse con los jerarcas de la Iglesia Ortodoxa Rusa fuera de Rusia, pero no le ofrecieron más que un refugio temporal en la despensa de la Iglesia de la Intercesión en Viena. Posteriormente, en Enero de 1946, participó en el congreso de la Metrópolis bielorrusa que buscaba ponerse bajo la jurisdicción de la IORFR mientras estaban en el exilio, donde declaró que las divisiones de la Ortodoxia eran las causantes de su desastrada situación actual, y propuso el diálogo con la Iglesia Católica Romana, por lo que en esta reunión se le acusó de haberse convertido secretamente al catolicismo y se le excluyó de las sesiones hasta que presentase profesión de fe escrita. Pablo abandonó la reunión, además porque temía regresar a la Unión Soviética.
Meletiev se contactó con el obispo católico de Ratisbona (Alemania) Michael Buchberger. Finalmente, él y su hermana la abadesa Serafina se convirtieron al catolicismo en Mayo de 1946. Pablo hizo profesión de fe católica ante el cardenal Eugenio Tisserant, representante del Papa Pío XII el 21 de Septiembre, y fue nombrado obispo titular de Heracleópolis Magna para dirigir el Apostolado ruso en Europa occidental, y pasó a residir en Bélgica, donde trabajó activamente en el Centro Católico Ruso, predicó en la iglesia de la Anunciación de la Santísima Virgen, y colaboró con el padre Iván Kornievski en las publicaciones de la editorial Vida en Dios. En 1950 y 1956 participó en los congresos de clérigos católicos rusos en Roma y Bruselas respectivamente, y en Enero de 1962 volvió a viajar a Roma. Murió el 19 de Mayo de 1962 luego de ser arrollado por un coche cerca a su casa en Bruselas. Aunque trágica, su muerte fue providencial, porque no vio el Vaticano II que oficializaría desde su discurso inaugural la continuada política de apaciguamiento del Vaticano con el comunismo (entonces en la URSS, hoy en China).
***
Un episodio que destacar es que en 1950, Pablo Meletiev dirigió una peregrinación de 500 católicos rusos a Fátima y Roma en el marco del Año Jubilar. En Fatima, sirvió en la iglesia católica rusa de la Asunción de la Virgen (construida por los jesuitas con el apoyo del Ejército Azul de Fátima) y celebró una Divina Liturgia pontifical en la basílica de Nuestra Señora del Rosario, en presencia de miles de fieles.
En esa misma peregrinación llegaron a Roma, donde presenciaron la proclamación del dogma de la Asunción de la Santísima Virgen. Allí, nuestro obispo le entregó una carta a Pío XII, donde él, junto al obispo Alejandro Evreinov y todos los católicos rusos, pedían
«la especial consagración de nuestro país, Rusia, que ha sufrido mucho, a Nuestra Señora la Reina del mundo, es decir, a Su Maternal e Inmaculado Corazón traspasado por la espada… la liberación de nuestro país, seguida por la de todo el mundo, de la terrible esclavitud del bolchevismo, no puede ser obtenida por las fuerzas materiales de las armas y el dinero… la lucha emprendida contra Dios y la Santa Iglesia por los bolcheviques no es conducida por poderes meramente humanos. Estas fuerzas tienen su fuente en el mismo satanás y los espíritus de las tinieblas. El mal es satanás, que ha asumido la apariencia del ateísmo marxista-bolchevique, y la fuerza capaz de vencerlo es nuestra Santa Reina y protectora, la Madre de nuestro Dios… Pero, ¿quién puede hacer esta consagración en nombre de Rusia, que ha sido profanada y esclavizada? Nosotros vemos una única solución, y la expresamos por nuestra humilde solicitud. Pedimos que esta consagración sea hecha por el Vicario de Cristo en la tierra, sucesor del Príncipe de los Apóstoles Pedro, Soberano Pontífice de la Iglesia Universal, el Papa de Roma…».
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Preferiblemente, los comentarios (y sus respuestas) deben guardar relación al contenido del artículo. De otro modo, su publicación dependerá de la pertinencia del contenido. La blasfemia está estrictamente prohibida. La administración del blog se reserva el derecho de publicación (sin que necesariamente signifique adhesión a su contenido), y renuncia expresa e irrevocablemente a TODA responsabilidad (civil, penal, administrativa, canónica, etc.) por comentarios que no sean de su autoría.