Dirigiéndose a los seminaristas y presbíteros estudiando en Roma el 24 de Octubre en el Salón de Audiencias Pablo VI, Francisco Bergoglio dijo por sí mismo, sin que nada disparase el tema, que la pornografía en Internet es un vicio que «tiene tanta gente, tantos laicos, tantas laicas, e incluso, sacerdotes y religiosas».
A la pregunta de uno de los asistentes, que trataba sencillamente sobre cómo los sacerdotes pueden compartir su “alegría cristiana” sin parecer demasiado expuestos o arrogantes, Bergoglio respondió con lo que no quería decir, mientras insistió en que [personalmente] no utiliza dispositivos de Internet: «No voy a decir: “Levante la mano quien haya tenido al menos una experiencia con esto [= porno]”, no voy a decir eso».
Enfatizando que estaba «no sólo hablando de pornografía criminal» (por cuya posesión, para mencionar dos casos, el presbítero alemán Ulrich Pliesch de 58 años fue condenado a dos años de prisión condicional y su causa canónica será presentada en Roma por la diócesis de Osnabrück, y el presbítero Samuel Jackson de la Fraternidad Sacerdotal San Pedro está enfrentando otro cargo adicional en el estado de Kansas sumado a la violación de las condiciones para su libertad condicional), sino de «la pornografía “normal”», añadió: «Te estoy diciendo: debilita el alma». Y «el diablo viene de allí: debilita el corazón sacerdotal».
En San Mateo XII, 34 y San Lucas VI, 45, Cristo dice que «de lo que abunda en el corazón, habla la boca». Aparte, la cuenta oficial en inglés de Instagram de Bergoglio (@Franciscus) ha sido noticia por darle corazón (“me gusta”) al menos en dos ocasiones a sendas fotografías sugestivas de modelos para adultos.
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