jueves, 26 de agosto de 2021

NUESTRA SEÑORA DE CZĘSTOCHÓWA

  
La historia de la Virgen de Częstochowa (en polaco: Matka Boska Częstochowska, en latín Imágo thaumatúrga Beátæ Vírginis Maríæ Immaculátæ Concéptæ in Claro Monte, en eslavo eclesiástico: Ченстоховская икона Божией Матери) básicamente puede unirse a la historia de Polonia.
   
Según una tradición, después de la crucifixión de Jesús, cuando la Virgen María se trasladó a la casa de San Juan, llevó consigo una mesa hecha por el Señor en el taller de San José. Se cuenta que, cuando las mujeres piadosas de Jerusalén le pidieron a San Lucas que hiciese una pintura de la Madre de Dios; fue la parte superior de esta mesa la que el Apóstol utilizó para pintar la imagen. Mientras aplicaba los broches y la pintura, San Lucas escuchaba con atención como la Madre de Jesús hablaba de la vida de su Hijo, lo que fue utilizado luego para escribir su Evangelio.
   
Cuando los Sarracenos invadieron la ciudad, los senadores y ciudadanos cargaron la preciada imagen en procesión por las calles. Los Sarracenos se llenaron de pánico y huyeron en consternación. Más tarde, durante el terrible reinado del Emperador León Isáurico, quien rechazaba las sagraas imágenes y había destruido muchas a fuego, la imagen fue salvada por su esposa, la Emperatriz Irene, quien demostró una gran astucia al esconder la imagen de la Virgen en el palacio del Emperador, lugar donde los enemigos de Nuestra Señora nunca pensarían en buscarla.
   
La imagen permaneció en Constantinopla por quinientos años, hasta que se convirtió en objeto de varios dotes y así fue, eventualmente, a parar en Rusia y la región rusa que más tarde se convirtió en la actual Polonia. Después de que la imagen vino a formar parte de las posesiones del príncipe polaco, San Ladislao, fue instalada en un lugar especial de su palacio en Belz. Poco tiempo después, cuando el castillo fue asediado por los Tártaros, una flecha enemiga penetró en la Capilla por una ventana hasta el icono, causando un rasguño en la garganta de la Virgen María. La lesión permanece hasta el día de hoy, a pesar de los muchos intentos hechos a través de los años para repararla.

Las crónicas narran que San Ladislao se determinó a salvaguardar la imagen de las subsecuentes invasiones de los Tártaros trasladándola a Opala, su ciudad natal, donde estaría más segura. Este viaje lo llevó hasta Częstochowa, lugar donde decidió pasar la noche. Durante esta breve pausa de su viaje, la imagen fue trasladada a Jasna Góra (que significa “colina luminosa”). Ahí fue colocada en una pequeña Iglesia de madera llamada La Asunción. A la mañana siguiente, después de haber colocado la imagen con sumo cuidado en su vagón correspondiente, los caballos se rehusaban a moverse. Aceptando esto como una señal del cielo de que la imagen había de permanecer en Częstochowa, San Ladislao hizo regresar la imagen solemnemente, a la Iglesia de la Asunción. Esto ocurrió el día 26 de agosto de 1382, día que aún se observa como fiesta de la imagen de Nuestra Señora. Dado que fue el deseo de San Ladislao que la imagen fuese custodiada por los más santos varones, ordenó la construcción de una Iglesia y monasterio de los Padres Paulinos, quienes devotamente se han encargado de su cuidado por los últimos seis siglos.
   
Habiendo escapado de la furia del Emperador León Isáurico, y el daño causado por la flecha de los tártaros en la garganta de la Virgen María, la imagen fue puesta en peligro por los husitas, quienes abrazaron herejías extravagantes contra la Iglesia. Estos últimos invadieron el monasterio de los Padres Paulinos el 16 de abril de 1430 y saquearon el suntuoso santuario después de asediarlo y matar a sus habitantes. Entre los objetos robados estaba la imagen de Nuestra Señora. Después de haberla colocado en el vagón, los husitas avanzaron tan sólo una corta distancia antes de que los caballos se rehusaran a caminar. Recordando que un incidente similar había ocurrido a San Ladislao hacía unos cincuenta años atrás, y dándose cuenta de que la imagen había sido la causa, los herejes arrojaron la imagen al suelo. Ésta se quebró en tres pedazos. Uno de los ladrones sacó su espada, golpeó la imagen y le causó dos cortaduras profundas. Cuando se preparaba para golpearla por tercera vez, cayó al suelo y se retorció en agonía, hasta que murió. Las dos cortaduras en la mejilla de la Virgen, junto con el daño causado anteriormente por la lanza en su garganta, han reaparecido siempre a pesar de los repetidos intentos de restauración.

La imagen estuvo nuevamente en peligro en el año 1655. En aquel entonces, 12.000 suecos se enfrentaron a los 300 hombres que protegían el santuario. Aunque grandemente superados en número, los protectores de la Virgen lograron un gran éxito derrotando a los enemigos. Al año siguiente, la Virgen María fue aclamada como Reina de Polonia.
   
Sin embargo, hoy los científicos se inclinan a aceptar una de las dos teorías del origen de la imagen, del tipo Hodegetria (la que indica el camino) y de 1.22 por 0.82 metros. La primera señala que la imagen fue hecha en Bizancio entre el siglo VI y VII o en Rus en el siglo IX. La segunda indica que fue pintada entre el siglo XIII y XIV en Italia. En todo caso, como contara Petrus Risinius en su obra de 1523 História pulchra et stupéndis miráculis reférta Imáginis glorióssæ Vírginis Maríæ, quomódo et unde in Clarum montem Czestochóvie et Olstin advenérit, los restauradores de la imagen en la Edad Media, no familiarizados con el estilo encáustico, dañaron la imagen por lo que hubo que repintarla con témpera en la tabla recubierta de yeso.
  
