martes, 8 de agosto de 2023

SANTOS CIRIACO, LARGO, ESMARAGDO Y COMPAÑEROS, MÁRTIRES

«¡Muy bien, siervo bueno y fiel!, porque fuiste fiel en lo poco, te constituiré en lo mucho» (San Mateo XXV, 23).
  
   
San Ciriaco era diácono de la Iglesia romana durante el pontificado de San Marcelo. Recibió la corona del martirio en Roma, en la persecución de Diocleciano, el 16 de marzo del año 304.
   
Largo, Esmaragdo y otros veinte cristianos (entre ellos Crescenciano, Sergio, Segundo, Albano, Victoriano, Faustino, Félix, Silvano, Memmia, Juliana, Ciriáides y Donata) padecieron juntos. Sus cuerpos fueron inhumados, primero, cerca del lugar de su ejecución, sobre la vía Salaria, por el presbítero Juan. Poco después fueron trasladados junto a una granja perteneciente a la piadosa Lucina, en la vía Ostiense, el 8 de agosto.
    
MEDITACIÓN SOBRE LO QUE SE DICE
I. Haz servir todas tus palabras a la gloria de Dios. Nunca hables de ti sin necesidad, ni para bien ni para mal. Hablar mal de sí es con mucha frecuencia falsa humildad: te censuras a fin de que los demás te alaben. Tampoco publiques tus virtudes; deja a Dios el cuidado de manifestarlas: lo hará cuando lo juzgue necesario para su gloria y para tu bien. «Que los otros te alaben, pero tú no hagas tu propio elogio» (Proverbios).
   
II. Nunca hables mal de tu prójimo, no vituperes ni condenes a nadie; habla favorablemente de todo el mundo. El maldiciente condena las acciones aun más santas; el cristiano caritativo excusa las acciones que parecen malas, y habla bien de aquellos a quienes los otros condenan. ¿Por qué fijarte en lo que hay de vicioso en una persona? ¿Para desacreditarla? ¿Quisieras tú que se te tratase de manera tan baja?
   
III. Ten cuidado, sin embargo, de no caer en el defecto opuesto: no seas complaciente con el vicio, no alabes las malas acciones. Si careces de la autoridad suficiente como para reprenderlas sin ambages, condénalas con tu silencio. Evita la adulación y la baja complacencia. Ama la verdad, y jamás te apartes de ella. Para seguir estos consejos, habla poco, pesa todas tus palabras. Piensa que tu lengua es la causa de la mayoría de tus pecados, y que «si no la gobiernas sabiamente -como dice el Apóstol Santiago- no tendrás piedad ni religión».

La circunspección en nuestras palabras. Orad por la Iglesia.
    
ORACIÓN
Oh Dios, que todos los años nos proporcionáis un nuevo motivo de gozo con la fiesta de vuestros mártires Santos Ciriaco, Largo y Esmaragdo, haced, por vuestra bondad, que honrando su nacimiento al cielo, imitemos el valor de que dieron prueba en sus sufrimientos. Por J. C. N. S. Amén.

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