Noticias tomadas de distintas fuentes.
1.º POLICÍAS SACAN A FIELES QUE PROTESTABAN CONTRA “MISA LGBT” (Articulo propio).
En la tarde del jueves 3 de agosto, un grupo de diez personas ingresó a la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación de Ameixoeira (Lisboa), protestando con crucifijos en mano y rezando el Santo Rosario, contra la celebración del Novus Ordo por la creación del Centro Arco-Íris en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud, informó Sete Margens.
Elementos de la Policía de Seguridad Pública los sacaron del templo (donde se esperaba la presencia del jesuita estadounidense James Martin –que estuvo el día 2 en la iglesia de San Roque–, pero presidió el exprior provincial dominico fray José Manuel Valente da Silva Nunes OP –“instado” presbítero el 26 de Agosto de 1984 con el rito montini-bugniniano, por tanto, NO ES SACERDOTE CATÓLICO–), y los identificaron posteriormente, acusándolos de «impedimento, perturbación o ultraje a acto de culto», según el artículo 252 del Código Penal de 1982, reformado con el Decreto Ley n.º 48/95.
Rafael da Silva, uno de los manifestantes de la masa, dijo que la protesta era «una iniciativa pacífica», y «no es contra la comunidad “gay”», y agregó: «Individualmente, no tenemos nada contra esta gente. El enemigo es esta ideología y algunos sacerdotes que la defienden contra lo que debe ser la Iglesia Católica y contra lo que es la voluntad de Dios.
Acabado el servicio, fray Nunes dijo de los manifestantes que eran ultraconservadres con «algunas cosas realmente viejas» (como si él fuese ainda muito novinho, teniendo como tiene 66 años –nació el 3 de Septiembre de 1956–), y repitió la frase-consigna-mantra «La Iglesia es de todos, de todos» dicha por Francisco Bergoglio en la inauguración de la JMJ Lisboa. Pero en realidad, y con lo visto, NO LO ES.
Un presbítero austriaco de la comunidad neoconservadora “Hermanos Samaritanos de la Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María” puso la Hostia en la lengua de jóvenes que presumiblemente querían tomarla en la mano en la JMJ.
Uno de ellos era Hendrik Roos, de 27 años, unnestudiante de teología y líder de la “Bund der Deutschen Katholischen Jugend” (Federación de la Juventud Católica Alemana) en Münster. Como resultado, el cabeza de termo Roos denunció al presbítero ante el periódico diocesano de Münster Kirche-und-Leben.de.
El obispón auxiliar de Münster Christoph Hegge llamó entonces la forma correcta de comulgar algo excluido. Durante la covidhisteria, los obispones del Novus Ordo consideraron un súper-dogma la compulsoria “comunión en la mano”.
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