Cercano a nuestros tiempos, el día 14 de septiembre de 1920, cuando el ejército ruso se estableció en el Río Vístula y se preparaba para invadir la ciudad de Varsovia, el pueblo recurrió a la Virgen María. Al día siguiente, fiesta de Nuestra Señora de los Dolores, el ejército ruso se retiró después que la imagen de la Virgen apareció en una nube sobre la ciudad. En la historia de Polonia, ésta victoria es conocida como El Milagro de Vístula.
      
Al inicio de la Segunda Guerra Mundial, los alemanes invadieron y capturaron Polonia. Después de haberse tomado la ciudad de Varsovia, una de las órdenes de Hitler fue la de suspender y cancelar todas las peregrinaciones ya que estas fortalecían al pueblo polaco. En demostración al amor por Nuestra Señora y la confianza en su protección, medio millón de polacos secretamente viajaron hasta el santuario en contra de las órdenes de Hitler. Después de la liberación de la ciudad en el año 1945, un millón y medio de personas expresaron su gratitud a Nuestra Señora rezando frente a su imagen milagrosa.
   
Veintiocho años después del primer intento del ejército ruso por capturar la ciudad, lograron esclavizar al país completo a partir del año 1948, por culpa de las cesiones de las potencias occidentales en Yalta. Sin embargo, durante ese año, más de 800.000 personas valientes peregrinaron al santuario durante la fiesta de la Asunción, una de las tres fiestas de la imagen, aunque pasaron bajo la mirada de los soldados comunistas que rutinariamente patrullaban las calles. Hoy día, el pueblo continúa rindiendo honores a la venerada imagen de Nuestra Señora y el Niño, especialmente el día 26 de agosto, día que ha sido reservado para su celebración desde tiempos del Príncipe Ladislao.
   
Los milagros atribuidos a la intercesión de Nuestra Señora de Częstochowa son numerosos y espectaculares. La documentación de estos milagros y curaciones se encuentra preservada en los archivos de los Padres Paulinos en Jasna Gora. La imagen milagrosa fue reconocida oficialmente por el Papa Clemente XI en el año 1717. La corona dada por el Papa y fue utilizada durante la primera coronación oficial de la imagen en ceremonia realizada el 8 de septiembre de ese año por el obispo Krzysztof Andrzej Jan Szembek, pero este símbolo del reinado de Nuestra Señora fue robado en la noche del 22-23 de mayo de 1909. La corona fue reemplazada por una de oro incrustada con joyas, regalada por el Papa San Pío X a petición del obispo polaco Stanisław Zdzitowiecki, y que aprobó la fiesta de la Virgen de Częstochowa mediante decreto del 13 de abril de 1904 inicialmente para la ciudad de Częstochowa y la diócesis de Włokławek.
   
Juan II Casmiro Vasa, Rey de Polonia y Lituania, quien peregrinó allá en el año 1656, en agradecimiento por haberse librado milagrosamente de la invasión protestante de Suecia en la II Guerra del Norte. Después de haber colocado su corona a los pies del altar de la Virgen, prometió, “Yo, Juan Casmiro, Rey de Polonia, os tomo a Vos como Reina y Patrona de mi reino; coloco a mi pueblo y a mi ejército bajo vuestra protección…”. El 3 de Mayo, día en que se hizo este voto, fue designado por el Papa Pío XI con la fiesta de María bajo el titulo de “Reina de Polonia”. En 1683, después de haber pasado por Częstochowa, el intrépido rey Juan III Sobieski fue a liberar a Viena asediada por los turcos musulmanes y salvar así la Cristiandad. A su regreso, dejó en el santuario de la Patrona de su país muchos trofeos conquistados al enemigo.

En la capilla del Palacio Apostólico de Castelgandolfo se halla una réplica de la Virgen de Częstochowa que fue obsequiada a Pío XI (que había peregrinado a su santuario en 1918) por los obispos polacos. En 1931, Pío XI fijó la fiesta para el 26 de Agosto (hasta entonces, se celebraba el último domingo de agosto), y su sucesor Pío XII extendió la fiesta a toda Polonia el 26 de octubre de 1956.
   
La Virgen de Częstochowa, herida en el cuello y en su rostro por sus enemigos, es una elocuente invitación a entregar nuestras vidas para reparar por tantas injurias que se siguen cometiendo contra nuestra Madre Amadísima.
   
ORACIÓN (De la Misa propia para Polonia)
Omnipotente y misericordioso Dios, que admirablemente constituiste a la Bienaventurada Virgen Santa María como auxilio perpetuo para la defensa del pueblo polaco, e hiciste insigne su sagrada imagen claromontana para la solemne veneración de los fieles: concédenos propicio que, luchando en la vida armados con tal amparo, lleguemos a conseguir la victoria sobre el enemigo malo en la hora de la muerte. Por J. C. N. S. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Preferiblemente, los comentarios (y sus respuestas) deben guardar relación al contenido del artículo. De otro modo, su publicación dependerá de la pertinencia del contenido. La blasfemia está estrictamente prohibida. La administración del blog se reserva el derecho de publicación (sin que necesariamente signifique adhesión a su contenido), y renuncia expresa e irrevocablemente a TODA responsabilidad (civil, penal, administrativa, canónica, etc.) por comentarios que no sean de su autoría.