martes, 10 de agosto de 2021

RIFAN DEFENDIENDO Traditiónis Occisóres (Como si no lo fuera a perjudicar también)

Noticia tomada de GLORIA NEWS. Comentario propio.
    
   
El obispón Fernando Arêas Rifan (ordenado sacerdote el 8 de Diciembre de 1974 por Mons. Antonio de Castro-Mayer con el Rito Romano tradicional, pero “instalado” obispo por el cardenal Darío Castrillón Hoyos, entonces prefecto de la Congregación para el Clero y presidente de la Pontificia Comisión “Ecclésia Dei” –este a su vez lo fue con el inválido rito montini-bugniniano–), jefe de la Administración Apostólica Personal “San Juan María Vianney” de Campos (Brasil), comentó en su homilía de la fiesta de la Virgen del Carmen sobre el bergogliano Traditiónis custódes.
    
Él dijo que respondió a la nunca publicada consulta sobre el “Rito Romano” de Francisco Bergoglio, que “no había problemas” en su jurisdicción (de la cual dice que no será afectada por el nuevo Motu).
    
Con todo, Rifan identificó dos presuntos “enemigos” de la Misa Romana. Su primer “enemigo” son los conformistas progresistas que odian la Misa Romana porque expresa la doctrina Católica del Sacrificio de la Misa definida por el Concilio de Trento.
    
A fin de ponerse oportunistamente en el “medio”, inventó un “segundo enemigo”, al cual llamó “tradicionalistas radicales” e insultó como “tercos” [=determinados] y “bravucones” [=convencidos]. Él insinuó que este enemigo imaginario “usa la Misa en orden a criticar el Vaticano II, al obispo local y a toda la Iglesia”, como si tales críticas no fueran legítimas.
    
«Todos saben que hay radicales en la internet, y esto también hace daño a la Misa en la forma antigua, porque ellos acaban usándola para crear problemas en la Iglesia». Rifan no explicó cómo Francisco Bergoglio soluciona este “problema” prohibiendo el Rito Romano.

Él mencionó un encuentro con Francisco Bergoglio en Roma. En un congreso sobre ‘Summorum pontificum’ este dijo: «Solo estoy en contra de explotar la Misa en la forma antigua, cuando ellos la usan para atacar a la Iglesia, al Papa y al Concilio». Rifan corrió a hacerle eco a Francisco Bergoglio: «Y yo también. Por eso estoy aquí: para darle la dirección correcta. Tenemos la Misa en su forma antigua como una de las riquezas, como nuestra profesión de fe en los dogmas eucarísticos, pero no para luchar contra el Papa, el Concilio o lo que sea».
   
Para Rifan, Traditiónis custódes no abole sino que solo “regula” la Misa Romana. Él presenta la teoría descabellada que afecta solamente a aquellos que “estaban errados” y tendrán que buscar ahora permisos de los obispos. Así condenó a TODOS los sacerdotes de todo el mundo, porque TC los afecta a todos.

El 31 de Octubre de 2017, Rifan dijo a los laicos que no esperaran a los pastores para hablar y protestar, exactamente lo que está sucediendo ahora con TC.
   
COMENTARIO: Rifan (que es un obispo ilícito) ha sido cercano a Francisco Bergoglio, al que visitó en el Vaticano y concelebró con él el Novus Ordo Missæ. Mas no fue la primera vez que él visita el Vaticano, o que concelebra en ese rito: lo hizo en la basílica modernista de Aparecida el 28 de Septiembre de 2004 (que él atentó disminuir como una “simple participación” en cuanto “concelebración ritual”, atreviéndose en el proceso a enlodar a los difuntos Antonio de Castro-Mayer y Marcel Lefebvre), en Río de Janeiro el 28 de Mayo de 2011 con el arzobispón Dom Orani João de Oliveira Tempesta O.Cist. motivo de la inauguración de una capilla de Nuestra Señora de Fátima, y la más reciente, el 6 de Agosto de 2021 en la catedral del Santísimo Salvador de la Diócesis de Campos con el ordinario modernista Roberto Francisco Ferrería Paz. No podía ser distinto, si como su antecesor el traidor Licínio Rangel (consagrado el 28 de Julio de 1991 por Mons. Bernard Tissier de Mallerais FSSPX), Rifan reconoce y defiende el Vaticano II, sus antipapas y el Novus Ordo Missæ como contraprestación por la Administración personal. Aunque Rifan debe ir preocupándose por la sucesión en su apostolado espurio (él tiene 70 años, y la ley conciliar solo permite que sus presbíteros y obispones gobiernen hasta los 75).

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